Por: Paul Neira del Ben
Consejero Nacional de Educación
Un grupo de padres de familia en Lima Metropolitana, descontentos con la oferta educativa de colegios, optan por educar a sus hijos bajo la modalidad de Homeschooling o educación en casa. Es decir, estudiar en su casa. Estos han encontrado la forma de validar los estudios caseros con la formalidad del caso, es decir pasar por el (necesario) proceso burocrático de validación de los estudios. Los padres de familia están felices por sus hijos porque han encontrado un espacio de aprendizaje mucho más profundo, alineado con los intereses del estudiante, y con la posibilidad de elegir temas “locos” como el Renascimiento italiano y su relación con la generación de ideas sobre la persona. Bajo el paraguas de la propuesta de micro-schooling, un modelo de escuelas pequeñas en la que se quiebra la idea del grado y el agrupamiento por edades, y se introducen un conjunto de estrategias metodológicas de aprendizaje innovadoras, este año inicia estudios la primera microescuela en el Perú.
Un grupo, cada vez más creciente, de adultos trabajadores, en proceso de profesionalización o en mejoramiento de sus habilidades a través de estudios de posgraduación (cursos de especialización, diplomados, maestrias) están optando por programas de estudios blended en los que la combinación de estudios bajo modalidad presencial y virtual terminan respondiendo a las necesidades del estudiante y de sus requerimientos de formación profesional.
Otro conjunto de organizaciones viene impulsando espacios no-convencionales de formación, compromiso y respuesta a problemas comunes de nuestra sociedad. Espacios en los que se mezcla en una combinación innovadora en la que el arte, la tecnología digital, el medio ambiente, la investigación – experimentación y el placer se mezclan logrando hacer sexy a la educación. Un grupo de estudiantes de últimos años de la secundaria, soportados por colegios (de nuevo en diversos niveles socioeconómicos) están desarrollando soluciones como parte del movimiento Makerspace buscando ofrecer con el uso de la tecnología la creación de soluciones a problemas concretos; constituyéndose de esa forma en constructores de
conocimiento. Esto que describo está sucediendo hoy, acá en el Perú y con unos niveles de efervescencia que ya constituyen un movimiento medio subterráneo y subversivo para el status quo de la formación educativa en el Perú.
Pero ¿qué tienen en común este grupo? Todas ellas se construyen bajo algunas premisas básicas. La primera es que todas ellas ubican al aprendizaje en primer lugar. Ninguna de ellas se limita a la mirada de la enseñanza o la óptica de la oferta; en otras palabras, me conformo con poner a la profesora delante. La segunda es que todas tienen una conexión profunda e íntima con la idea que se le plantea al estudiante un conjunto de problemas que deben de ser solucionados en un ambiente relajado y de apertura para crear. La tercera, es que el error, la equivocación no es un problema que se sanciona, sino que se impulsa porque este constituye un poderoso aliado para aprender. El cuarto elemento es que se busca empoderar al actor fundamental de la educación, es decir al aprendiz o alumno (como se le conoce). El, tanto individual como grupalmente, se convierte en el dueño de un proceso que en verdad es suyo. Finalmente, hay una omnipresencia de la tecnología digital que no es considerada como un fin o un instrumento, sino como un puente que permita el diseño, la construcción, la adquisición y la generación del aprendizaje en el aprendiz.
Con el uso intensivo de la tecnología digital lo que se logra es potenciar la capacidad del ser humano de generar conocimiento con conocimiento. Todo ello permite vislumbrar un panorama de innovación prometedor y que construya una corriente real de mejoramiento educativo en todos los niveles de nuestro sistema.