Nancy Yong, Socia de Advisory en PwC Perú y Líder de Servicios de Gobierno Corporativo, Riesgos & Cumplimiento y Líder de Servicios Forenses, conversó con Stakeholders desde CADE 2022.
Luego de más de dos años de pandemia, CADE vuelve a la presencialidad. ¿Qué espera de este evento que es clave para el desarrollo del país?
Las expectativas son altas. Este tipo de eventos permite reforzar relacionamientos e intercambios de ideas con lo cual se puede concretar proyectos y negociaciones, entre otros; así como retomar contactos. En ese sentido, en reuniones como estas es posible conversar y evaluar por dónde podrían orientarse los temas políticos y sociales con impacto en el sector empresarial. En todo ecosistema hay tres ejes muy importantes: Gobierno —central, regional y local—, la actividad empresarial —pública y privada— y la sociedad civil; que deben estar permanentemente interrelacionados y actuar de manera complementaria y supletoria, de tal manera de mantener cierto nivel de equilibrio razonable.
Si la actividad del gobierno es ausente o débil, sufre la actividad privada. Por ejemplo, frente a las consecuencias de la pandemia, tanto el gobierno como la actividad empresarial privada dieron respuesta a una expectativa de incertidumbre respecto a la recuperación de créditos otorgados, es el caso de Reactiva Perú, así como la renegociación de tasas y plazos, respectivamente.
Hay una crisis mundial por la guerra Rusia-Ucrania, crisis alimentaria y cambio climático. ¿Cuáles son los temas que Perú debe priorizar para afrontar esta crisis mundial
Un aspecto fundamental que ha sido muy impactado es la cadena del suministro. Claro, “si China y Estados Unidos de Norteamérica se resfrían, a nosotros nos da una neumonía severa”. Esa falta de suministros desacelera la economía y definitivamente termina afectándonos. Y lo vivimos en el día a día, por ejemplo, si una persona desea adquirir un auto nuevo tiene que esperar algo más de 2/3 meses porque no hay stock disponible.
Sin duda, afecta la logística global y dificulta realizar operaciones. Hacer negocios no es fácil y menos en estas circunstancias. Un aspecto importante es evaluar permanente e integralmente a nuestros stakeholders, priorizar y calendarizar sus expectativas, en función al ciclo de vida y el nivel de madurez que tenga la organización. Es un rompecabezas empresarial interesante que hay que atender. ¿Hay una única receta secreta? No, pero una adecuada y robusta estructura de gobierno corporativo, que no debe ser un “corset”, si no un viabilizador, ayuda mucho.
¿Cuál considera que debe ser el aporte del empresariado en la búsqueda del desarrollo sostenible en Perú?
Hay muchas vías que se pueden tomar. Si quisiera definir un marco teórico, diría que una forma potente es considerar aspectos de ASG: medio ambiente, temas sociales y gobernanza.
En lo que respecta a mi ámbito de competencia, un gobierno corporativo que cubre la “G” de gobernanza, debe considerar:
1) Fortalecimiento de la capacidad estratégica y prospectiva
2) Identificación y actualización de los grupos de interés, junto con sus expectativas
3) Trato equitativo entre los inversionistas
4) Ser una empresa socialmente responsable
Tenemos al menos tres proyectos de inversión que tienen más de 12 años detenidos y que, representan casi el 1% del PBI porque en su momento quizá, no se identificó una expectativa relevante de la comunidad afectada que, de haberse atendido adecuadamente, hoy la inversión privada tendría otras dimensiones e impactos.
De lo que se trata es de sobrevivencia empresarial en un mundo cada vez más cambiante, retador y demandante.