
El gobierno de Donald Trump ha dado un golpe contundente a la cooperación internacional al cancelar el 83% de los programas de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), afectando miles de proyectos humanitarios en más de 120 países. Según el secretario de Estado Marco Rubio, esta decisión responde a una revisión de gastos en la que se identificaron programas que, en su opinión, no beneficiaban los intereses estratégicos del país e incluso resultaban contraproducentes.
La medida supone la cancelación de 5.200 contratos y una reducción drástica del presupuesto anual de USAID, que hasta ahora ascendía a 42.800 millones de dólares. Este recorte es parte de la política de austeridad impulsada por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), liderado por Elon Musk, cuyo objetivo es disminuir el gasto estatal y optimizar los recursos del gobierno. Entre los sectores más afectados están la salud, la seguridad alimentaria y la asistencia en desastres naturales, áreas donde USAID ha sido un actor clave durante décadas.
Mientras la administración Trump defiende esta decisión como un esfuerzo por evitar el “despilfarro” de fondos en el extranjero, organizaciones humanitarias advierten que el impacto será devastador para millones de personas en situación de vulnerabilidad. Además, expertos en relaciones internacionales alertan sobre las posibles consecuencias geopolíticas, argumentando que EE.UU. podría perder influencia en regiones clave y abrir espacio para la intervención de potencias rivales como China y Rusia.
La eliminación de estos programas también ha generado reacciones dentro del propio Congreso estadounidense. Algunos legisladores, incluidos miembros del Partido Republicano, han expresado su preocupación por el debilitamiento del llamado “poder blando” de EE.UU., que históricamente ha utilizado la cooperación internacional como una herramienta de diplomacia y estabilidad global. La pregunta que queda en el aire es si esta decisión fortalecerá la economía interna o dejará un vacío que podría cambiar el equilibrio de poder en el escenario mundial.
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