La nueva normativa británica reconoce a los crustáceos como seres sintientes y prohíbe prácticas tradicionales consideradas crueles, obligando a la industria gastronómica a adoptar métodos de sacrificio más humanitarios y alineados con estándares internacionales de bienestar animal.

El Reino Unido refuerza su legislación de bienestar animal al prohibir hervir langostas vivas, extender la protección legal a crustáceos y cefalópodos, y exigir cambios en los protocolos de la industria alimentaria.
El Reino Unido refuerza su legislación de bienestar animal al prohibir hervir langostas vivas, extender la protección legal a crustáceos y cefalópodos, y exigir cambios en los protocolos de la industria alimentaria.

Por Stakeholders

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El Reino Unido dio un paso histórico en materia de bienestar animal al prohibir oficialmente la práctica de hervir langostas vivas, tras reconocer evidencia científica que demuestra que estos animales pueden experimentar dolor y sufrimiento. La reforma endurece las normas que regulan a la industria alimentaria y gastronómica, y marca un cambio de paradigma en el trato a la fauna marina.

La medida, impulsada por el Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (Defra), amplía el alcance de la Ley de Bienestar Animal de 2022 para incluir a crustáceos decápodos y moluscos cefalópodos, obligando a adoptar métodos de sacrificio más humanitarios y alineando al país con estándares éticos ya vigentes en otras naciones.

Reino Unido veta hervir langostas vivas y actualiza su ley de bienestar animal

Desde el Gobierno, el objetivo es cerrar vacíos regulatorios en sectores donde los protocolos actuales resultaban insuficientes. Emma Reynolds, secretaria de Medio Ambiente, explicó que la reforma busca implementar reglas más rigurosas en toda la cadena productiva, no solo en restaurantes.

La normativa también contempla una supervisión más estricta sobre la cría, el transporte y la comercialización de distintas especies, incluidas aquellas destinadas al comercio como mascotas, para garantizar el cumplimiento efectivo de la ley.

La prohibición de hervir langostas vivas ha generado reacciones divididas. Organizaciones defensoras de los derechos animales celebraron la decisión como un avance ético y un reconocimiento tardío de la sensibilidad de estas especies. Desde su perspectiva, el cambio marca un precedente importante en la forma en que se concibe el bienestar animal dentro de la cadena alimentaria.

En contraste, representantes del sector marisquero y restaurador expresaron preocupación por el impacto económico de la medida.

Algunos cuestionan la viabilidad técnica y los costos asociados a la implementación de métodos alternativos, como los sistemas de aturdimiento eléctrico recomendados por las autoridades para reemplazar la cocción en vivo.

Pese a las críticas, el Gobierno británico sostiene que la reforma es necesaria para adaptar la legislación a los avances científicos y a las expectativas éticas de la sociedad.

Con esta decisión, el Reino Unido busca consolidarse como un referente internacional en bienestar animal y enviar una señal clara sobre la necesidad de evolucionar hacia prácticas alimentarias más responsables y humanitarias.

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