Iana Málaga Newton
Periodista especializada en temas de economía y RSE
En el Perú existe un largo camino por andar en el uso de energías renovables. Como alguna vez dijo Antonio Raimondi, en este tema pareciera que somos un mendigo sentado en un banco de oro, ya que no estamos aprovechando al paso que deberíamos todo nuestro potencial en energías limpias.
La energía hidráulica genera más del 50 % de la electricidad que utilizamos los peruanos. Pero esta forma de fuente renovable genera embalses y represas que dañan el ecosistema, al tiempo que requiere ingentes cantidades de agua que en un futuro cercano puede escasear. Por otro lado, distintas industrias en Perú utilizan combustibles fósiles como petróleo, gas y carbón, que son de los más contaminantes. De hecho, el 90 % del combustible usado para el transporte terrestre proviene del petróleo.
Con ese panorama poco se ha podido avanzar para impulsar las energías renovables menos convencionales. La Sociedad Peruana de Energías Renovables (SPR) ha señalado que, en la actualidad, solo el 2,7 % de la matriz energética nacional está compuesta por energías renovables, sin considerar las hidroeléctricas. De ese conjunto, hay una mayor concentración en proyectos de energía eólica, biomasa y solar, y muy poco se ha investigado en lo referido al uso de fuentes de energía marina y geotérmica.
A fines del año pasado, la firma Ernst & Young (EY) señaló públicamente que Perú es el quinto país más atractivo de Latinoamérica en energías renovables, detrás de Argentina, Chile, México y Brasil. Se trata de una gran noticia que a la vez supone una gran contradicción, pues la matriz energética peruana fija topes según el tipo de energía a desarrollar: hasta el 95 % de ésta puede ser no renovable o proveniente de grandes hidroeléctricas y el 5% restante puede ser destinado a energías renovables. Primera barrera.
Otra gran limitación es la falta de entusiasmo del sector privado para invertir en Recursos Energéticos Renovables (RER). Hace poco Pedro Lerner, vicepresidente de Perú 2021, comentó a El Comercio que en la actualidad la rentabilidad de los proyectos de energía limpia no está garantizada y es difícil competir con proyectos basados en gas natural (recurso que no se renueva), que tienen bajos costos y una estructura de mercado con una regulación favorable. Por el contrario, en el Perú todavía falta introducir mejoras en la normativa para impulsar el incremento de la participación de las energías renovables y urge ofrecer tarifas más competitivas para este tipo de fuentes.
En lo referido a las inversiones RER, desde el año 2008, el Estado peruano otorga incentivos para el desarrollo de este tipo de proyectos y, según la SPR, bajo ese modelo se han logrado adjudicar 64 proyectos con una inversión de US$ 1000 millones en la ejecución de parques eólicos, solares y de biomasa. Pero todavía hay una cartera de proyectos que bordean los US$ 2,000 millones. Esperemos que el Estado se ponga la pilas y busque la manera de encontrar postores para los mismos.
La tendencia se revertirá mientras haya más empresas que apuesten por las energías renovables. ¿Algunos casos interesantes? Para el 2020 empezarán a operar dos parques eólicos (Duna y Huambos) en Cajamarca, a cargo de la compañía española Siemens Gamesa. Serán los primeros parques eólicos de la sierra del Perú, un lugar que tiene alrededor de 5,000 horas netas de viento al año.
Asimismo, en setiembre pasado Repsol instaló en la ciudad de Arequipa su primera estación de servicios que funciona con energía de paneles solares. En cuanto al uso de energía de biomasa, se puede mencionar el caso de la empresa agroindustrial Paramonga, que obtiene biofertilizantes y biocombustibles 100% orgánicos a partir de residuos de la caña de azúcar. Y seamos francos. La mejor manera de combatir el friaje en Puno y otras zonas del sur del país no es repartiendo frazadas, sino desarrollando un sistema de energías renovables que permitan introducir calor en la casa de los más pobres.
Durante los últimos 150 años ha imperado una economía basada en combustibles fósiles, con el carbono y el petróleo como sus máximos protagonistas. Estas energías altamente contaminantes han hecho estragos sobre la Tierra, por lo que es momento de revertir la situación y, en ese camino, Perú no puede ser la excepción. Hace falta más impulso para diversificar nuestras fuentes hacia el uso de energías renovables, la alternativa más óptima para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y dejar a las próximas generaciones un mundo donde todavía se pueda respirar con tranquilidad.