Por Stakeholders

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POR MARCO MINAYA
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Ciudad Saludable es una organización que promueve la articulación y participación del Estado, empresas y sociedad civil en soluciones integrales para la adaptación y mitigación frente al cambio climático a través de iniciativas de gestión, educación y comunicación, influyendo en políticas públicas para el desarrollo social, económico y ambiental. Desde sus actividades, buscan cambiar los hábitos de consumo de la ciudadanía a través de acciones de concientización que promuevan tanto la reducción como el consumo del plástico de un solo uso y sus derivados.

Además, se enfocan arduamente en la promoción y la inclusión social de los recicladores, fomentando la formalización de su trabajo a nivel nacional, buscando asegurar la mejora de su calidad de vida y el reconocimiento de su trabajo. Stakeholders conversó con Paloma Roldán,  directora ejecutiva de Ciudad Saludable, quien analizó la situación de la economía circular en nuestro país.

¿Cuál es la tendencia que han seguido otros países en materia de economía circular?

Existe un avance en toda la región. Por ejemplo, el Ministerio del Ambiente de Chile tiene una apuesta clara del manejo de residuos sólidos, con una dirección de economía circular. Este tipo de rumbos que tiene dicho país a nivel estatal representa una apuesta diferente de abordar la gestión de los residuos sólidos bajo el modelo de economía circular.

Un caso más extremo y emblemático es lo que sucede en las distintas comunidades de Japón, en donde se tiene que separar los residuos hasta en 14 tipos. Se debe cumplir no solo con sacar los residuos a la hora, también el separarlos correctamente. La sanción es tan fuerte que lo piensas dos veces antes de decidir si separas correctamente los residuos o no. Es un sistema mucho más complejo de monitoreo de lo que se está haciendo por cada vivienda. Por su parte, el Reino Unido ha llegado a establecer una alianza entre el Estado, la empresa y la sociedad civil.

Este escenario se ve en muchos lugares. Si uno visita otros países se da cuenta de que es más fácil que te adaptes a este tipo de sistemas de gestión de los residuos sólidos en comparación de tu propio país.

En ese sentido, ¿cuál es la situación que enfrenta el Perú al respecto?

Hace cinco años no teníamos una dirección nacional de residuos sólidos. Tampoco teníamos la ley que regula el plástico de un solo uso. En algunos establecimientos se está cobrando por las bolsas para que lleves tus productos adquiridos. En diciembre no se venderán cañitas. Vamos a tener un ecosistema completamente distinto, no solo en lo que los consumidores eligen, sino también en lo que el mercado va a ofrecer.

Estamos en un momento bien importante, donde hay una normativa que nos plantea retos en materia de economía circular. La normativa nos habla de la responsabilidad social que tiene cada actor social en valorar las distintas opciones de valorización de los residuos no solo reciclables como el papel o cartón, sino también el de residuos orgánicos. En ese sentido, el reto no solo está para el sector empresarial, sino también para los consumidores.

Considerando que el concepto de economía circular va más allá del simple hecho de limitarse al reciclaje, para el sector empresarial, ¿qué tan complejo puede ser para una empresa introducirse a dicho modelo?

Considero que nos falta informar más, educar mucho más, y entrenar al sector empresarial en gran escala, porque sabemos que existen marcas mucho más potentes que tienen los recursos suficientes para implementar este tipo de gestiones a nivel organizacional. Sin embargo, existe otro sector que es mucho más grande y se encuentra interesado en saber cómo introducir este modelo a sus líneas de negocio. Justamente, los microempresarios tienen este tipo de inquietudes en saber más al respecto. Desde Ciudad Saludable, tenemos un reto muy grande que es cómo llegar a los distintos sectores que necesitan esta información y, en paralelo, de qué forma los ciudadanos pueden ser parte de ello.

En ese sentido, ¿cuál es la responsabilidad que tiene el ciudadano de a pie en este modelo de economía circular?

Es clave en el proceso que engloba este modelo de economía circular. Una acción tan sencilla como usar la bolsa de tela para comprar el pan en la mañana y evitar recibir una bolsa plástica que se demora 400 años en desaparecer, es un ejemplo puntual y claro que permite que contribuyas a una causa más grande. También necesitamos que el sector empresarial, en sus distintos rubros, comprendan cuáles son esas buenas prácticas ambientales desde su rubro empresarial.

Por otra parte, la informalidad es un factor que retrasa estos avances. ¿Qué hacer al respecto?

Por un lado, el sector público moviliza muchos puestos de trabajo que son necesarios en nuestro país. Sin embargo, cuando conversas con Jesús Salazar, quien preside el Comité de Plásticos de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), te comenta que el 70 % del sector es informal, pues resulta que tienes enfrente un gran problema. Entonces, tenemos un reto gigantesco de transparentar todo este proceso. Dentro de esa lógica, las empresas tienen que realizar un proceso de adaptación.

Algunas empresas están teniendo cambios en los procesos de embalajes. Considerar también que toda compañía debe velar por la depreciación de sus equipos. Se necesita ver de qué forma cada organización puede ir alineándose a las nuevas formas de producción en función de un modelo de economía circular. Las empresas deben evaluar en qué medida deben sacar un producto al mercado y si tiene el suficiente potencial de insertarse en la lógica de la economía circular. Entender que no solo se trata de considerar los costos que implica un producto determinado, sino también analizar los costos ambientales que derivan del mismo.

¿Este escenario permite hablar de la promoción de una estrategia nacional de economía circular?

La noticia de saber que la SNI es una de las que encabezan este tema es de suma alegría. Desde su Comité de Economía Circular, se busca sumar esfuerzos para estar alineado y apuntar hacia un modelo de economía circular. El sector empresarial puede tener distintas estrategias, pero necesitamos escalar mucho más. Además, desde el Estado es necesario trabajar con los municipios, que tengan una idea de qué es lo que se quiere hacer en esta materia, cómo fiscalizar, etc.  Por último, como consumidores podemos elegir dónde van nuestros fondos y elegir el producto según los requerimientos que consideremos pertinente.

El consumidor debe tener mayor interés en saber de dónde provienen los productos que consumen, si es importado o producido en el país. Tener a la mano una serie de criterios para evaluar si lo compro o no.







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