Pablo Miranda González, Gerente General de Disal, explica que debido a la pandemia tuvieron que desarrollar una estrategia sólida y efectiva, que le permitió a la empresa mantenerse y obtener resultados positivos.
A diferencia de la mayoría de empresas, ustedes no detuvieron su operación ¿Qué medidas activaron para garantizar la seguridad y el bienestar de sus colaboradores ante el COVID-19?
Al declararse el estado de emergencia se paralizaron las actividades del sector público y privado, manteniéndose operaciones solo de los servicios críticos, donde uno de ellos fue el nuestro. Esto nos trajo un desafío relevante, redefinir nuestras operaciones en pocos días.
Frente a ese escenario, velar por la seguridad de nuestros colaboradores fue nuestra prioridad. Es así que de forma inmediata realizamos más de 100 capacitaciones virtuales sobre el COVID-19 a todos nuestros colaboradores a nivel nacional, implementamos nuevos protocolos de bioseguridad, se incorporaron nuevos equipos de protección personal, instalación de lavamanos, medición de temperatura y desinfección de instalaciones y equipos.
Asimismo, dentro de nuestros protocolos se activó el comité de seguridad donde realizamos seguimiento diario al estado de salud de nuestros colaboradores, cumplimiento de protocolos y abastecimiento crítico de nuestras operaciones. También, enfocados en el bienestar de todos, sumamos dinámicas como pausas activas de manera digital, mitigamos los riesgos psicosociales, enviamos sillas ergonómicas a nuestro personal que labora desde casa y reforzamos nuestra comunicación con encuentros virtuales semanales entregando información relevante sobre el COVID-19, técnicas de cuidado y mindfulness.
Además implementamos el “Toolbox de Seguridad” y el “Feedback Positivo” con todas nuestras operaciones, actividades donde nuestros líderes pueden conocer el estado anímico y emocional de nuestros colaboradores para tomar acción frente a ello.
Ante la inesperada crisis, ¿cómo lograron asegurar la continuidad del negocio?
El COVID-19 representó un momento crítico para Disal no solo por mantener la continuidad del negocio, sino por preservar una operación sostenible. Si bien algunas de nuestras actividades no se detuvieron, sí registramos una disminución importante en nuestros servicios, por ello acercarnos aún más a nuestros clientes para identificar sus necesidades y desarrollar proyectos innovadores fueron clave para afrontar la inestabilidad durante los primeros meses.
En Disal experimentamos un rápido incremento en la demanda de lavamanos portátiles. Conscientes de que pronto nos quedaríamos sin stock, emprendimos la fabricación de una alternativa ecoamigable, nuestra primera línea de lavamanos a base de material reciclado.
Por otro lado, encontramos una necesidad por los servicios orientados a reducir el riesgo de contagio, por ello creamos nuestra línea de limpieza y desinfección de COVID-19. Asimismo, la pandemia ocasionó un aumento en la generación de residuos biocontaminados por el uso de mascarillas y guantes, desechos peligrosos que deben ser dispuestos en rellenos de seguridad; sin embargo, innovamos en equipos para su tratamiento, logrando reducir su peligrosidad y ser dispuestos en rellenos sanitarios in-situ. De esta manera, disminuimos la huella de carbono que ocasionaba su traslado y eliminamos el riesgo por transporte.
Entonces, lograron reinventarse y desarrollar nuevas líneas de negocio ¿cuáles fueron sus principales logros?
La crisis sanitaria nos llevó a una serie de cambios en toda la organización, tuvimos que desarrollar una estrategia sólida y efectiva, gracias a ello logramos no solo mantenernos, sino obtener resultados positivos. Por ejemplo, conseguimos brindar los servicios de desinfección al 100% de nuestros clientes mineros de la zona sur como Arequipa, Cusco, Ilo y Tacna. Esto nos permitió mantener a todos nuestros colaboradores y además, crear puestos de trabajo para las comunidades de la mina que habían quedado desempleados.
Asimismo, con la implementación de los lavamanos portátiles las ventas de los servicios sanitarios se incrementaron en un 40% en toda la compañía. Además, a pesar de la coyuntura recertificamos las normas ISO de nuestro sistema de gestión de calidad, medioambiente y seguridad y salud en el trabajo, logro que reafirma nuestro compromiso por continuar impulsando la mejora continua en nuestra organización.
En el caso de sus proveedores ¿qué iniciativas de seguridad implementaron?
Reforzamos y mantuvimos una comunicación continua con nuestros proveedores garantizando que se cumplan los protocolos para el COVID-19, desde el uso de mascarillas hasta la desinfección de los productos que suministraban en nuestras operaciones esto nos permitió, por ejemplo, obtener cero contagios en nuestro almacén central.
Como empresa de servicios ambientales ¿hacia dónde considera que deberían orientarse las empresas para tener mayor acción en la gestión de residuos el 2021?
En primer lugar, necesitamos entender la responsabilidad que todos tenemos con el residuo que generamos y asegurarnos de que sea tratado o dispuesto correctamente.
Segundo, debemos priorizar la valorización de los residuos antes que la disposición. No podemos continuar con el 1.9% de residuos valorizados cuando vivimos en una lucha constante por detener el cambio climático. Necesitamos ser conscientes y cambiar a un modelo de operación donde el residuo sea visto como un recurso. Y, en tercer lugar, debemos apostar por empresas que brinden soluciones innovadoras donde esté inmerso darle valor a los residuos, que propicien alianzas entre el sector público y privado, y que fomenten una educación ambiental donde los ciudadanos y las organizaciones entiendan el deber que tienen con el residuo que generan.
¿De qué manera su empresa piensa reafirmar su compromiso con una agenda sostenible el 2021?
En Disal tenemos el propósito de trabajar para un mundo más limpio y sostenible, por ello el 2021 seguiremos impulsando un negocio responsable. Nuestra operación estará enfocada en afianzar una cultura de ecoeficiencia en nuestros colaboradores, desarrollar soluciones ambientales innovadoras, propiciar la gestión sostenible en nuestra cadena de valor y apostar por el trabajo colaborativo con el Estado. En ese sentido, buscamos ampliar el número de operaciones en las que midamos nuestra huella de carbono, desplegar mayores medidas de ecoeficiencia, fomentar hábitos de consumo responsable en nuestros colaboradores y promover una gestión socialmente responsable en nuestros proveedores.
También, vamos a priorizar el reaprovechamiento de los residuos mediante la construcción de plantas de valorización donde el residuo sea convertido en un insumo para producir nuevos productos. De esta manera, buscamos reducir la enorme cantidad de residuos dispuestos en rellenos o botaderos, combatir la informalidad generando puestos de trabajo justos, seguros y equitativos, y contribuir en la lucha contra el cambio climático.
Finalmente, seguiremos propiciando sinergias con el sector público y privado donde la educación ambiental será la base para promover la conservación de nuestro planeta y contribuir a las metas que el país tiene en materia ambiental.