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Según el informe, la ansiedad y la depresión representaron el 50% de los trastornos mentales que más aquejan a la infancia. Asimismo, se destacó que la inversión dirigida hacia la salud mental en el Perú está por debajo del promedio regional.

Johana Velez
jvelez@stakeholders

UNICEF, con el apoyo del MINAM, presentó los resultados del Estado Mundial de la Infancia 2021 a través de una transmisión en vivo desde su canal de youtube. Tomando como referencia a la pandemia COVID-19 y sus repercusiones en la salud mental de la infancia, el presente informe se orientó a la examinación y análisis de los factores de riesgo y de protección que influyen en la salud mental de los niños, niñas y adolescentes.

El estudio reveló que, para el 2019, se estimó que aproximadamente 1 de cada 7 (14%) adolescentes en el mundo, cerca de 166 millones, padecía un trastorno de salud mental. Mientras que en el caso de Latinoamérica y el Caribe (LAC), la cantidad ascendía a 16 millones.

En cuanto a la prevalencia de trastornos mentales clave entre los adolescentes (10 a 19 años), la ansiedad y depresión representaron casi el 50% de los trastornos mentales de esta población, tanto nivel mundial como a nivel Latinoamérica y el Caribe. Siendo el trastorno por déficit de atención/hiperactividad, el siguiente en relevancia para esta región.

Por otro lado, dentro de las principales causas de muerte en la región, se estimó como causante principal a la violencia interpersonal. Paralelamente, el estudio demostró que la cuarta causa más importante a nivel mundial fue el suicidio, el cual ocupó el tercer puesto en referencia al ranking de la zona LAC.

Sobre esta última problemática, se señaló que afectó a 46 mil niños y adolescentes entre los 10 y 19 años, lo cual equivaldría a 1 suicidio cada 11 minutos, mientras que las cifras para la región LAC serían de 1 cada hora.

Por otro lado, el estudio detalló también los costos asociados a no prestar atención a los trastornos de salud mental en referencia al PBI por país. A nivel mundial se estima que el costo es de $340.200 millones anuales, mientras que para Latinoamérica y el Caribe es de $30.600 millones anuales.

Cifras en Perú

Para el caso peruano, el estudio se realizó a partir de encuestas por redes sociales, llevadas a cabo por el MINSA y UNICEF. De acuerdo con los resultados, se estima que en el 2020, alrededor de 3 de cada 10 niñas, niños y adolescentes presentó algún riesgo de salud mental. Siendo para la región sierra y selva casi 4, mientras que para el resto de la costa un poco menos a 3.

También, el documento mencionó los avances más recientes que abordan la salud mental de los niños y adolescentes en el Perú. Siendo estos la promulgación de la Ley de la Salud Mental en el 2019, y en el 2021, el inicio del funcionamiento de 201 centros de Salud Mental comunitarios. Este último trabajado en conjunto con la línea telefónica “aligerando mochilas”, de apoyo psicológico para adolescentes y sus familias.

Lista de recomendaciones

El informe concluyó que el abarcar esta problemática con un enfoque transversal era fundamental. Por tal motivo recomendó tanto al gobierno, la sociedad civil, la academia y el sector empresarial comprometerse a orientar sus objetivos hacia la inversión en soluciones con evidencia científica.

Además se aconseja fomentar la comunicación sobre los estigmas y una mejor educación sobre la salud mental. De igual forma, la inclusión de las niñas, niños y adolescentes como parte de la conversación fue también sugerida.

También recalcó que se debía trabajar en estrategias de mitigación de riesgo y maximizar los factores de protección de la salud mental de las niñas, niños y adolescentes, especialmente en la familia y la escuela.

Esfuerzos del MINSA en la salud mental de la infancia

Yuri Cutipé, director ejecutivo de salud mental del Ministerio de Salud, detalló que tan solo para el mes de setiembre, se atendieron 925 mil casos a nivel nacional, de los cuales, 246,242 eran menores de 18 años. Siendo la demanda más frecuente, la atención por ansiedad y depresión. Siguiendo en tercer lugar la problemática del maltrato.

Al respecto, Cutipé indicó que antes del estallido de la pandemia, la atención derivada a la violencia interpersonal ascendía a un 15% del total de la demanda, sin embargo, luego de esta emergencia sanitaria, se incrementó hasta un 21%. A su juicio, esto podría deberse a las dificultades que surgieron para adaptarse a las nuevas formas de convivencia tras el encierro por el COVID-19.

En cuanto a la demanda de las líneas de apoyo y soporte emocional (línea 113, opción 5) confirmó su descenso, detallando que para fines de setiembre, recibieron 246.242 casos casos de menores de 18 años, lo cual equivaldría a un 50% menos de casos que solían recibir antes del estallido de la pandemia. Se cree que las dificultades de conectividad podrían representar un factor crucial para esta disminución en la demanda.

También, Cutipé hizo énfasis en los esfuerzos de los recién inaugurados Centros de Salud Mental, los cuales ascienden a 206 a lo largo y ancho del Perú, en los cuales se encuentran tratando a miles de peruanos. Se estima que para el 2026 llegarían a ser 506.

Inversión peruana por debajo del promedio regional

El director ejecutivo de salud mental del Ministerio de Salud enfatizó que para continuar avanzando a favor de la salud mental de los peruanos, es necesario reconsiderar la financiación que se le da a esta problemática.

Al respecto, comentó que la financiación en el Perú ($4.2 per cápita) representa casi 50% menos de financiamiento a comparación de la región americana ($7.5 per cápita). Cutipé puntualizó que, para cambiar esta situación, sería óptimo que se empiece a considerar ese incremento desde el próximo proyecto de Ley de presupuesto.







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