El gigante tecnológico ha cerrado un acuerdo de 200 millones de dólares con la startup brasileña Re.green para restaurar 33.000 hectáreas de selva amazónica y atlántica. Este compromiso busca mitigar el impacto ambiental derivado del crecimiento exponencial de la inteligencia artificial.

Microsoft financiará la reforestación del Amazonas para compensar la huella de la IA: Las cifras

Por Stakeholders

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Microsoft ha dado un paso significativo en su estrategia de sostenibilidad con un nuevo acuerdo para la compra de 3,5 millones de créditos de carbono en los próximos 25 años. Este esfuerzo, valorado en aproximadamente 200 millones de dólares, se lleva a cabo en colaboración con Re.green, una startup brasileña dedicada a la restauración de ecosistemas mediante la reforestación con especies nativas.

Este es el segundo acuerdo que Microsoft firma con la empresa brasileña. En mayo de 2024, ambas compañías iniciaron un proyecto para reforestar 15.500 hectáreas, cifra que ahora se ha ampliado a 33.000 hectáreas, un área equivalente a tres veces la ciudad de París o 100 veces Central Park en Nueva York.

Brian Marrs, director de eliminación de carbono y energía en Microsoft, destacó que «para alcanzar nuestro objetivo de carbono negativo en 2030, será necesario aprovechar una amplia gama de vías de eliminación de carbono, y estamos interesados en apoyar aquellas soluciones basadas en la naturaleza que vayan más allá del secuestro de CO2 para mejorar simultáneamente los resultados sociales y ecológicos».

El impacto ambiental de la IA y la respuesta de Microsoft

El acelerado crecimiento de la inteligencia artificial ha generado preocupación por su alto consumo de energía. En 2022, los centros de datos a nivel mundial demandaron aproximadamente 460 TWh, representando un 2% del consumo eléctrico global. Para 2026, la Agencia Internacional de la Energía estima que esta cifra se duplicará, alcanzando los 1.000 TWh, un consumo equiparable al de todo Japón.

Microsoft, así como otras grandes tecnológicas, ha optado por compensar este impacto con medidas de sostenibilidad. Sin embargo, según Thiago Picolo, CEO de Re.green, «los centros de datos todavía dependen de redes energéticas basadas en combustibles fósiles, lo que obliga a las empresas tecnológicas a recurrir a créditos de carbono para mitigar sus emisiones».

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En 2023, la huella de carbono de Microsoft alcanzó los 17 millones de toneladas de CO2, un incremento del 40% con respecto a 2020. La empresa mantiene el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono para finales de la década mediante la reducción de emisiones y la inversión en proyectos de eliminación de carbono.

Una iniciativa que choca con la política de Trump

Si bien Microsoft refuerza su compromiso ambiental, la iniciativa se enfrenta a un panorama político adverso en Estados Unidos. Bajo la administración de Donald Trump, las políticas climáticas han dejado de ser una prioridad. El mandatario ha declarado una «emergencia energética nacional» para fomentar la producción de combustibles fósiles y ha impulsado la salida de EE. UU. del Acuerdo de París.

El contraste entre la visión empresarial y la política gubernamental genera incertidumbre sobre el futuro de la transición hacia energías limpias. No obstante, las grandes tecnológicas continúan apostando por la compensación de carbono y la sostenibilidad como una estrategia clave para su desarrollo a largo plazo.

El reto de la deforestación en el Amazonas

A pesar del impacto positivo de estas iniciativas, la magnitud de la deforestación en la Amazonía sigue siendo alarmante. Entre 2001 y 2020, se perdieron 54,2 millones de hectáreas de selva, un área equivalente a la totalidad de Francia. La reforestación de Microsoft y Re.green representa solo una fracción de este déficit, lo que pone de manifiesto la necesidad de medidas más amplias para frenar la destrucción del ecosistema amazónico.

Aunque insuficiente para revertir la crisis ambiental, este esfuerzo refleja un cambio de mentalidad en el sector tecnológico y una creciente presión para que las empresas reduzcan su impacto ambiental. En un mundo donde la IA y la digitalización seguirán expandiéndose, la clave estará en equilibrar la innovación con el respeto por el medio ambiente.

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