Eduardo Méndez, embajador de consumo responsable de DIAGEO Latinoamérica, fundamenta la importancia de concientizar a esta población y a las venideras, según menciona “El consumo de alcohol en menores es una problemática mundial que puede ser prevenida y erradicada con el compromiso y la participación activa de todos. Además de ser ilegal, ninguna cantidad de alcohol es saludable o libre de riesgo para los menores de edad”.
En el Perú, el 37.2% de estudiantes de secundaria manifiesta haber consumido alcohol alguna vez en su vida, esto, según una publicación realizada por DEVIDA – Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas. Esta cifra alerta e invita a que se tomen medidas de prevención, considerando que los menores son considerados uno de los principales grupos de riesgo más sensibles.
De acuerdo a esto, Méndez describe algunos de los riesgos que corren los jóvenes que se inician en el consumo de alcohol a temprana edad:
- Disminución de la capacidad de aprendizaje: Influye en la disminución de la capacidad para recordar la información aprendida y mayor lentitud para procesar dicha información.
- Aparición de enfermedades: Corren un riesgo mayor que los adultos a desarrollar enfermedades como la pancreatitis, la cirrosis y algunos tipos de cáncer.
- Actividad sexual temprana: Están más propensos a iniciar actividad sexual temprana, y por ende a un mayor riesgo de contagio a enfermedades de transmisión sexual y a embarazos no deseados.
- Problemas de comportamiento: Son más vulnerables a caer en depresión y a padecer de trastornos de la personalidad.
• Genera adicción: Esto con una probabilidad de 5 veces más que aquellos que no lo consumen e incrementa al doble el riesgo de ser alcohólicos antes de los 24 años. - Riesgo de perder la vida: El consumo de alcohol en menores se asocia con muertes por suicidio y accidentes de tránsito. A su vez, incrementa la vulnerabilidad de los jóvenes a iniciarse en el consumo de otras sustancias adictivas.
Esta problemática requiere de atención, “los padres por lo general son los principales influenciadores de hábitos en los niños y sucede lo mismo en el caso del consumo de alcohol. Debemos protegerlos iniciando en los hogares y considerando que el consumo constituye una fuente de riesgo para su bienestar social, físico y emocional”, sostiene el especialista.