Perú está entre los 10 países de mayor diversidad de la Tierra. ¿Por qué es importante la conservación de países que gozan de esta riqueza?
Cuando viajamos al extranjero, siempre resaltamos nuestra historia. Decimos [que] somos descendientes de los incas y nos jactamos de nuestro patrimonio gastronómico, pero nos olvidamos del patrimonio natural. Somos el país que tiene el tercer puesto en aves, el sexto puesto en anfibios, el primero en mariposas, el cuarto en mamíferos.
¿Por qué es importante [esta biodiversidad]? Por los servicios ecosistémicos que brinda. Si no tuviéramos glaciares ni conservación de humedales y bofedales, posiblemente las ciudades de la costa no tendrían agua. [Por ejemplo], el recurso hídrico de Arequipa proviene de un área natural protegida (ANP), que es Salinas y Aguada Blanca.
La alimentación que reciben muchos de nuestros compatriotas en zonas alejadas proviene de la biodiversidad [porque] allí no hay supermercados. Esa biodiversidad [además] provee la captura de carbono. Somos el segundo país con más bosque amazónico del mundo. De las 104 zonas de vida que existen en el mundo, en el Perú se han definido 84.
¿Cuál es la importancia de ser un país megadiverso a nivel mundial?
[Que] genera beneficios a las poblaciones. Si no hubiera esta biodiversidad, no tendríamos el patrimonio gastronómico del cual nos sentimos orgullosos. La [calidad de] cebolla que tenemos, la variedad de papas, el ají amarillo… toda esa diversidad genera el patrimonio gastronómico. Los incas trabajaron conjuntamente con la naturaleza. Construyeron andenes, [se abastecieron de] agua subterránea, domesticaron especies de flora y fauna. El aporte que le ha brindado a la humanidad es inmenso. La papa nació acá, [sin ese hallazgo] los rusos no podrían tomar vodka. Por eso debemos seguir tomando interés [en la conservación], pues dependemos de la biodiversidad.
«Somos el segundo país con más bosque amazónico del mundo. De las 104 zonas de vida que existen en el mundo, en el Perú se han definido 84».
Somos el segundo país con más bosques tropicales después de Brasil, pero también una nación que alcanzó la cifra de deforestación más alta en los últimos 20 años. ¿Han fallado las políticas medioambientales?
La conservación de estos espacios de biodiversidad ha seguido varias estrategias, la mejor ha sido el establecimiento de áreas naturales protegidas (ANP). Es verdad que el porcentaje de deforestación crece, pero es casi mínimo en las ANP. El mayor impacto que se genera en estos espacios es el problema de cambio y uso de suelos, aunque es mínimo.
Las ANP han servido para controlar estas amenazas. No significa que no estén exentas, pero el porcentaje es más reducido, incluso más reducido que el registrado en comunidades nativas. Un tema que muchas veces se ha señalado es que, siendo tierra de nadie, nadie se mete; por eso hubo una política de titulación de tierras. No solo se trata de conservar, sino de generar oportunidades. Esa es la clave del éxito.
Gran porcentaje de personas que atentan contra el patrimonio natural [lo hace porque] no encuentran oportunidades. No solo hay que decirles “no tales”, sino plantearles posibilidades, ya sea turismo o actividades agroforestales. Estamos convencidos de que, si eso ocurre, la tasa de deforestación decrecerá. De lo contrario, vamos a seguir apagando incendios donde ya hay problemas.
¿Cuál es el nivel de conservación de las áreas naturales protegidas (ANP)?
En las nacionales, a cargo del Sernanp (Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado), tenían un reporte superior al 95 %, lo cual demuestra un éxito total. Una parte importante de ese éxito se debe al personal guardaparque, que tiene mucho compromiso y mística, y trabaja en condiciones fuertes, ya sea donde hay mucho sol o mucho frío, o donde nieva o hay lluvias.
«Si conservamos la biodiversidad, vamos a generar servicios ecosistémicos; si estos servicios benefician a la población, la misma población ayuda a conservar».
La estrategia es involucrar a la población local. Cuando era director del Sernanp, lo llamábamos el ‘círculo virtuoso de la conservación’. [Es decir], si conservamos la biodiversidad, vamos a generar servicios ecosistémicos; si estos servicios benefician a la población, la misma población ayuda a conservar. Con casi 800 guardaparques, que se haya tenido un éxito del 96% al manejar 20 millones de hectáreas no solo es un logro aislado, sino el de las alianzas que se formaron con poblaciones locales, gobiernos municipales y regionales, con la cooperación internacional y la sociedad civil.
¿Qué problemas enfrentan las ANP? ¿Cuál es la obligación del Estado frente a ese panorama?
La Constitución es rotunda en este tema: es obligación del Estado conservarlas. Pero cuando nuestra legislación aborda el tema de conservación, también se refiere al aprovechamiento sostenible y generación de oportunidades.
Las áreas naturales no son intangibles. Lo que buscan es generar oportunidades a la población local mediante actividades económicas sostenibles, de modo que hemos hecho alianzas con varias empresas privadas. Aje es una de ellas: vende un jugo de frutos aprovechados en ANP bajo planes de manejo. [También] tenemos a La Ibérica, que vende chocolate a base de cacao producido en otra ANP.
La generación de oportunidades nos ayudará a la conservación. Hay un dicho: la mejor estrategia de conservación es su aprovechamiento. Y el tema ambiental es transversal, si no lo entendemos debemos seguir aprendiendo.
En el norte del Perú hay una iniciativa desde hace años para proteger el Mar Pacífico Tropical, ¿por qué es importante proteger esta área y por qué no se ha concretado hasta ahora?
Partamos de que las ANP son espacios que conservan importantísima biodiversidad con el propósito de generar oportunidades de aprovechamiento sostenible. Sin embargo, no se conserva todo lo bonito. Si así fuera, deberíamos conservar todo el Perú. Por poner un ejemplo, las ANP son como la ‘selección peruana de la biodiversidad’; lo mejor de lo mejor. Conservan esa muestra representativa.
En el océano tenemos una deuda. Hay compromisos de diversidad biológica de tener no menos del 10 % del mar territorial conservado, pero no lo hemos logrado. Independientemente de que no estamos cumpliendo ese compromiso, tenemos una deuda con el norte porque ahí hay una confluencia de aguas calientes y frías que genera una gran biodiversidad.
Hubo iniciativas que no se han cristalizado. Esperemos que en algún momento se concreten para salvaguardar este espacio. Me sumo a muchos [de los] actores que desean cristalizar esta apuesta.
¿Por qué algunos ministerios no entienden la urgencia de proteger este espacio megadiverso?
Creo que hay un temor de que las ANP son intangibles. Cuando ingresé al Sernanp, en 2011, me encontré con una prohibición total, [se creía] que la conservación implicaba no permitir hacer nada. Es un craso error. Al contrario, hay que buscar alternativas y oportunidades.
«La generación de oportunidades nos ayudará a la conservación. Hay un dicho: la mejor estrategia de conservación es su aprovechamiento».
Se cree muchas veces que al establecer un ANP donde hay actividad minera o de hidrocarburos, [de inmediato] se va a prohibir. Y eso no es factible porque la legislación lo prohíbe. Pero [no es] solamente la norma, porque las normas se pueden cambiar, sino es el principio al derecho adquirido, que no puede afectarse con la creación de una ANP. En consecuencia, ese derecho se respeta.
Lo que hay que exigir es un mayor compromiso ambiental, y las empresas lo han demostrado. Teníamos, no sé si lo tenemos aún, once lotes petroleros en áreas naturales protegidas, y hasta ahora no se han escuchado problemas sociales en esos lotes porque Sernanp estaba permanentemente en la zona y hacía monitoreo de las actividades.
Hablemos de la iniciativa de Unacem protegiendo las lomas de la quebrada Río Seco. ¿Desde hace cuánto empezaron a protegerlas y cómo nació la iniciativa?
Unacem tiene un compromiso de conservación con el patrimonio natural y cultural. Hace más de 20 años se empezó a conservar lomas de quebrada de Río Seco, una de las zonas donde más flor de amancay he visto. Lo empezaron dos ONG ‘s, a cargo de María Benavides y Mauricio de Romaña. Ambos fueron impulsores de que se ejecutara la conservación gracias al apoyo económico de Unacem.
El año pasado, en julio, la quebrada Río Seco recibió el reconocimiento de Área de Conservación Privada (ACP) [predios de propiedad privada que son reconocidas y conservadas por sus propietarios por iniciativa propia]. No solo buscamos la conservación, sino la generación de oportunidades.
Los retos de Unacem son innovadores. Estamos convencidos de que la toma de decisiones requiere información y uno de los temas que impulsamos es la investigación. Por ello, hemos tenido convenios con la Universidad Nacional Agraria La Molina y la Universidad Científica del Sur.
Queremos hacer una pequeña estación biológica en la zona que permita recibir investigadores nacionales y extranjeros, [además de] un banco de germoplasma, un laboratorio y un invernadero. Pero, sobre todo, queremos generar oportunidades a la población local. Una de estas opciones es el turismo.
¿Qué alternativas de turismo hay en las lomas de la quebrada de Río Seco?
Perú es un país de montañas, aunque tenemos poca experiencia en trekking. Resulta que esta zona es espectacular para este deporte. Hemos capacitado a 16 orientadores locales a través de Cenfotur (Centro de Formación en Turismo) y les hemos dado habilidades blandas en cuanto a primeros auxilios mediante la Cruz Roja y de oratoria.
La idea es que ellos nos ayuden a orientar al visitante en tres rutas (básica, intermedia y alta). En principio, es una oportunidad de trabajo para ellos; y, en segundo lugar, necesitamos garantizar que este espacio se mantenga intacto, que no haya gente que pinte piedras, que corte la flora, que ahuyente a la fauna.
Otras actividades que hay con bastante empuje en esta zona es el ciclismo cross country. Queremos establecer un protocolo de eventos deportivos donde se garantice el área protegida y la integridad de los que hacen este deporte. Estamos convencidos de que generando alianzas con el Ministerio de Comercio Exterior, los municipios y asociaciones de ciclistas tendremos un espacio espectacular y un polo de desarrollo.
Una precisión: aunque no están obligados, ustedes están trabajando de la mano de otros actores involucrados para actualizar la ficha técnica del proyecto. ¿Por qué tomaron esta decisión?
Toda área natural protegida necesita un documento de gestión. En las nacionales y regionales [este documento] toma el nombre de plan maestro. En las privadas, por marco normativo, se lo cambiaron por ficha técnica. Al ser un área privada, la ficha técnica la realiza el titular del predio.
«Unacem tiene un compromiso de conservación con el patrimonio natural y cultural».
En este caso, nosotros propiciamos que sea hecha por el propietario junto con todos los actores. Queremos trabajar una ficha técnica que tenga articulación y que sea consensuada, participativa. Queremos hacer ciclismo, pero ¿qué sabe Unacem de ciclismo? [Debido a ese desconocimiento], debo sentarme con la asociación de ciclistas, pero no solo con ellos.
Dentro del área hay patrimonio arqueológico, entonces debemos involucrar al Ministerio de Cultura. Cualquier otra actividad requerirá de diversos actores. El proceso participativo de la ficha técnica ayuda a que tomemos acertadas y mejores decisiones. Habrá actores que nos cuestionen y otros que nos apoyen, pero lo importante es escuchar las ideas que podemos impulsar. Estamos convencidos de que esta nueva ficha técnica reflejará el interés de todos en cuanto a conservación y aprovechamiento sostenible.