
El transporte en el Perú atraviesa una crisis estructural que combina antigüedad vehicular, alta dependencia de combustibles importados, congestión y baja satisfacción ciudadana. Así lo advirtió Erick García, especialista en políticas energéticas y presidente del Comité Constitutivo de Transporte Sostenible 2025, quien remarcó que el país está desaprovechando recursos clave como el gas natural y la electricidad, mientras mantiene un parque automotor altamente contaminante.
De acuerdo con García, la antigüedad y el tipo de combustible del parque automotor son factores centrales de la problemática. “En el Perú, el 16% de los vehículos tienen más de 15 años y el 80% usa diésel, un producto que no producimos localmente y que, por tanto, nos hace depender de la importación”, señaló.
Este escenario no solo incrementa la contaminación y las emisiones de gases tóxicos, sino que también genera vulnerabilidad frente a la volatilidad de los precios internacionales de los hidrocarburos. Cada alza en el mercado externo repercute directamente en los costos internos de transporte, afectando tanto a usuarios como a empresas.
Un sistema de transporte que no satisface a los ciudadanos
El problema trasciende lo energético y se refleja en la experiencia cotidiana de millones de peruanos. Según cifras expuestas por García, apenas el 7% de la población está satisfecha con el sistema de transporte, mientras que el 93% restante lo considera deficiente.
En Lima, la situación es crítica: más del 90% de los ciudadanos invierte al menos 90 minutos para desplazarse de su hogar a su centro de trabajo, un tiempo excesivo si se compara con otras capitales de la región. A esto se suman la congestión, la informalidad, la falta de planificación urbana y una infraestructura vial precaria, pues el 50% de la red nacional se encuentra en mal estado. El Perú ocupa, además, el puesto 141 a nivel mundial en calidad vial.
Gas natural: oportunidad desaprovechada
El especialista insistió en que el Perú cuenta con recursos que podrían transformar el panorama del transporte, siendo el gas natural el más relevante. “El gas natural y la electricidad son energéticos ecoamigables que tenemos en abundancia, pero son los que menos oferta tienen”, cuestionó García.
Una de las principales barreras es la regulación excesiva, que dificulta la masificación del gas natural vehicular. “Los usuarios muchas veces prefieren seguir con GLP o gasolina porque consideran que el gas natural es demasiado complicado de habilitar”, explicó.
A diferencia de otros combustibles, el gas natural no depende de importaciones y representa una alternativa económicamente más accesible y ambientalmente más limpia. Para García, debería convertirse en el eslabón central de la transición energética progresiva y responsable que el país necesita.
Transición energética: un reto inaplazable
El especialista recordó que el Perú tiene compromisos internacionales en materia de sostenibilidad y que avanzar hacia un transporte limpio no es solo una opción, sino una obligación. “Dentro del abanico de tecnologías, el gas natural y los híbridos-eléctricos son parte de la ecuación. Tenemos muchas alternativas disponibles, pero necesitamos ponerlas al servicio del sector transporte”, señaló.
Sobre la electromovilidad, García apuntó que el país aún se encuentra en una etapa incipiente, mientras que naciones como Noruega iniciaron su proceso de electrificación en la década de los noventa. “En el Perú recién hemos empezado, pero lo más importante es articular los esfuerzos entre los distintos sectores. Esa es la única forma de conseguir un transporte sostenible”, concluyó.
La combinación de vehículos obsoletos, dependencia de combustibles importados, infraestructura deteriorada y falta de políticas efectivas coloca al transporte peruano en una situación crítica. La apuesta por el gas natural y la integración de nuevas tecnologías limpias surgen como rutas obligatorias para revertir un sistema que, a juicio de los expertos, resulta cada vez más insostenible para el país y para los ciudadanos.