Edwin Calderón, Head of Compliance de BBVA en Perú, refiere que al inicio de la emergencia nacional se materializaron dos drivers de actuación para la función de Compliance: uno fue el frente regulatorio, que demandaba implementación de medidas legales al más breve plazo; y, el otro, la necesidad de asegurar que la oferta de productos y servicios no presentara deficiencias en la gestión de riesgos.
Por David Rodríguez Andara
drodriguez@stakeholders.com.pe
En BBVA tienen claro que el buen gobierno corporativo fomenta un clima de respeto a los derechos de los accionistas y de los inversionistas en general, generando valor, eficiencia, confianza y solidez.
Tomando en cuenta esto, la institución cuenta con un sistema de gobierno corporativo que se estructura sobre la base de un conjunto de principios, normas y políticas internas destinadas a regular el funcionamiento de sus estamentos de gobierno. Su diseño toma en cuenta los principales estándares y recomendaciones para ese campo, así como la particularidad de las actividades que realiza el Banco en su calidad de empresa financiera regulada.
Uno de los pilares fundamentales de la gestión de Gobierno corporativo de BBVA es mantener una política de información que tiene como principios básicos la transparencia, veracidad e inmediatez, con el objetivo de facilitar el conocimiento de todos aquellos asuntos de interés necesarios para permitir el adecuado ejercicio de los derechos de las partes interesadas.
Del mismo modo, la entidad promueve la igualdad de trato entre todos sus accionistas e inversores, acción supervisada por su directorio y por el Comité de Gobierno Corporativo.Asimismo, las pautas de actuación de los estamentos de gobierno del banco se encuentran recogidas en distintos documentos, que se encuentran en su web corporativa a disposición de todos los interesados en conocer esta información. Como resultado de esta gestión, así como del estricto cumplimiento de la normativa legal aplicable y de los principios del Código de Buen Gobierno Corporativo para las Sociedades Peruanas, BBVA en Perú fue incluido en la lista de las nueve empresas que conforman el Índice de Buen Gobierno Corporativo de la Bolsa de Valores de Lima 2020-2021.
Este índice analiza si las empresas cumplen con cinco pilares principales: derecho de los accionistas, junta general de accionistas, directorio y alta gerencia, riesgo y cumplimiento, y transparencia de la información. Además, BBVA en Perú ha sido considerando dentro del Top 5 del ranking ‘Merco Empresas y Líderes 2020’, que reconoce a las organizaciones con mejor reputación corporativa en el Perú.
Gestión de riesgos de cumplimiento
Para Edwin Calderón, Head of Compliance de BBVA en Perú, la función de Compliance es considerado como un socio estratégico del negocio, ya que tiene el propósito principal de gestionar los riesgos de cumplimiento para que éste pueda adecuarse de forma debida y oportuna a las exigencias del entorno.
“En tal sentido, ante este escenario inédito que se dio con la emergencia sanitaria global, en el que las autoridades tuvieron una profusa, continua y variada agenda regulatoria en respuesta a la crisis, el Compliance determinó la necesidad de asegurar su debida aplicación y cumplimiento por parte de los sujetos obligados”, refiere.
Asegura que la imposición de nuevas condiciones de operación de los agentes económicos, impulsó además la necesidad de entender las nuevas expectativas de los consumidores; de forma que los productos y servicios contaran con procedimientos robustos que aseguren la debida gestión de los riesgos en general.
“Como consecuencia, al inicio de la emergencia nacional se materializaron dos drivers de actuación para la función de Compliance: uno fue el frente regulatorio, que demandaba implementación de medidas legales al más breve plazo; y, el otro, la necesidad de asegurar que la oferta de productos y servicios no presentara deficiencias en la gestión de riesgos”, comenta.
Elementos fundamentales
Calderón indica que la función de Compliance en BBVA en Perú tuvo como elementos fundamentales:
• La dotación de una estructura organizativa adecuada, que mantuvo su autoridad e independencia de criterio;
• El mantenimiento/actualización de la normativa interna, políticas y procedimientos, a fin de garantizar la continuidad del negocio;
• El apoyo en infraestructura tecnológica, elemento crucial en esta pandemia porque facilitó, con suma eficacia, el desarrollo de actividades de supervisión y control de Compliance en forma remota;
• Una permanente actividad de risk assessment, sobre todo en los escenarios afectados por cambios, a fin de definir las acciones de mitigación que procuren la debida gestión de los riesgos involucrados y de aquellos que no resultaron afectados;
• La difusión y comunicación de los cambios y actuaciones requeridos, entendidos además como la “re-educación” en nuevas formas de desarrollar actividades, de ser el caso; y,
• La continuidad de la supervisión y control de los procesos establecidos que no tuvieron impacto, y a la vez, el desarrollo de los nuevos esquemas de monitorización para los cambios implementados.
Afirma que este esquema de gestión ha permitido no solamente dar respuesta de forma oportuna y eficaz a necesidades tales como: promover y agilizar el onboarding de clientes en forma no presencial, con apoyo de tecnología biométrica; facilitar la atención de operaciones a través de canales no presenciales; atender requerimientos de crédito y de reprogramación de deudas; entre otros, con alto componente de factores de riesgo vinculados a la actividad de Compliance.
“Tal es el caso de factores vinculados a la prevención de lavado de activos y financiamiento del terrorismo, a riesgos de corrupción, riesgos de conducta de mercado, de prevención de conflictos de intereses, riesgos de competencia y de integridad corporativa, por enumerar los más significativos y que fueron impactados en mayor o menor medida por los cambios regulatorio y de entorno”, subraya. Por otro lado, refiere que esta gestión fue implementada con una visión mayor, y es la que cobra cada vez mayor relevancia, conforme se viabilice la llamada “nueva normalidad”.
“Nos referimos a las evaluaciones independientes, tanto de los reguladores como de los órganos de auditoría interna y externa. Es decir, toda acción emprendida demandó también asegurar la trazabilidad para su posterior evaluación”, acota.
El principal aprendizaje
Por otro lado, Calderón explica que, desde la perspectiva de la función de Compliance, uno de los principales aprendizajes obtenidos durante esta pandemia de COVID-19 ha sido la rapidez con que la que no solo se deben adoptar decisiones, sino también efectuar las adecuaciones necesarias para escenarios de alta incertidumbre y de cambio en las expectativas y necesidades de los clientes.
Puntualiza que esta crisis no solo ha sido una excelente oportunidad para retar el time-to-market del negocio, sino también a la capacidad de innovar en la gestión de riesgos, proponiendo soluciones ingeniosas y efectivas para cumplir con las demandas interna y externa, así como afianzar el valor que genera contar con una cultura de cumplimiento.