
Tarcila Rivera, presidenta ejecutiva del Foro Internacional de Mujeres Indígenas (FIMI) y activista indígena en Chirapaq, nos recuerda que el Perú no podrá enfrentar la crisis climática sin reconocer los saberes y prácticas de sus pueblos indígenas u originarios como parte de las soluciones.
“Tenemos conocimientos y prácticas que nos permiten resolver problemas de diferentes tipos, como el impacto del cambio climático. Debemos ser considerados parte de la solución”, afirma Rivera.
Perú es uno de los países más diversos de América Latina: existen 55 pueblos indígenas u originarios y se hablan 48 lenguas distintas en más de 9000 localidades a lo largo del territorio. Además, más del 50% de los bosques amazónicos del Perú se encuentran en territorios indígenas.
Contar con datos actualizados es primordial para trabajar de manera colaborativa con los pueblos indígenas u originarios. Actualmente, se viene desarrollando el IV Censo de Comunidades Indígenas, que forma parte de los Censos Nacionales 2025.
Durante la pandemia por el COVID-19, agrega Tarcila, muchas comunidades, con especial liderazgo de las mujeres, hallaron respuestas autónomas para la salud y la alimentación a partir del uso de plantas medicinales y del manejo sostenible del entorno. Para ella, esto evidencia que la diversidad cultural es una herramienta real de adaptación y resiliencia frente a crisis globales.
El censo en marcha busca recoger información sobre organización, territorio, salud, educación y recursos naturales de comunidades nativas y campesinas de pueblos indígenas u originarios. Sin embargo, organizaciones advierten que persiste el reto de asegurar un enfoque verdaderamente intercultural que traduzca esta información en políticas públicas efectivas y participativas.
En los territorios, las comunidades indígenas gestionan agua y suelos, conservan semillas nativas y practican agricultura sostenible. Las mujeres tienen un rol protagónico: según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, 2017), forman parte de los sectores más pobres y enfrentan mayores barreras de acceso a recursos y capacitación, lo que aumenta su vulnerabilidad frente al cambio climático (Weeratunge & Snyder, 2010).
“Nosotras conocemos nuestros territorios, sabemos cómo cuidar el agua, cómo alimentarnos y sanar. Esos conocimientos también son respuestas frente al cambio climático”, enfatizó Tarcila.
Para Rivera, avanzar hacia una justicia climática real implica reconocer los saberes de los pueblos indígenas como activos estratégicos y asegurar la participación plena de las mujeres en la toma de decisiones, la planificación de políticas y la gestión de los fondos destinados a la adaptación climática.
Estas reflexiones forman parte del podcast “Capital Natural” de Profonanpe, donde Tarcila Rivera Zea dialoga sobre el valor de los conocimientos de los pueblos indígenas, el rol de las mujeres y la necesidad de incluir la diversidad cultural como eje central de las estrategias de acción climática. Escucha el capítulo “Conocimientos indígenas que suman a la acción climática – Episodio 3” aquí: