El bioquímico Alberto Jiménez Schuhmacher desarrolla nuevas herramientas no invasivas para el diagnóstico del glioblastoma, el tumor cerebral más maligno.

Por Stakeholders

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Tiene 42 años, nació en Aragón (España), es bioquímico y ha pasado los últimos años enfocado en el desarrollo de nuevas herramientas no invasivas para el diagnóstico del glioblastoma, el tumor cerebral más maligno.

El cáncer son 400 enfermedades diferentes de las cuales, a la fecha, más de la mitad se curan. La investigación ha conseguido que los pacientes ganen calidad de vida; sin embargo, desde los laboratorios quieren ir más allá. 

Para Jiménez Schuhmacher, especializado en oncología molecular, el reto para 2030 es que, gracias a nuevos avances en investigación, el mundo obtenga mejores diagnósticos, tratamientos y prevención, de modo que el 70% de los diagnósticos de cáncer tenga cura. 

Por eso, junto a su equipo, investiga sobre una nueva manera de detectarlo, menos invasiva que las biopsias,  cuando el médico extrae una pequeña cantidad de tejido para su examen con microscopio. 

“El cáncer supone una acumulación de errores y por eso se dispara a partir de los sesenta años. Pero también diagnosticamos más; antes la gente se moría, decíamos “de viejo” y lo cierto es que fallecían por patologías relacionadas con el cáncer de colon o próstata. Y luego está la interacción con el entorno. ¿Conducir te garantiza un accidente? No, por el mero hecho de conducir. Pero si vas rápido, en dirección contraria, borracho y sin frenos, tienes riesgo de sufrirlo. ¿Fumar garantiza un cáncer? No, pero te da papeletas”, ha dicho al diario 20 Minutos.

El cáncer es una enfermedad de los genes. “Solo hasta 2001 no pudimos leer el genoma. Este hito costó 3.000 millones de dólares y se tardó 15 años en completar el mapa del genoma humano. Sucede que es más complejo de lo que pensábamos, pero por lo menos podemos entenderlo y, por tanto, atacarlo”, dijo el científico, promotor de una biopsia virtual para obtener más información en el diagnóstico del cáncer.

Esta novedosa técnica ha recibido una beca de la Fundación BBVA. “Hacemos contrastes que se pegan al tumor cuando tienen determinadas características, y esto complementa a las biopsias”, sintetiza. 

“Esos contrastes se basan en anticuerpos, y un anticuerpo es una proteína que se adhiere a una diana del tumor. Están modificados para poder detectarlos con un escáner PET (Tomografía de Emisión de Positrones) y obtener información”, agrega.

La técnica podría complementar a la biopsia tradicional, que presenta retos como la posibilidad de intervención (no es posible en todos los casos) y lo que se denomina heterogeneidad tumoral, no hay que entender el tumor como una masa homogénea de células. 

La investigación ha aflorado nuevos resultados: esta técnica ha obtenido una buena respuesta en el diagnóstico de cáncer de páncreas. Además, el contraste ha bloqueado las células tumorales y ha provocado una mejor respuesta en los tratamientos con quimioterapia en ratones.

Jiménez Schuhmacher, quien ayuda a que sus vecinos libren batalla contra el cáncer, considera que “la investigación de hoy es la medicina de mañana”, puesto que la mayoría de los fármacos que tenemos ahora proceden de investigaciones de hace 15 o 20  años, cuando aún se desconocía el genoma. 

“La necesidad de curar es más urgente que la necesidad de entender. Dentro de un siglo habrá médicos de atención primaria que se preguntarán por qué curábamos tumores si ellos en el futuro los diagnostican temprano y los eliminan. ¡Les pareceremos unos bárbaros como nos lo parecen ahora los romanos! Hacemos lo que podemos con la tecnología que tenemos”, finaliza el experto. 







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