Los alojamientos rurales se han convertido en el gran atractivo no masificado de los viajeros y hay hospedajes que van más allá y suman a su oferta actividades que ofrecen un vínculo más estrecho con la vida rural.
Recolectar verduras de un huerto, ver cómo se alimenta a los animales o fabricar jabones con productos del lugar son algunas de las propuestas que el agroturismo ofrece a los visitantes.
Estrella Díaz Sánchez, investigadora distinguida del área de Comercialización e Investigación de Mercados de la Universidad de Castilla-La Mancha, señala que el valor de esta tendencia radica en que sirve de motor dinamizador de comunidades rurales, pero sobre todo porque contribuye a mejorar el planeta y la sostenibilidad.
La experta defiende el valor de esta oferta, ya que es una opción de ocio no masificada y ofrece la oportunidad de tener trato directo con las personas con las que trabajan.
El contacto directo también es con los productos de la tierra, pues las recetas que ofrecen están elaboradas con productos locales, un aspecto que pide que se valore pues es una misión más complicada que si compraran marcas más comerciales pero que genera un vínculo local con el resto de los emprendedores de la zona.
Entre los destinos más importantes que han recurrido al agroturismo como forma de contribuir a la dinamización de la que habla la experta están Italia, EE. UU., Reino Unido, India o España.
Según los especialistas, los viajeros están más interesados en el medio rural y el producto local, pero insisten en que es una realidad que no tendría que olvidarse, aunque no se impusieran restricciones a la movilidad.
Con la visión de convertir el turismo en una fuerza positiva para la transformación, el desarrollo rural y el bienestar de las comunidades, la Organización Mundial del Turismo ha puesto en marcha la iniciativa Best Tourism Villages by UNWTO, que reúne a los pueblos que promueven mejor la salvaguarda de paisajes, sistemas de conocimientos, diversidad biológica y cultural y sus valores y actividades locales (agricultura, silvicultura, ganadería y/o pesca), incluida su gastronomía.
Cerca de 50 pueblos de todo el mundo forman parte ya de esta lista, dos de ellos en España: Lekunberri (Navarra) y Morella (Castellón).
La OMT define el agroturismo como una modalidad que se realiza en explotaciones agrarias (granjas o plantaciones), donde los actores complementan sus ingresos con alguna forma de turismo en la que, por lo general, facilitan alojamiento, alimentación y oportunidad de familiarización con trabajos agropecuarios.
Esta forma de turismo suele llevarse a cabo en fincas de tamaño pequeño o mediano, cuyos propietarios lo ejercen como una forma de diversificar ingresos de su actividad principal en la cual se aprovecha la capacidad instalada en la propiedad y el saber hacer tradicional.
Como servicios complementarios aparecen el alojamiento, la alimentación y venta de productos, lo cual proporciona mayores oportunidades de empleo para la propia familia y otras personas de la localidad donde se desarrolla dicha actividad.
En España, por ejemplo, los invernaderos de Almería se han convertido en un destino especial. También en Andalucía, la provincia de Málaga es una de las más activas en este sector. En el norte, el País Vasco y Galicia son las comunidades que más ofertan este tipo de actividades.
Experiencias en la región
En países de América Latina como Chile, Argentina, Uruguay y Brasil ya se ofertan paquetes turísticos que ofrecen al visitante la posibilidad de permanecer por uno o varios días en fincas donde no solo descansa y disfruta del paisaje rural, sino que es posible involucrarse con la forma de vida del productor y su familia.
En el Perú, el agroturismo vive un momento de auge. La Asociación Nacional de Productores Ecológicos del Perú y el Centro Mundial de Excelencia de Destinos (CED) han firmado un memorando de entendimiento (MOU) para impulsar la investigación e innovación del turismo rural.
Este acuerdo de colaboración interinstitucional busca avanzar en el desarrollo del agroturismo, alineando el proceso SMED (Sistema de Medición de Excelencia de Destinos) en sus estrategias de desarrollo.
Para Eusebio Vásquez Ayala, presidente de ANPE Perú, este acuerdo representa una oportunidad de generar alternativas de desarrollo económico en sus localidades y comunidades a través del desarrollo turístico que genera oportunidades de empleo y desarrollo sostenible para las comunidades vulnerables, así como una oportunidad para mejorar la calidad de vida de las comunidades locales, la sostenibilidad ambiental y cultural como elementos diferenciadores de los destinos turísticos.
La organización nacional de productores ecológicos está integrada en la actualidad por más de 32,600 socios y socias en 20 Asociaciones Regionales, 281 Organizaciones Locales en comités especializados de comunidades nativas, campesinas y Cooperativas.