Los pescadores artesanales del Perú han ratificado su preocupación por el uso de explosivos y técnicas de arrastre en la pesca ilegal, una actividad ilícita que amenaza el ecosistema marino y que, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), genera pérdidas anuales por más de 1200 millones de soles al país.
La pesca ilegal es, de acuerdo con la ONG Oceana, un pendiente urgente pues a la fecha no existe una política de Estado para controlar irregularidades en el sector. Con ese revés, las embarcaciones ilegales dentro de las cinco millas náuticas de la costa causan problemas de reproducción que, a su vez, conducen a la escasez que enfrentan los pescadores artesanales, dijo Ricardo Laos, presidente de la Asociación de Pescadores Artesanales de Caleta de Chorrillos, a la agencia A24.
Por su parte, Alejandro Bravo, Secretario General de la Federación de Integración y Unificación de Pescadores Artesanales, señaló que la pesca de arrastre destruye el ecosistema.
“Si hablamos de la zona sur, en 2011 crearon la famosa Ventana de Penetración con la que depredaban todos los recursos. Tanto como la anchoveta y su fauna acompañante que viene a ser jurel, caballa, bonito. Pero aparte de eso, depredaban la corvina, la cojinova y otras especies que tenían mucho valor comercial para nosotros como pescadores. Y como tal, tenía mucho valor nutricional para el que lo consumía”, precisó a la agencia.
Para el comandante Jesús Menacho, jefe de Estado Mayor del Comando de Operaciones del Servicio de Guardacostas de la Armada, la pesca con explosivos es uno de los métodos más devastadores para la captura de peces y que además puede destruir todo el fondo marino.
“Aunque el IMARPE (Instituto del Mar del Perú) no ha declarado ninguna especie en peligro en este momento, hay zonas y temporadas de veda, pero esto es por la reproducción de la especie”, señaló.
A nivel mundial el problema es aún mayor: entre el 13 y 31 % de los stocks pesqueros del mundo provienen de la pesca ilegal, lo que se traduce en una pérdida calculada entre los 10 a 23 mil millones de dólares por año que no ingresan al mercado formal.