Los tampones, productos utilizados mensualmente por millones de mujeres, pueden contener metales tóxicos como plomo, arsénico y cadmio, según un reciente estudio dirigido por la Universidad de California en Berkeley y publicado en la revista científica Environment International.
“Es preocupante que hayamos encontrado concentraciones de todos los metales que analizamos, incluidos metales tóxicos como el arsénico y el plomo”, afirmó Jenni A. Shearston, autora principal del estudio e investigadora postdoctoral en la Escuela de Salud Pública de la UC Berkeley.
El estudio evaluó 30 tampones de 14 marcas diferentes, encontrando la presencia de 16 metales, entre ellos arsénico, bario, calcio, cadmio, cobalto, cromo, cobre, hierro, manganeso, mercurio, níquel, plomo, selenio, estroncio, vanadio y zinc.
El análisis también mostró que las concentraciones de plomo eran más altas en los tampones no orgánicos, mientras que el arsénico predominaba en los tampones orgánicos.
“Aunque los metales tóxicos son omnipresentes y estamos expuestos a niveles bajos en un momento dado, nuestro estudio muestra claramente que los metales también están presentes en los productos menstruales y que las mujeres podrían correr un mayor riesgo de exposición al usar estos productos”, explicó Kathrin Schilling, coautora del estudio y profesora adjunta de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia.
Impacto en la salud pública
Investigaciones anteriores han demostrado que los metales tóxicos pueden aumentar el riesgo de padecer demencia, infertilidad, diabetes y cáncer, además de dañar órganos vitales y sistemas corporales.
Esto debido a que la piel de la vagina tiene un mayor potencial de absorción de sustancias químicas comparado con otras partes del cuerpo, lo que agrava la preocupación, ya que entre el 50 y el 80 % de las mujeres que menstrúan utilizan tampones cada mes, durante varias horas seguidas.
Causas y próximos pasos
Los metales pueden llegar a los tampones de diversas maneras: absorción del algodón del agua, aire o suelo contaminados, o adición intencional durante el proceso de fabricación como parte de un pigmento, blanqueador o agente antibacteriano.
“Espero que se obligue a los fabricantes a analizar sus productos para detectar la presencia de metales, especialmente metales tóxicos”, comentó Shearston. «Sería emocionante ver que el público lo reclamara o que se mejorara el etiquetado de los tampones y otros productos menstruales».
Aún no está claro si los metales detectados en este estudio contribuyen a efectos negativos sobre la salud. Las futuras investigaciones buscarán determinar la cantidad de estos metales que pueden ser absorbidos por el cuerpo y evaluar la presencia de otras sustancias químicas en los tampones.