POR DENISSE TORRICO
¿Cuál considera que ha sido su contribución más significativa desde que asumió el cargo?
Mi gestión al frente de OEFA empezó hace casi un año y comenzamos con la búsqueda de diversos espacios que permitan reflexionar sobre la regulación que hace, la experiencia y la información que tiene. Luego de 15 años de trabajo, con los cambios de la realidad del país, y la incorporación de nuevos sectores productivos al ámbito del OEFA se planteó repensar el modelo de fiscalización ambiental, considerando que no solamente estamos hablando del trabajo del OEFA, sino también del trabajo fiscalizador que tienen gobiernos regionales, municipalidades, ya que todos ellos forman parte del Sistema Nacional de Evaluación y Fiscalización Ambiental (Sinefa).
¿Se han podido identificar algunas situaciones o desafíos que todavía tienen que trabajar?
Hemos identificado en este espacio de reflexión muchos puntos por mejorar. Ya estamos trabajando en cambios a los que nosotros le llamamos “proceso de transformación de la fiscalización ambiental”. Hemos iniciado reuniones técnicas con gremios y con administrados, tenemos un proyecto piloto para crear una metodología de supervisión de compromisos sociales, sobre todo de proyectos emblemáticos. Tenemos un nuevo instrumental regulatorio que permite la autorregulación de algunos administrados, aquellos que tienen la posibilidad de hacer autorregulación utilizando soluciones tecnológicas. Este año hemos creado un ranking del desempeño de los gobiernos regionales en el cumplimiento de su función de fiscalización ambiental, el cual lanzamos en diciembre. Hemos realizado diversas acciones durante este último año.
Considerando que usted ingresó en una época donde la OEFA fue bastante cuestionada por el tema del derrame de petróleo, ¿cómo ha logrado enfrentar estos desafíos?
Ingresé en un escenario de crisis que nos permitió poner en práctica algunas cosas que venía haciendo OEFA. Tuvimos una presencia continua en este 2023. Desde el primer mes de enero hicimos monitoreos mensuales, los líderes representantes de los pescadores nos han acompañado en estas jornadas de monitoreo. Nos acompañaron también en la custodia de las muestras hasta que ingresaban a los laboratorios y después también participamos con ellos en talleres de información. Hemos generado una práctica de que cada vez que teníamos resultados los transmitimos de inmediato a la población.
Gracias a este mecanismo, la población se ha mantenido informada de cómo ha ido evolucionando la limpieza de las playas afectadas. Este ejercicio lo hemos hecho desde Ventanilla hasta Huacho. Los mismos informes los remitimos a entidades públicas vinculadas a la problemática y también a algunas autoridades como congresistas. Eso por el lado de la participación ciudadana.
Ha sido un escenario complejo, venimos de una pandemia, estamos en recesión económica, todos estos elementos afectan el nivel de productividad de las empresas y creo que la regulación no puede ser ajena, creo con estos estas reuniones técnicas estamos encontrando los espacios adecuados para generar una ruta a transitar en los siguientes meses y si no, en los siguientes años a nivel nacional.
Resaltan mucho de su gestión el proyecto piloto Fortalecimiento de la fiscalización de obligaciones sociales. ¿Cuáles son los antecedentes, cómo nació esta idea y a qué contribuye esta situación a los propósitos del OEFA?
Este proyecto busca determinar una nueva metodología de supervisión de compromisos sociales, sabemos que los instrumentos de gestión ambiental tienen dos componentes, los cuales son atendidos con monitoreos nuestros y con supervisiones técnicas. Y tenemos los compromisos sociales, que están dirigidos a atender algunos elementos que van a mejorar la relación entre la empresa y las comunidades que están dentro del ámbito de influencia. Entonces, particularmente, estos últimos cuando miramos los instrumentos de gestión ambiental tienen algunos problemas para hacer objetivos cuando los queremos evaluar.
¿Qué acciones o proyectos están realizando al respecto?
Lo cierto es que estamos en un piloto con seis proyectos emblemáticos, tres de ellos son proyectos mineros, dos de ellos son proyectos hidrocarburíferos y uno es una actividad productiva que es una cementera, los cuales están distribuidos en diferentes lugares del país y el objetivo final es cocrear junto con estas empresas las herramientas que nos permitan medir con objetividad estos compromisos sociales para luego, establecer una ruta de cumplimiento más adelante.
Vamos ya a mitad de recorrido del proyecto piloto y estamos viendo que se haría preciso no hacer ajustes al modelo de certificación ambiental. Considero que al final del proyecto vamos a hacer algunas propuestas conjuntas entre administrados y OEFA para que se pueda mejorar el marco normativo en este aspecto, a ese piloto se ha incorporado en los últimos meses las mesas ejecutivas que pertenecen al Ministerio de Economía y Finanzas y también se ha incorporado a la Sociedad Nacional de Minería Petróleo y Energía, ambos con la idea de aportar a la solución final que encontremos al final del piloto.
¿Qué visión tienen a futuro en el OEFA y en la gestión ambiental en el país?
Nos planteamos un par de retos bastante importantes, el primero de ellos está relacionado a modificar el modelo de supervisión ambiental, tanto las rutas técnicas que estamos siguiendo con el gremio del sector agropecuario y también soluciones que estamos encontrando con los grifos. Nosotros también supervisamos a los grifos que comercializan combustible entonces con estos dos proyectos estamos tratando de introducir un nuevo modelo de supervisión basado en riesgo. Este lo que busca es generar un espacio de confianza primero entre los administrados. Si tenemos un administrador que cumple con rigor y con oportunidad sus compromisos ambientales, pues este merece un trato distinto. Este modelo que estaría empezando a implementarse con los gremios del sector agropecuario y algunos del centro de hidrocarburos, lo que buscamos es extenderlo progresivamente a todos los administradores del OEFA. Nos interesa encontrar en estos ejercicios los incentivos correctos para que este cumplimiento de los compromisos ambientales sea más voluntario que impuesto.
¿Qué desafíos se presentan al intentar un mayor empleo de las tecnologías en las labores?
Otro reto es utilizar mayores soluciones tecnológicas, tenemos un proyecto que está dirigido a crear unas herramientas de auto regulación orientada a grifos y establecimientos comercializadores de combustible. Esta herramienta lo que busca es que los administrados sin necesidad de supervisión hagan los reportes de sus monitoreos, la presentación de sus informes y nosotros a través de una aplicación emitir actas e informes, de manera que con ellos se pueda confirmar el cumplimiento de su compromisos ambientales, siendo establecimientos o administrados que están congraciados con la tecnología , que son negocios no muy grandes.
Esto lo hemos trabajado ya con ellos durante seis meses, ha sido también un espacio de cocreación de esta aplicación informática que la vamos a empezar a lanzar a partir de enero de este 2024 y otro elemento importante es que la aplicación la vamos a colgar en la app Facilito que tiene OSINGERGMIN. Con ellos tenemos un convenio bastante amplio que nos permite hacer este trabajo conjunto. Entonces un grifo va a tener digamos la regulación que le hace OSINGERGMIN y que le hace OEFA en un solo aplicativo que lo puede manejar desde su propio celular.