Una reciente investigación publicada en Nature Communications reveló que estas partículas, que provienen de fuentes terrestres, vuelven a emitirse al aire desde el mar.

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Por Stakeholders

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a los microplásticos como “diminutas partículas de plástico, menores a 5 milímetros, compuestas de polímeros y aditivos potencialmente tóxicos”. Su presencia está cada vez más expandida por el planeta y ya fueron detectados tanto en los espacios más remotos de la Antártida hasta las zonas más recónditas del planeta. Ante este panorama, la ciencia puso al descubierto no solo su impacto en los ecosistemas sino también en la salud humana, ya que estos fragmentos fueron encontrados desde la sangre, hasta la placenta y los pulmones. 

De acuerdo con un reciente estudio publicado en la revista Nature Communications, estas “partículas microplásticas están presentes en la atmósfera marina incluso en partes remotas del mundo”, así lo afirmó un equipo de investigadores alemanes y noruegos dirigido por la doctora Barbara Scholz-Böttcher de la Universidad de Oldenburg. Además, señaló que estos fragmentos que “provienen de fuentes terrestres, también se vuelven a emitir a la atmósfera desde el mar”.

Según lo que explicaron los investigadores, para poder identificar este comportamiento, analizaron muestras de aire tomadas de varios sitios a lo largo de la costa noruega hasta la región del Ártico. Isabel Goßmann, primera autora del trabajo y candidata a doctorado en el Instituto de Química y Biología del Medio Marino de la Universidad de Oldenburg (ICBM) explicó: “Con nuestro estudio, presentamos datos sobre la carga masiva de diferentes tipos de plástico en la atmósfera marina por primera vez”.

Las muestras del estudio fueron recogidas durante una expedición realizada con el buque de investigación Heincke, en 2021, la cual se extendió desde más al norte de Bear Island hasta la isla más al sur del archipiélago de Svalbard, además del continente y la isla más grande de la región, Spitsbergen. Además, para poder recolectar muestras de aire, utilizaron dos dispositivos que bombearon aire constantemente desde la proa del buque de investigación, a una altura de 12 metros.

Tras obtener estas muestras, los expertos las analizaron mediante pirólisis, cromatografía de gases y espectrometría de masas con el objetivo de identificar y cuantificar los diferentes tipos de plásticos en la atmósfera, mediante la degradación térmica y el análisis selectivo. Luego “realizaron cálculos de modelos y reconstruyeron las fuentes y las rutas de distribución de las partículas, cada una de las cuales tiene solo unas pocas milésimas de milímetro de tamaño”, así lo explicaron mediante un comunicado emitido por la casa de estudios.

“El análisis reveló la omnipresencia de partículas de poliéster. En todas las muestras se hallaron partículas de tereftalato de polietileno, que presumiblemente ingresaron a la atmósfera en forma de fibras textiles. También estuvieron presentes otros tipos de plásticos, incluidos el policarbonato de polipropileno y el poliestireno. Las partículas de desgaste de los neumáticos, los diminutos desechos que se desprenden de los neumáticos durante la conducción y especialmente al frenar, los cuales se identificaron como otra fuente importante de microplásticos”, señalaron los expertos. 

¿Cómo protegerse de los microplásticos?

Entre las estrategias para minimizar la presencia de microplásticos en vida diaria, Laura Hardman, directora de la Ocean Wise Plastic Initiative en el Ocean Wise Plastic Lab de Vancouver (Canadá) señaló que el plástico es un contaminante relativamente nuevo, así que aún hay mucho por investigar. Actualmente su equipo de investigación está investigando cómo afecta el plástico a determinadas especies, y han encontrado una serie de efectos negativos graves

Según explicó, “las partículas ambientales atraen y transportan contaminantes peligrosos como toxinas cancerígenas, metales pesados como el mercurio, y patógenos causantes de enfermedades”. Sin embargo, aunque “a todo el mundo le importe», es difícil dejar de usar plásticos porque ni notamos de que los usamos (sin tener culpa de ello). Está en todo y en cada parte de nuestro día, y su consumo sigue incrementando. Se prevé que la cantidad de residuos plásticos que producimos se triplique de aquí a 2060″.

“Sabemos que ingerimos muchos microplásticos: hasta 230,000 minúsculas partículas en una típica cena recalentada hecha con ingredientes envasados en plástico, y más de mil millones en una bolsa de té de plástico”, afirmó la experta y agregó: “Muchos de los primeros datos científicos sobre el impacto de los plásticos en la salud humana no son concluyentes en este momento, pero para mí ‘no concluyente’ sólo significa que estamos al principio de un largo camino de investigación”.

En ese sentido, explicó que evita consumir alimentos preenvasados, de donde procede gran parte de la contaminación por plástico, y utiliza bolsas de silicona para guardar diversos alimentos en el congelador”. Incluso, destacó que “la ropa puede contener mucho plástico, por eso la especialista opta por usar ropa confeccionada con fibras y tintes naturales.







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