La iniciativa se enmarca dentro de la Estrategia Nacional Mujer Emprendedora, que busca eliminar barreras estructurales que impiden el desarrollo económico de las mujeres.

Por Stakeholders

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El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) presentó un conjunto de estrategias rurales con enfoque intercultural, dirigidas a promover la autonomía económica de mujeres en comunidades rurales e indígenas del Perú.

Estas acciones forman parte del compromiso del Estado por reducir las brechas de género con pertinencia cultural y territorial.

La iniciativa se enmarca dentro de la Estrategia Nacional Mujer Emprendedora, que busca eliminar barreras estructurales que impiden el desarrollo económico de las mujeres.

Esta política se implementa reconociendo la diversidad del país y adaptando sus intervenciones a los contextos socioculturales de cada comunidad.

El enfoque intercultural garantiza el respeto por las costumbres, lenguas originarias y saberes ancestrales, integrando estos elementos en los programas productivos y de capacitación.

De esta manera, se evita la imposición de modelos externos y se fortalece el tejido social local.

Para asegurar una implementación efectiva, el MIMP trabaja de forma articulada con otros sectores como el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (MIDAGRI), Producción y Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS).

Esta coordinación permite diseñar proyectos integrales que respondan a las necesidades reales de las mujeres rurales.

Los programas contemplan capacitaciones en planes de negocio, acceso a financiamiento, asistencia técnica y uso de tecnologías productivas sostenibles. Las participantes también reciben formación para fortalecer su liderazgo comunitario y su participación en espacios de decisión.

Asimismo, se han establecido mecanismos de monitoreo con enfoque de resultados, que permiten evaluar el impacto de las intervenciones y realizar ajustes según la evolución de cada territorio.

La retroalimentación de las beneficiarias es clave en este proceso.

El MIMP destacó que esta estrategia busca no solo mejorar las condiciones económicas de las mujeres, sino también reconocer su rol esencial en la soberanía alimentaria, la gestión del territorio y la transmisión cultural en sus comunidades.

Con estas medidas, el Estado peruano reafirma su compromiso con una inclusión plena, respetuosa de la diversidad y centrada en la justicia social. Las mujeres rurales e indígenas no son solo beneficiarias: son protagonistas del cambio y del desarrollo del país.

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