Es urgente que los países de América Latina aumenten la inversión directa en programas de salud mental, así lo manifestó el director de Salud del Banco Mundial, Juan Pablo Uribe.
Señaló que si bien los casos de depresión, la violencia doméstica, la ansiedad, los suicidios venían ocurriendo con frecuencia antes de la pandemia de la Covid -19, con los años ha ido en aumento.
En ese sentido, indicó que para contrarrestar esta situación es clave brindar acompañamiento a las personas en sus propias comunidades.
Por otro lado, Uribe comentó que se dejó de priorizar los servicios de atención en salud mental en Latinoamérica durante la pandemia debido a los deficientes sistemas sanitarios. De esta manera, el continente sufrió un exceso de mortalidad mayor al de otras regiones.
«El mayor obstáculo de la enfermedad es la pobreza, la vulnerabilidad, la exclusión”, dijo.
Una sanidad universal
Uribe indicó que es indispensable que los países de rentas más altas cooperen para financiar la reconstrucción de los sistemas sanitarios más golpeados por la pandemia, esto defendería al mundo ante futuras emergencias.
El director del Banco Mundial hizo referencia al fondo para pandemias aprobado por la institución en septiembre del año pasado, con el que la institución fortalecerá la capacidad de prevención, preparación y respuesta en otras áreas.
Países como Alemania, China y Estados Unidos, y organizaciones como la Fundación Bill y Melinda Gates o la Fundación Rockefeller se comprometieron a donar hasta 1.400 millones de dólares, una cifra que el banco de desarrollo espera que incremente en los próximos meses.
Impuestos saludables
Otro método de aumentar la inversión en salud son los «impuestos saludables», que vienen de productos perjudiciales como el tabaco, el alcohol o las bebidas azucaradas.
Para Uribe, estas tasas pueden «incrementar los recursos para un sector al tiempo que reducen las necesidades de gasto», ya que favorecen la salud de la población.
Cabe resaltar que América Latina es una región donde los impuestos a las bebidas azucaradas ayudan a mejorar la economía, debido a las altas tasas de sedentarismo y la creciente obesidad y sobrepeso.