Las ecologistas del grupo de desobediencia civil “Just Stop Oil” mancharon una obra de Van Gogh para exigir al gobierno británico que detenga todos los nuevos proyectos extractivos que utilizan la cuestionada técnica del fracking. 

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El fracking contribuye a la contaminación del planeta.

Por Stakeholders

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El último viernes dos manifestantes ecologistas arrojaron sopa de tomate sobre el cuadro ”Los girasoles de Vincent Van Gogh”, en la National Gallery de Londres.

De acuerdo con el periódico Daily Mail, las manifestantes fueron identificadas como Phoebe Plummer, de 21 años; y Anna Holland, de 20. Ambas fueron acusadas de «daños criminales», luego de arrojar salsa de tomate sobre el lienzo pintado en 1888.

Con esta acción, las ecologistas del grupo de desobediencia civil “Just Stop Oil” buscaban exigir que el gobierno británico detenga todos los nuevos proyectos de petróleo y gas.

 «La crisis del costo de vida proviene de los combustibles fósiles, la vida diaria se ha vuelto inasequible para millones de familias que pasan frío y hambre, no pueden permitirse ni siquiera una lata de sopa», dijo Phoebe Plummer 

Cabe mencionar que la nueva primera ministra británica, Liz Truss, anunció el mes pasado el levantamiento de una moratoria al fracking en el Reino Unido. Esto significa que en ese país se podrá realizar esa cuestionada actividad amparada en la actual crisis energética que atraviesa Europa. 

Una actividad muy cuestionada

Pero ¿qué es el fracking y por qué es tan cuestionada? La fracturación hidráulica o fracking es una técnica que permite extraer el llamado gas de esquisto, un tipo de hidrocarburo no convencional que se encuentra atrapado en capas de roca, a gran profundidad. También permite la extracción de gas y petróleo. 

Según sus defensores, es una técnica que da respuesta a la creciente demanda de energía con recursos más limpios que el carbón. Sin embargo, para otros expertos, es un grave riesgo para la salud y el medioambiente. 

Entre sus principales riesgos está la contaminación del agua tanto por aditivos químicos como por fugas de metano (gas que se extrae de la roca de esquisto), y la ocurrencia de sismos. La Fundación Heinrich Böll señaló que los principales riesgos y daños identificados son “los impactos en la salud pública con afectaciones, entre otros, como disrupciones endócrinas, malformaciones, problemas respiratorios y cáncer dada la contaminación del aire, el uso excesivo y alarmante contaminación del agua, las emisiones radioactivas; además sismos inducidos por la disposición de las aguas de retorno, impactos de la infraestructura asociada, así como los riesgos en la seguridad y el aceleramiento del cambio climático”. 

En 2019, una investigación de la Universidad de Cornell concluyó que “la producción de gas de esquisto en América del Norte durante la última década puede haber contribuido con más de la mitad del aumento total de las emisiones de los combustibles fósiles a nivel mundial y aproximadamente un tercio del aumento total de las emisiones de todas las fuentes a nivel mundial durante la última década”. En otras palabras: el fracking contribuye a la contaminación del planeta. 

¿Quiénes se benefician actualmente con el fracking?

Estados Unidos cuenta no sólo con más de una década de experiencia en fracking para hidrocarburos no convencionales, sino con prácticamente un monopolio en el dominio de la tecnología.

De acuerdo con la Administración de Información Energética de Estados Unidos, Energy Information Administration, EIA, países como China, Argentina, México y Argelia también poseen recursos considerables. 

Otras manifestaciones 

El episodio ocurrido en Londres forma parte de una ola de  manifestaciones que buscan llamar la atención de las autoridades a favor del medio ambiente. 

El fin de semana pasado, dos activistas ambientales pegaron su mano en un cuadro de Pablo Picasso expuesto en un museo de Melbourne, en el sureste de Australia. Durante el acto de protesta, los activistas desplegaron a sus pies una pancarta que decía: “Caos climático = guerra + hambruna”. 

Asimismo, en mayo de este año, otro activista arrojó un tortazo a La Gioconda, en el Museo del Louvre, luego de hacerse pasar por una persona con dificultades motrices.







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