Por Stakeholders

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El retorno a la presencialidad de muchos trabajadores a las oficinas es una gran incógnita. Para indagar un poco más en el tema, la consultora McKinsey realizó una investigación en la cual analizan las modificaciones en el entorno laboral y cómo deberán adaptarse las empresas para alcanzar el éxito en un nuevo escenario postpandemia.

La principal conclusión que presenta el informe está relacionada a las diferentes prioridades que tienen tanto los empleados como los empleadores. Aseguran que, mientras los empleadores están preparados para volver a tener una asistencia presencial significativa en la oficina, los empleados no. En realidad, desconexión es más profunda de lo que la mayoría de los empleadores piensa.

Las cifras de los encuestados hablan por sí solas. Casi tres cuartas partes de unos 5,000 empleados consultados por McKinsey en todo el mundo les gustaría trabajar desde casa dos o más días a la semana, y más de la mitad quieren al menos tres días de trabajo a distancia.

De esta manera, la consultora afirma que la vuelta al lugar de trabajo presenta un momento oportuno para crear un nuevo modelo operativo, que sea más eficaz, que funcione para las empresas y para las personas. Sin embargo, hay un gran “pero” a considerar: los empleadores deben enfrentarse a la creciente desconexión entre su visión del futuro y la de sus empleados.

Más de tres cuartas partes de los directivos encuestados por McKinsey informaron que esperaban un retorno a la oficina de tres o más días a la semana por parte de sus trabajadores. Si bien muchos son conscientes de que la adaptación al trabajo desde casa o home office fue bastante eficaz, también creen que perjudicó a la cultura organizacional y la pertenencia a la misma.

El estudio también revela que los empleadores, en muchas ocasiones, no saben realmente por lo que están pasando sus empleados. En su deseo de establecer rápidamente una cierta sensación de normalidad, solo se enfocan en responder a simples preguntas logísticas que les den una sensación de control. Estas preguntas suelen centrarse en el número de días que los empleados estarán en la oficina, en las herramientas de colaboración que utilizarán y en las políticas sobre niveles salariales y normas de comportamiento en las reuniones.

Sin embargo, no se considera que muchos de los trabajadores han pasado situaciones bastante difíciles en el último año. Desde incertidumbre y ansiedad, hasta la pérdida de amigos y familiares.

Por ello, los investigadores proponen algunas claves de acción para los líderes empresariales. En primer lugar, explican que, en vez de dirigir un regreso entusiasta a la oficina, lo mejor sería darle prioridad a la escucha activa para conocer realmente dónde están hoy sus trabajadores. Por ello, el estudio propone que el modelo a seguir por las empresas sea híbrido y lo más flexible posible.

Si bien la mayor interrogante está asociada a la cantidad de días que asistirá cada colaborador a la oficina, el estudio asegura que hay otras preguntas que deben ser tomadas en cuanta mucho antes de plantear aquella respuesta.

Por citar algunas: “¿Qué trabajo se hace mejor en persona que virtualmente, y viceversa? ¿Cómo funcionarán mejor las reuniones? ¿Cómo se puede equilibrar la influencia y la experiencia entre los que trabajan presencialmente y los que no? ¿Deben los equipos reunirse físicamente en un mismo lugar mientras abordan un proyecto y, en caso afirmativo, con qué frecuencia? ¿Puede la comunicación de los líderes hacia los trabajadores fuera de la oficina ser tan eficaz como lo es para los trabajadores en la oficina?”.

Tal vez en aquellas respuestas se pueda encontrar el balance ideal que cada organización necesita para encontrar su método ideal de trabajo de ahora en adelante.

Con información de Diario Responsable







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