Durante la Cumbre del Clima se hará el primer balance de la aplicación del Acuerdo de París, el cual mostrará que los planes climáticos de los países siguen siendo insuficientes.

Por Stakeholders

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La Conferencia de las Partes (COP) es una reunión anual crucial en la que líderes y representantes de todo el mundo se congregan para abordar los desafíos más apremiantes relacionados con el cambio climático. La COP 28, que marca un hito significativo en la lucha global contra la crisis climática, se celebra hoy en día en un contexto en el que la conciencia y la urgencia por tomar medidas efectivas alcanzan niveles sin precedentes.

La agenda incluirá discusiones sobre reducción de emisiones, adaptación a los impactos climáticos, financiamiento sostenible y la promoción de tecnologías limpias. Además, la COP 28 proporcionará una plataforma para la presentación de nuevas iniciativas y soluciones innovadoras que contribuyan a la mitigación de los efectos del cambio climático. También se hará el primer balance de la aplicación del Acuerdo de París, el cual mostrará que los planes climáticos de los países siguen siendo insuficientes.

¿Por qué la COP se celebra en un país petrolero?

En las negociaciones climáticas, se congregan naciones de todos los tamaños y perfiles económicos, desde potencias globales hasta países más pequeños. Un ejemplo peculiar es Emiratos Árabes Unidos, cuya economía ostenta una significativa dependencia de los combustibles fósiles, siendo el 29% de sus ingresos provenientes del petróleo y el gas.

Cada año, la cumbre climática se desplaza a diferentes regiones del mundo, y en 2023, le correspondía a Asia ser la anfitriona. En este contexto, Emiratos Árabes Unidos presentó su postulación, siendo respaldado por los países de la región y posteriormente por el consenso de las naciones participantes en las conversaciones climáticas.

Sin embargo, esta elección no ha estado exenta de críticas, especialmente por parte de grupos ecologistas. La controversia se centra en la designación del presidente de la cumbre, posición que recae en el país anfitrión y que generalmente recibe respaldo en la inauguración. En este caso, Sultán al Jaber ha sido señalado como presidente designado. Cabe destacar que al Jaber no solo ocupa el cargo de ministro de Energía, sino que también desempeña el rol de consejero delegado de ADNOC (Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dabi), la octava petrolera más grande a nivel mundial. Esta dualidad de roles ha generado preocupaciones sobre posibles conflictos de interés y la capacidad del presidente para abordar de manera imparcial las cuestiones relacionadas con la transición hacia fuentes de energía más sostenibles.

¿Por qué están los combustibles fósiles en el punto de mira?

Las principales causas del cambio climático recaen en el carbón, el petróleo y el gas, ya que constituyen la principal fuente de emisión de gases de efecto invernadero. Por ende, la comunidad científica sostiene la necesidad imperante de que el mundo disminuya su dependencia de estos combustibles. La opción más destacada en este sentido son las fuentes de energía renovable.

Las expectativas para la COP28 son elevadas, esperándose la formulación de un mandato que promueva un notable aumento en la capacidad de generación de energía renovable a nivel mundial. Este incremento proyecta pasar de los 3.400 gigavatios (GW) registrados en 2022 a aproximadamente 11.000 GW para el año 2030. No obstante, el enfoque no se limita únicamente a triplicar la presencia de las energías renovables.

Paralelamente, se requiere un esfuerzo por duplicar las tasas de eficiencia, es decir, reducir el consumo de energía. Más crucial aún, se hace necesario trazar una senda clara hacia el abandono total de los combustibles fósiles. Lograr un llamado firme y decidido a esa transición, integrándolo posiblemente en el balance de la COP28, enviaría una señal contundente. Esto no solo serviría como guía para que las naciones ajusten sus estrategias climáticas, sino también como un compromiso global hacia un futuro más sostenible.

¿Qué más se puede esperar de la cumbre de Dubái?

Las raíces de la crisis climática encuentran su origen, de manera clara, en las acciones y responsabilidades del G-20. Paradójicamente, quienes padecen las consecuencias de manera más aguda son aquellos países que, irónicamente, tienen una menor cuota de responsabilidad en el desencadenamiento de esta crisis y, además, carecen de recursos suficientes para enfrentar sus impactos.

En la previa cumbre, llevada a cabo en Sharm el Sheij, Egipto, se gestó el compromiso de establecer un fondo destinado a compensar las pérdidas y daños sufridos por los países más vulnerables. Ahora, en la próxima cumbre en Dubái, se espera que este fondo sea materializado, con la aspiración de que su financiamiento no recaiga únicamente en los países desarrollados. Es imperativo que la creación de este fondo sea un paso concreto y justo hacia la mitigación de los efectos adversos del cambio climático, involucrando a todas las naciones en la búsqueda de soluciones equitativas y colaborativas.







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