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Las Áreas Naturales Protegidas (ANP) en el Perú cuentan con más de 29 millones de hectáreas entre mar y tierra. Deyvis Huamán Mendoza, director de Gestión de las Áreas Naturales Protegidas de Sernanp, cuenta cuáles son los principales retos para su conservación y las estrategias para involucrar a distintos actores en favor de la biodiversidad existente en estos territorios.

Por Renzo Rojas
rrojas@stakeholders.com.pe

¿Cuál es el estado actual en materia de conservación de las Áreas Naturales Protegidas en el país? 

Un 96 % de las áreas protegidas cuentan con un buen estado de conservación. Es decir, no tenemos deforestación, contaminación, sobreuso de recursos y especies exóticas dentro de estos espacios. En el 4 % restante sí tenemos algunas amenazas, pero estamos convencidos de que tenemos un excelente estado de conservación y la intención es siempre mantenerlo. 

¿Qué amenazas o riesgos se enfrentan en ese porcentaje restante? 

Uno de los principales es la deforestación, que está relacionada con la apertura de campos agrícolas y el tráfico de madera. Asimismo, hay amenazas muy fuertes por parte de la minería ilegal en algunas ANP. También el cultivo de hojas de coca. Este último cada vez es más complejo y una preocupación. Otro tema crucial es el cambio climático, donde figuran riesgos muy serios como los incendios forestales y, recientemente, las inundaciones por lluvias. 

¿De qué manera han venido asumiendo desde Sernanp esta problemática? 

El Sernanp cuenta con estrategias o se suma a otras nacionales. En cuanto al tema de minería ilegal, hay una en relación con su erradicación dentro de las ANP, la cual venimos implementando en colaboración con la Policía Nacional, la Marina de Guerra o la fiscalía especializada en materia ambiental, por ejemplo. 

Sin embargo, no solo se piensa en la erradicación, sino también en apoyar procesos de formalización cerca de ANP cuando la legislación lo permite. Se logra obviamente con un enfoque en promover actividades económicas sostenibles y alternativas a la minería ilegal, como en Tambopata. Puede también ser el turismo, el manejo de algunos productos o el cultivo de cacao. 

¿Cómo afrontan lo concerniente a los incendios forestales? 

Contamos con una estrategia de atención para los incendios forestales. Tenemos un enfoque preventivo en coordinación con las autoridades competentes (COER, COEN, Defensa Civil y autoridades locales). Hay también un enfoque reactivo cuando ocurre un incendio. Sernanp cuenta con más de 200 bomberos forestales preparados para atender estas amenazas, a pesar de las necesidades. 

¿Qué tan frecuentes se han vuelto los incendios forestales en las ANP? 

Desde hace entre 1 y 3 años, durante las épocas secas que empiezan en julio hasta noviembre, hemos visto incrementado el número de incendios forestales en las ANP. Diría que se ha triplicado la cantidad en comparación de hace 10 años. 

¿El cambio climático es su principal causa? 

Claro. Es uno de sus efectos porque tenemos años muy secos o temporadas muy calurosas. La mayoría de los incendios son ocasionados por personas que se encuentran en el manejo de sus pastos o chacras. No lo pueden controlar y se ocasionan en praderas altoandinas, el bosque. Cada vez es más complicado. 

¿Con qué preparación cuentan los bomberos forestales en el país? 

Tenemos colaboraciones con el Gobierno de Estados Unidos y de España para capacitaciones. Recientemente, tuvimos un intercambio de experiencias con Argentina en lo que es atención. Hemos desarrollado estas capacidades a nivel país porque bomberos forestales en sí no hay en el Perú. Normalmente, se cuenta con los bomberos estructurales que todos conocemos. Forestales solo tienen el Sernanp y el Ministerio de Cultura (Machu Picchu) una parte. 

También articulan con las autoridades de las zonas… 

Trabajamos bastante de la mano con los Gobiernos regionales y locales. Estamos brindándoles capacitaciones, ya que los incendios forestales también ocurren fuera de las ANP. Ahí es donde nos solicitan apoyo para la atención.

Por otro lado, ¿cuál es el nivel de articulación con las comunidades relacionadas a las ANP? 

Tenemos dos formas de trabajo. Hay que indicar que, en general, en la institución contamos con alrededor de 750 guardaparques que se ubican en todo el país. Para controlar los 23 millones de hectáreas de las ANP en la parte terrestre, no se podría realizar con este número. La estrategia es involucrar a poblaciones locales, comunidades y empresas. 

En esa línea, ¿de qué forma involucran a estos grupos? 

Una de las formas es la cogestión con las Reservas Comunales, las cuales se crean para conservar espacios para las comunidades indígenas. Trabajamos de la mano con las comunidades representadas en un ejecutor de contrato de administración de por vida. En esas 10 áreas de las Reservas Comunales trabajamos de por vida. Nos sentamos con las comunidades y dirigimos el área juntos. 

¿Qué otros mecanismos existen con respecto a las comunidades? 

Promovemos otros como los guardaparques comunales. Ellos nos ayudan a cuidar las ANP y, por nuestro lado, los ayudamos a cuidar sus territorios. Nos organizamos juntos. Hay un ganar y ganar con ellos. También están los acuerdos de conservación. Aquí suscribimos acuerdos con comunidades, productores o empresas, a quienes apoyamos en algunas actividades de educación ambiental, vigilancia y control, y articulación a cadenas productivas que les ayuda desarrollarse. En ese sentido, tienen un compromiso ambiental con nosotros. 

En convenio con otras entidades estatales, ¿también se han realizado algunas iniciativas en el tema? 

Tenemos alianzas con algunos programas del Estado como Turismo Emprende, que otorga recursos a emprendimientos turísticos. De esta manera apoyamos a emprendimientos que están cerca a las ANP. También con el Programa Nacional de Conservación de Bosques, que brinda beneficios por conservación solo a comunidades indígenas. Aquí tenemos un acuerdo tripartito y una colaboración con este programa que trabaja con muchas comunidades a nivel nacional. Hay otras iniciativas con PRODUCE en relación con los programas regionales de innovación agraria y de innovación en pesca y acuicultura. Por ejemplo, en Turismo Emprende, los emprendimientos de ANP tienen un puntaje adicional. 

Es decir, estas comunidades que se presentan para obtener beneficios del Estado, al momento de la calificación, tienen un puntaje adicional si tienen una alianza con el Sernanp o un acuerdo de conservación. 

¿Cómo se puede sumar una empresa a generar una cadena productiva favorable? 

Nuestro propósito es la conservación de estos espacios. Puedes conservar también llevando a cabo un uso sostenible. Esto se da, por ejemplo, en Pacaya Samiria donde tenemos el aprovechamiento de aguaje en alianza con Grupo AJE. La empresa compra el aguaje. En esa línea, existe un desafío grande con las comunidades porque se tiene que acopiar cantidades importantes, asegurar una cantidad de aguaje permanentemente. Hay un acompañamiento de nuestra parte para ese fortalecimiento. 

¿Con qué otros recursos se ha podido hacer este aprovechamiento sostenible? 

Figuran también algunos ejemplos de producción de cacao y café en zonas de amortiguamiento de áreas protegidas. Existen alianzas con algunas empresas y cooperativas para que estos productos tengan un valor agregado. Para ello, también contamos con la marca Aliados de la Conservación, que otorgamos a los productos que provienen de ANP o emprendimientos que están cerca y trabajan con nosotros. El objetivo es que este sello dé un valor agregado. Es una marca y un reconocimiento que se otorga. 







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