¿Qué lugar ocupa el reciclaje dentro de la economía circular? Se suele, a veces, asumir que es lo mismo.
El reciclaje es una de las estrategias útiles e importantes para la economía circular. Sin embargo, a veces se confunde el concepto de economía de reciclaje con economía circular. La primera es una estrategia de recuperación del valor no de muy alta calidad. La segunda es diferente porque no próspera con los residuos. Es un poco la crítica hacia la economía de reciclaje, ya que sí o sí los necesita. En cambio, la economía circular pretende eliminarlos.
¿Cuál es su consideración acerca de la implementación de la circularidad en las organizaciones de Latinoamérica?
La economía circular implementada en Estados Unidos o Europa no se relaciona imperiosamente con la desarrollada en Perú o la región. No se trata de que no se pueda llevar a cabo lo mismo, sino de que las necesidades son distintas. En mi experiencia en Latinoamérica, existe aquí un mayor cuidado con respecto al valor que pierden los recursos. Hemos acompañado a algunas empresas en Perú y, curiosamente, ya venían incorporando economía circular porque les era indispensable.
¿Cómo es el panorama para Europa en economía circular?
En Europa, la diferencia radica en que existe una cadena de valor muy fragmentada. Por lo tanto, cada pequeña o mediana empresa representa un pequeño eslabón de esa cadena. Mientras tanto, en Latinoamérica, las compañías suelen acaparar más actividades, lo que les permite, desde mi perspectiva, ser más circulares en muchos ámbitos.
¿Qué factores vienen siendo un aliciente para la incorporación de este enfoque circular?
Hay que reconocer que cuando el ahorro de recursos se condice con un menor impacto ambiental todos buscan incorporar la economía circular. Es decir, al consumir menos materiales existe también un menor gasto financiero. Caso contrario, se debe innovar cuando la mejora ambiental no me reporta directamente una económica. En esa línea, cómo funcionan las actividades económicas en ciertos países ayuda mucho a la economía circular, especialmente si se generan ahorros directamente.
En el modelo europeo, habría que intervenir en el consumo, el cual es exagerado. Es decir, las personas en varios países compran más de lo que deberían. Hay que trabajar más en lo aspiracional. En otros países hay que hacerlo desde la parte de logística e infraestructura.
¿De qué manera las organizaciones pueden iniciar su camino hacia la circularidad de sus operaciones?
La economía circular no es un recurso que se puede comprar en Amazon. Se desarrolla a partir de la transformación interna del equipo. Tenemos que concientizar a todas las personas para que empiecen a tener una mirada distinta al desaprovechamiento. Cuando ejecutamos capacitaciones, nos damos cuenta de que una vez que has “inoculado” este concepto, ellas empiezan a tener la visión de que todo se puede valorar, así como que todo desperdicio genera impactos ambientales. Así se crea un entorno más favorable para su implementación.
¿En qué ámbitos de las organizaciones la economía circular está teniendo un impulso?
Hay varios aspectos. Uno es la gestión del agua, que sin duda es un tema fundamental porque es un recurso esencial. En nuestro trabajo con empresas peruanas, por ejemplo, la depuración de aguas residuales representaba reducción de costos. Pensemos en que el agua será uno de los grandes activos del futuro, así que toda la inversión posible para volverla a usar en el ciclo productivo es fundamental.
“Tenemos que concientizar a todas las personas para que empiecen a tener una mirada distinta al desaprovechamiento”.
¿Ha acelerado el tema también las exigencias que provienen de mercados internacionales?
Sí, definitivamente han sido cruciales las exportaciones. En Medio Oriente, al norte de África, productores de textiles ofertan sus productos a Europa. Para ellos está claro que se requieren ciertos estándares. Sucede lo mismo con la producción hortícola o de alimentos. Entonces la presión europea ha ayudado a que los proveedores se tengan que alinear. En este sentido, la regulación llega a ser fundamental en ciertos ámbitos.
¿Qué tan importante es contar con un marco regulatorio en los países?
La regulación es importante. No obstante, se debe generar claridad en cuanto a lo que se espera. En Ecuador, un comerciante de la industria del plástico me comentó que estaba dispuesto a adaptarse a los cambios de la regulación, pero necesitaba claridad. Si iba a invertir en maquinarias nuevas, requería tener la seguridad de que ese era el camino correcto hacia una sostenibilidad ambiental y económica.
¿Qué deben tomar en cuenta las entidades encargadas de reglamentar?
Considero que las instituciones deben establecer ciertos objetivos bajo un plazo razonable. Por ejemplo, ir eliminando los plásticos desechables en un margen de cinco a siete años. Es decir, un tiempo para que el mercado se vaya adaptando, aunque es más fácil si ya se tienen los objetivos claros. No consiste en improvisar.
¿Cuál es la trayectoria que tienen con la metodología Ecocanvas para adoptar la economía circular?
Está metodología la desarrollamos desde el 2012. Tiene más de 10 años y ha ido evolucionando mucho en su trayecto. Es visual y ágil, ya que permite pasar de un estado de producción lineal a uno más avanzado, donde figura un proceso más circular y sostenible. Se hace un recorrido en cuatro etapas y se ayuda a identificar a empresas, instituciones y emprendedores cuáles son los retos principales que deben de solucionar.
Además, se realiza un análisis de la cadena de valor de manera cualitativa. Se detectan oportunidades de transformación. Se generan ideas y prototipos, y finalmente se escoge el de mayor valor, seguido de un proceso de validación. Los resultados han sido la verdad muy interesante en estos años.
¿Han colaborado también con algunas entidades del sector público en Perú al respecto?
Ecocanvas es aplicable también para territorios y hojas de ruta de sectores. Hemos dado soporte a Produce y Midagri para la elaboración cocreada de la hoja de ruta para pesca y agricultura. Les hemos ayudado modificando la metodología. Una institución o un territorio es equiparable a una empresa que ofrece servicios. Por ejemplo, en un resort, un complejo turístico, se debe gestionar el agua y los residuos. Es muy parecido. Llegamos a la conclusión de que la metodología se puede emplear tanto en empresas de servicios o territorios porque son similares.