La muerte de Giorgio Armani marca el final de una era para la moda italiana. En esta nota te recordamos las apuestas ecoamigables de la marca y también las controversias que marcaron sus últimos años.

Giorgio Armani. Conoce los avances y cuestionamientos sobre sostenibilidad.
Giorgio Armani. Conoce los avances y cuestionamientos sobre sostenibilidad.

Por Stakeholders

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Giorgio Armani, uno de los diseñadores más influyentes de la moda italiana, falleció este jueves 4 de septiembre en Milán a los 91 años. Su visión redefinió el estilo contemporáneo y consolidó a su marca como un referente global del lujo.

El imperio Armani, que abarca moda, accesorios, fragancias y mobiliario, está valorado en miles de millones de euros y mantiene presencia en más de 100 países. La muerte de Giorgio Armani marca el final de una era para la moda italiana.

Su legado combina innovación estética y la construcción de un estilo globalmente reconocido, junto con controversias que recuerdan los desafíos de alinear los valores de sostenibilidad y responsabilidad laboral con la práctica real. En esta nota te recordamos sus apuestas ecoamigables y también las controversias que marcaron sus últimos años.

Apuestas por la sostenibilidad

En las últimas décadas, la marca emprendió iniciativas vinculadas con la sostenibilidad. Entre ellas destacan el desarrollo de perfumes con envases recargables para reducir residuos, la incorporación de materiales biodegradables como el bioacetato en gafas y el impulso de proyectos de algodón regenerativo en Italia. Estas acciones fueron presentadas como un esfuerzo por adaptar el lujo a los desafíos ambientales de la industria textil.

Cuestionamientos laborales y Greenwashing

Pese a estas iniciativas, la empresa también enfrentó investigaciones por irregularidades en su modelo productivo. En 2025, la Autoridad de Competencia de Italia multó a Giorgio Armani S.p.A. con 3,5 millones de euros tras detectar que parte de su producción se realizaba en talleres con condiciones laborales deficientes. El hallazgo incluyó maquinaria insegura, entornos insalubres y empleo ilegal de trabajadores, lo que puso en entredicho sus políticas de responsabilidad social.

La Autoridad de Competencia y Mercado de Italia cuestionó además las comunicaciones de la marca, señalando que Armani difundía mensajes ambiguos sobre ética y sostenibilidad. Estas campañas reforzaban la imagen de una empresa comprometida con el medio ambiente, mientras las investigaciones revelaban prácticas que no coincidían con ese discurso. El caso abrió un debate sobre los límites del marketing verde en el sector del lujo.

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