Fotografía: Minam

Por SANDOR LUKACS DE PERENY, PH.D. - Profesor del MBA y de los Programas en Sostenibilidad de ESAN Graduate School of Business

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La economía azul es un concepto que combina el crecimiento económico con la protección del medio ambiente y el bienestar humano. ¿Cómo se logra este equilibrio y qué oportunidades ofrece? El presente artículo explora la importancia de la economía azul, su impacto en Perú y las estrategias necesarias para su implementación efectiva.

Tras la publicación de su paradigmática obra The Blue Economy: 10 years, 100 innovations, 100 million jobs, allá por 2010, Gunter Pauli se hizo reconocido internacionalmente por acuñar y desarrollar el concepto de economía azul.

Para Pauli, la economía azul representa una perspectiva de gestión clave para el desarrollo económico de los países. De hecho, se estima que esta aporta alrededor de US$ 2,5 billones de dólares a la economía mundial además de proporcionar medios de vida a más de 3 mil millones de seres humanos. Conceptualmente, este enfoque abarca sectores tradicionales como la pesca, acuicultura, puertos, transporte marítimo y turismo costero, así como nuevas áreas de crecimiento como energías renovables oceánicas, exploración de aguas profundas y biotecnología marina. Por ende, Pauli sostiene que es esencial que todas las actividades marítimas minimicen su impacto ambiental y conserven los recursos oceánicos argumentando que un océano saludable -mismo que cubre el 70 % de la superficie del planeta- es indispensable para la economía mundial. A modo de dimensión, los océanos proporcionan alimento a más de 3,2 billones de personas y posibilitan el 1,5 % de los empleos globales. Asimismo, los océanos ofrecen servicios ecosistémicos cruciales incluidos la regulación del clima y la absorción de un tercio de las emisiones globales de carbono.

¿Y cómo está nuestro Mar de Grau?

El mar peruano, conocido como Mar de Grau, es una de las zonas de surgencia más productivas del mundo. Influenciado por la corriente de Humboldt y la corriente tropical ecuatorial, la costa peruana en sus 3080 km de extensión alberga diversos ecosistemas marinos como bosques de macroalgas, manglares y arrecifes de coral. Esta área marítima cubre 906 454 km² y representa el 0,1 % del área oceánica del planeta. No obstante, nuestro mar contribuye con más del 10 % de las capturas de peces a nivel mundial. Además, es de considerar que, con el 58 % de la población peruana viviendo en la zona costera (principalmente en Lima), la adopción de una economía azul posibilitaría la sostenibilidad, equidad social y colaboración entre diversos grupos de interés.

“Adoptar una economía azul ofrece múltiples beneficios más allá de la sostenibilidad ambiental para enfocarnos en el aspecto meramente social”.

Mar peruano amenazado: la agenda pendiente

Los ecosistemas marinos en Perú enfrentan múltiples amenazas significativas. La principal es la sobrepesca al desequilibrar el balance de cardúmenes y bancos de especies. Por otro lado, la contaminación, específicamente los 8 millones de toneladas de residuos plásticos anuales, degrada la flora y fauna marina. En tercer lugar, la agenda pendiente también toma forma de falta de regulación (inter) nacional adecuada, misma que agrava estos problemas puesto que muchos océanos carecen de protección efectiva. De similar manera, el cambio climático, como fenómeno cíclico de la Tierra, también representa una amenaza considerable al alterar las temperaturas y precipitaciones, aumentando con ello la frecuencia de eventos extremos como El Niño y La Niña. Sin duda, dichos cambios impactan negativamente la capacidad reproductiva y de supervivencia de especies marinas. En otras palabras, se termina desplazando a especies tropicales hacia el sur y afectando las poblaciones de peces remanentes, lo que abiertamente desafía a las comunidades costeras dependientes de la pesca.

Protegiendo nuestro patrimonio natural costero

En respuesta a las diversas amenazas anteriormente mencionadas, el Perú ha avanzado en la creación de Áreas Marinas Protegidas (AMP). Por ejemplo, está la Reserva Nacional Marina Dorsal de Nasca que cubre el 8 % de su territorio marino en 2021 y va en camino a su objetivo del 10 % (establecido por la Convención de Diversidad Biológica). Sin embargo, la legislación peruana aún clasifica a muchas especies marinas como “recursos hidrobiológicos” lo que impide su adecuada protección. Y en el plano global, la pesca insostenible sigue siendo otro grave problema. Ocurre que existe un sector pesquero que ha venido aumentando cinco veces desde 1950, pero buscando obtener el mismo volumen de capturas. Por ejemplo, se estima que en 2017 se extrajeron 92,5 millones de toneladas de pescado, de los cuales el 33 % provino de la pesca insostenible. Recordemos que el mar Mediterráneo también enfrenta una sobreexplotación del 90 % de sus poblaciones de peces, exacerbada por la urbanización y el turismo.

Oportunidades de la economía azul

Adoptar una economía azul ofrece múltiples beneficios más allá de la sostenibilidad ambiental para enfocarnos en el aspecto meramente social. El océano es fuente de alimento y, al mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición, mejora la calidad de vida de las personas. Del mismo modo, un turismo costero responsable contribuye a la creación de empleo directo e indirecto representando un impulso primordial para las economías locales. Asimismo, las inversiones en conservación y restauración marina ayudan a preservar las especies protegiendo sus ecosistemas y biodiversidad. Empero, se estiman necesarios unos US$ 175 mil millones por año para 2030, según el Foro Económico Mundial, para mantener la viabilidad y salud de los océanos.

Balance

Materializar una visión de economía azul en iniciativas globales puede acelerar los esfuerzos para cumplir los objetivos del Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal. En nuestro país, las AMP son imprescindibles para una gestión sostenible de recursos marinos y subsecuentes servicios ecosistémicos. Un manejo efectivo permitirá que el Perú aproveche sus recursos marinos para el bienestar de sus habitantes. Sin embargo, cabe recalcar que actualmente solo el 0.48 % del mar peruano está protegido. Por ende, urge expandir esta protección legal y efectiva (en campo), especialmente con nuevas propuestas como la Reserva Nacional Dorsal de Nasca y la Reserva Nacional Mar Tropical de Grau. Su inclusión aumentaría significativamente la conservación marina del país.







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