
En un mundo en el que el turismo enfrenta cuestionamientos sobre su impacto ambiental y social, Aruba ha decidido dar un paso al frente. La isla caribeña, conocida internacionalmente como la “Isla Feliz”, viene reconfigurando la manera en que recibe a sus visitantes, planteando un modelo en el que el disfrute y la sostenibilidad no son conceptos opuestos, sino complementarios.
Desde hace más de un año, la Autoridad de Turismo de Aruba impulsa la ‘Promesa Aruba‘ (Aruba Promise), una iniciativa que busca comprometer tanto a turistas como a la comunidad local con prácticas responsables que aseguren la preservación de su entorno natural y cultural.
“Estamos transformando la forma de hacer turismo y eso empieza por pensar en nuestra gente, en el local y en la isla misma”, señala Iván Calderón Cruz, Sales & Marketing Manager Latin America de la Aruba Tourism Authority.
Promesa Aruba, un compromiso latente
La Promesa Aruba funciona como un pacto simbólico que cada visitante suscribe con la isla. Este consiste en cuidar las playas, respetar la fauna marina, reducir el uso de plásticos y apoyar la economía local. Se trata de un cambio de mentalidad que busca que los turistas se sientan huéspedes en un hogar ajeno, más que simples consumidores de experiencias.
Entre las recomendaciones destacan evitar tocar corales, no sacar estrellas de mar del agua, abstenerse de alimentar tortugas o aves, y utilizar únicamente protectores solares libres de oxibenzona para proteger los arrecifes. También se invita a llevar botellas reutilizables, reducir los desechos y respetar áreas protegidas como el Parque Nacional Arikok, que cubre el 25% de la isla.
“La Promesa Aruba no es una campaña de marketing pasajera. Queremos que los visitantes entiendan que cuidar la isla es un compromiso real y de largo plazo”, enfatiza Calderón.

Un turismo de alto valor y bajo impacto
Aruba ha optado por un modelo turístico enfocado en cuatro pilares:
- Calidad de vida de los residentes.
- Calidad de la experiencia del visitante.
- Protección y conservación de la naturaleza.
- Contribución a la economía local.
Este enfoque busca demostrar que es posible recibir un flujo turístico significativo, Aruba recibe alrededor de 10 veces más visitantes que su población sin sacrificar los recursos naturales que sostienen a la isla.
De hecho, las playas limpias y libres de contaminación se han convertido en un factor pedagógico en sí mismas: “Cuando un visitante llega y ve un entorno cuidado, siente que no debe ensuciarlo. Ese cambio de mentalidad es parte del impacto que ya hemos logrado con la Promesa”, explica Calderón.
Regulaciones que marcan la diferencia
La apuesta de Aruba por un turismo responsable se ha materializado también en políticas concretas. Desde 2020, el país prohibió el uso de protectores solares con oxibenzona, una sustancia nociva para los corales. Asimismo, los plásticos de un solo uso fueron restringidos, fomentando el uso de botellas y bolsas reutilizables.
En paralelo, el gobierno promueve un mayor uso de energías renovables. Hoy cerca del 20% de la energía de la isla proviene de fuentes limpias, gracias a proyectos como el parque eólico Vader Piet, que aporta el 17% de la electricidad, y un parque solar en el aeropuerto Reina Beatrix.
Estas acciones, combinadas con campañas educativas dirigidas tanto a locales como a turistas, buscan consolidar una cultura de sostenibilidad que trascienda las regulaciones.
El reto de la concientización
Para Calderón, el mayor desafío no está en la normativa, sino en la mentalidad. “Dependemos en un 80% del turismo para nuestro Producto Interno Bruto. El reto principal es transformar la cultura de nuestros visitantes y de nuestra propia gente hacia un turismo responsable”, precisa.
Las campañas educativas han sido fundamentales para este cambio. A través de mensajes claros, se explica a los visitantes por qué no deben alimentar a los animales, arrancar manglares o alterar el hábitat de especies locales. El objetivo es que ellos mismos se conviertan en agentes activos de preservación.
El ejemplo más visible es el Parque Nacional Arikok. Allí, las restricciones de acceso y las recomendaciones de bajo impacto —como preferir caminatas o bicicletas en lugar de vehículos todo terreno— no buscan limitar la experiencia del viajero, sino asegurar que ésta se mantenga en el tiempo.

Más allá del “greenwashing”
Uno de los riesgos más frecuentes en la industria es el greenwashing, es decir, usar la sostenibilidad como eslogan sin una práctica real detrás. En Aruba, asegura Calderón, se busca lo contrario, que los turistas perciban la coherencia entre el discurso y la realidad.
“Es muy fácil salir y decir que uno es responsable. Lo importante es que llegues a la isla y compruebes que realmente lo somos. Queremos alejarnos de campañas superficiales y mostrar que la sostenibilidad está en la práctica cotidiana”, afirma.
Este enfoque se refleja en detalles como la invitación a consumir productos locales, desde cosméticos de aloe vera hasta salsas de papaya, o en las medidas de eficiencia energética adoptadas por muchos hoteles, algunos en proceso de certificación internacional bajo estándares como EarthCheck.
Una mirada al futuro
El horizonte de Aruba está trazado con metas ambiciosas. Para el 2030, la isla busca posicionarse como un destino 100% enfocado en el turismo responsable. No se trata solo de proteger playas y arrecifes, sino de garantizar que la comunidad local se beneficie de un modelo que equilibre crecimiento económico, conservación ambiental y bienestar social.
“Hoy hablamos de pequeñas acciones, pero todas están encaminadas a un propósito mayor: que nuestras futuras generaciones también disfruten de esta isla feliz. Queremos ser abanderados en turismo responsable en la región”, proyecta Calderón.
La experiencia de Aruba recuerda que la sostenibilidad no depende únicamente de los gobiernos o de las autoridades turísticas. Es un ejercicio compartido en el que cada visitante tiene un papel activo. La Promesa Aruba es, en esencia, un llamado a la responsabilidad colectiva: lo que se protege hoy, será lo que disfruten las generaciones futuras.