
Las emisiones de gases de efecto invernadero no solo provienen de chimeneas industriales o vehículos en las calles. Gran parte de ellas se originan en las decisiones financieras que determinan qué actividades se financian y cuáles no.
Bajo esa premisa, Credicorp y la Universidad del Pacífico presentaron el estudio “Desarrollo de factores de intensidad de emisiones de GEI para actividades económicas del Perú”, una herramienta estratégica para el sistema financiero en la lucha contra el cambio climático.
La iniciativa se enmarca en los estándares internacionales promovidos por la Partnership for Carbon Accounting Financials (PCAF), una alianza global que promueve metodologías para que entidades financieras midan y reporten de forma estandarizada sus emisiones financiadas, es decir, aquellas que no generan directamente, pero que posibilitan al financiar determinadas actividades económicas.
“El mayor poder del sistema financiero para acelerar la acción climática está en la forma en que estructura sus portafolios. Debemos preguntarnos cuántas emisiones están asociadas al capital que se canaliza hacia diferentes sectores”, señaló José Luis Ruiz, director de Finanzas Sostenibles en A2G, durante la presentación del estudio.
El verdadero impacto: emisiones 900 veces mayores
Uno de los datos más reveladores provino del Carbon Disclosure Project (CDP): las emisiones financiadas pueden ser entre 700 y 900 veces mayores que las operativas. Esto significa que el mayor impacto ambiental de los bancos, aseguradoras y fondos de inversión no está en sus oficinas o uso de energía, sino en las emisiones habilitadas por sus decisiones de financiamiento.
Por ello, contar con factores de emisión adaptados a la economía peruana es un paso fundamental. La herramienta presentada por Credicorp y la Universidad del Pacífico proporciona información específica por sector económico, permitiendo estimar la huella de carbono generada por la actividad financiada —desde agricultura, minería, manufactura, comercio, hasta energía— en línea con los estándares de la PCAF.
Panel multisectorial: la descarbonización empieza en el financiamiento
La presentación fue seguida por un panel de alto nivel que reunió voces clave del sector público, privado y académico:
- David García Howell, gerente de Estrategia Ambiental de Credicorp
- Elsa Galarza, economista y profesora principal de la Universidad del Pacífico
- Diana del Águila, directora de Financiamiento Ambiental del Ministerio del Ambiente (MINAM)
- Ricardo Montero, jefe de Estudios Económicos y Estadística de ASBANC
La conversación giró en torno a cómo lograr que el sistema financiero no solo mida, sino también actúe. Coincidieron en que la integración de criterios climáticos debe dejar de ser una aspiración para convertirse en un componente obligatorio en las decisiones de inversión y crédito.
“El cambio se logra cuando los criterios climáticos se integran en las decisiones financieras. Solo así se podrá orientar el capital hacia actividades más limpias y exigir un mayor costo para quienes siguen apostando por modelos intensivos en carbono”, remarcó Ruiz.
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Desde el sector público, Diana del Águila enfatizó que “reconocer esta importancia podría generar que el sistema financiero en sí pueda hacerse más resiliente hacia los efectos del cambio climático”. A su turno, Elsa Galarza destacó el rol de la academia en cerrar las brechas de información: “Hoy día el cambio climático nos exige trabajar con modelos, y allí la academia tiene un trabajo muy importante para proporcionar la data que hace falta en muchos sectores”.
Por su parte, David García Howell subrayó la responsabilidad que tienen y deben asumir las instituciones financieras para mejorar sus mecanismos y procesos de medición. Un mensaje con el que coincidió Ricardo Montero, quien señaló que desde ASBANC están impulsando a las entidades del sistema bancario a trazarse objetivos claros en el manejo de todos los temas ASG (ambientales, sociales y de gobernanza).
Hacia una economía baja en carbono, con financiamiento responsable
En un contexto en que las economías buscan transitar hacia modelos sostenibles y resilientes, la acción del sistema financiero es determinante. El estudio presentado no solo responde a una necesidad técnica, sino que sienta las bases para una nueva cultura financiera en el país: una en la que el riesgo climático, la huella de carbono y la alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible sean tan relevantes como el retorno económico.
Con esta herramienta, el Perú da un paso importante para acercar su sistema financiero a las mejores prácticas internacionales, empujando el debate sobre el verdadero rol de los mercados de capitales en la transición ecológica. Como quedó claro durante el evento, la descarbonización del país no se logrará sin una transformación profunda del financiamiento.