Por Renzo Rojas

Lectura de:

La Economía Circular (EC) no solo impulsa la sostenibilidad de las organizaciones, sino que también incrementa su competitividad y, a gran escala, contribuye a la generación de empleos y al desarrollo industrial. Muestra de su potencial es el aporte estimado de S/ 14 000 millones al PBI nacional al 2030, según la implementación de la Hoja de Ruta Nacional de Economía Circular.

En una primera etapa, la EC suele percibirse como un modelo que implica más costos que beneficios, especialmente por las inversiones iniciales que demanda. Sin embargo, Maricé Salvador, directora del Centro de Ecoeficiencia y Responsabilidad Social (CER) del Grupo GEA, señala que la economía circular genera ahorros operativos sostenidos, reduce riesgos asociados al precio y abre nuevas oportunidades de negocio.

“Es cierto que muchas empresas asocian la economía circular con altos costos iniciales, sobre todo cuando se requiere invertir en rediseñar procesos o incorporar tecnologías más eficientes. Sin embargo, más que un gasto, se trata de una inversión estratégica que mejora la competitividad y la rentabilidad de la empresa”, explica.

Sandra Alencastre, especialista en Economía Circular, señala que las inversiones iniciales en tecnología, infraestructura, procesos o capacitación no necesariamente implican altos costos.

“Definitivamente ajustar un proceso, proveedores, o incluir un nuevo equipamiento o maquinaria implica incurrir en costos iniciales; estos se justifican al llegar a un nivel de producción más competitivo, mejorar un proceso que genera beneficios positivos tanto económicos como sociales y ambientales para la empresa y para el entorno”, sostiene.

A pesar de la resistencia que puede existir por el supuesto sobrecosto de su implementación, en el Perú ya se observan casos donde la economía circular no solo ha generado beneficios empresariales, sino que también ha impulsado nuevos modelos de negocio.

“En el Perú, la economía circular ya demuestra beneficios tangibles: la industria alimentaria valoriza subproductos y crea nuevos negocios; el sector textil reduce costos y fortalece marcas mediante el ecodiseño”, destaca Salvador.

Maricé Salvador – Directora del Centro de Ecoeficiencia y Responsabilidad Social (CER) del Grupo GEA

Pymes: circularidad progresiva y competitiva

La EC puede aplicarse en empresas de todo tipo y tamaño. No obstante, para los pequeños negocios, su adopción puede parecer menos asequible debido a la limitada disponibilidad de recursos. Afrania Palomino, especialista de Customer Experience en Auna, advierte que, especialmente en las micro y pequeñas empresas que operan en la informalidad o compiten con ella —una situación que alcanza al 86 % de las mype, según Comex—, la adopción inicial de prácticas circulares puede ser onerosa.

“Exige tiempo para mapear procesos, inversión en equipos o cambios logísticos y capacitación, justo cuando muchas operan con personal multitarea y márgenes ajustados. En contextos con alta informalidad e inseguridad, los incentivos para invertir son menores”, plantea.

En este escenario, un proceso gradual resulta fundamental. Como señala Alencastre: “Un mensaje clave para las pymes es que la circularidad necesita de una transición; no todo cambio se puede dar de golpe. En ese sentido, estrategias enfocadas en la reutilización de materiales, reparación, reacondicionamiento o reventa pueden ser puntos clave y accesibles de implementar”, manifiesta.

El cambio implica también una evolución en la mentalidad y la gestión empresarial. Salvador subraya que existen estrategias accesibles como la eficiencia de recursos —ahorro de agua, energía y materias primas—, el rediseño de procesos para reducir residuos o la cooperación entre empresas mediante simbiosis industrial, donde los subproductos de una pueden ser insumos para otra.

 “Además, cada vez más programas públicos y alianzas privadas en el Perú ofrecen asistencia técnica, diagnósticos gratuitos y financiamiento verde para implementar medidas de producción más limpia o circular. En esa línea, adoptar un modelo circular no debe verse como una meta inalcanzable”, argumenta.

En este marco, Alencastre también resalta las oportunidades que ofrecen los financiamientos verdes, con tasas preferenciales y programas dirigidos a las pymes.

“Las capacitaciones o asesorías técnicas de gobiernos, organismos multilaterales o instituciones financieras destinados a facilitar la transición hacia una economía circular también son una herramienta para superar las barreras que pueden tener las pymes en sus costos de transformación hacia una economía circular”, complementa.

Financiamiento, alianzas y políticas habilitantes

Más allá de los incentivos financieros, es necesario fortalecer las regulaciones y posicionar la economía circular en la agenda pública multisectorial. Para Alencastre, los incentivos deben enfocarse en soporte técnico y capacitación, factores esenciales para impulsar una transición sostenida.

Salvador enfatiza en el rol clave del Estado para acelerar la adopción de la economía circular. A su juicio, las empresas no necesitan más obligaciones, sino condiciones habilitantes que hagan viable la inversión.

“Deben fortalecerse los instrumentos de financiamiento verde, como líneas de crédito preferenciales, garantías estatales o fondos de innovación que prioricen proyectos circulares en sectores estratégicos como manufactura, agroindustria o construcción”, remarca.

Sandra Alencastre – Especialista en Economía Circular

Es importante, prosigue, los programas de formación y asistencia técnica basados en los estándares ISO 59000, que orienten a las empresas sobre cómo incorporar la circularidad en sus operaciones, identificar oportunidades iniciales y traducirlas en resultados medibles y rentables.

Por otra parte, la articulación público-privada e internacional resulta esencial. Alencastre recuerda que actores como la Unión Europea, la GIZ y la Coalición Nacional de Economía Circular (CNEC) contribuyen activamente a los avances de la Hoja de Ruta en sectores como agricultura, agua y saneamiento, manufactura, pesca, acuicultura y turismo.

“En setiembre de este año, PRODUCE, a través de ProInnóvate, lanzó el Concurso Validación de la Innovación-Economía Circular, para financiar con hasta S/ 500 000 proyectos de pequeñas y medianas empresas, cooperativas y asociaciones productivas que impulsen un modelo sostenible de producción”, detalla.

Los gobiernos locales y regionales también deben promover ecosistemas de simbiosis industrial y espacios de colaboración entre empresas, academia y emprendimientos. Según Salvador, “de esta manera, la circularidad deja de verse como un gasto ambiental y se convierte en una palanca de competitividad, innovación y atracción de inversión”.

En esa misma línea, Palomino subraya que el diálogo y la cooperación multisectorial son esenciales para avanzar, pues “la diversidad del Perú —en recursos, climas y composición étnica— se refleja también en sus negocios; por eso es importante conversar con los gremios sectoriales para entender mejor cómo acelerar la transición sin perjudicarlos”, afirma.

Afrania Palomino – Especialista de Customer Experience en Auna

La transición hacia una economía circular en el Perú demanda tiempo, inversión y cooperación entre todos los actores. No obstante, sus beneficios ya son evidentes. Con políticas públicas coherentes, financiamiento verde y estrategias empresariales progresivas, la circularidad puede convertirse en una de las mayores palancas de innovación, sostenibilidad y competitividad del país.







Continúa con tu red social preferida

Al continuar serás un suscriptor gratuito

O continúa tu correo.

Escriba su correo electrónico con el que se suscribió para acceder

Suscríbete

Ya me suscribí.