Juan Francisco Figuerola, director gerente de la inmobiliaria Fiduma, conversó con Stakeholders acerca de los proyectos inmobiliarios que viene desarrollando la empresa, con un enfoque de sostenibilidad. A tres ya ejecutados en Cusco se suma uno más en Máncora, en el norte del Perú. “Intentamos establecer una simbiosis: invadir lo mínimo indispensable y dejar el resto tal cual, solo potenciarlo”, explica. 

Por Luis Paucar

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Empecemos por el concepto de inmobiliaria boutique. ¿Cómo se ha extendido en el país?

El término ha ganado protagonismo en los últimos años a nivel global. Es un concepto que busca la satisfacción total del cliente, poniendo énfasis en la calidad de gestión. Es decir, atiende directamente al segmento potencial. Por eso, en Fiduma, realizamos pocos proyectos a la vez, nunca más de dos. Digamos que es como un hotel boutique, con buen servicio y experiencia increíble. Esta categoría no está extendida en el país. 

También impulsan la tendencia del condohotel, con servicios para mantener y alquilar viviendas con facilidad y sin preocupaciones. 

Claro, aunque es un término que puede ser confuso. Hace años, el concepto de condohotel partía de una especie de hotel compartido. La inmobiliaria construía edificios con habitaciones para que las opere un hotelero; por ejemplo, Marriot o cualquier hotelero grande. La inmobiliaria vendía las habitaciones a diferentes personas, es decir, el edificio era de diferentes dueños.

Luego el concepto migró a propiedad horizontal: habitaciones de diferentes propietarios que se las daban a hoteleras. A partir del 2013, la plataforma Airbnb empieza a cobrar fuerza como un operador en línea para cualquier persona. Con ello las unidades pasaron a alquilarse también sin operador, abriéndo nuevas posibilidades.

En la actualidad, el concepto incorpora no solo habitaciones sino también viviendas agrupadas dentro de un complejo que ofrece servicios tipo hotel. Digamos, entonces, que un condohotel de viviendas permite a sus propietarios alquilar sus unidades complementándolas con todos los servicios de un hotel, como son, restaurantes, minimarket, lavandería central, housekeeping, entre otros. 

Fiduma tiene tres grandes proyectos en Cusco dentro de su cartera: Urqupirca, Mayupata y Catahuasi, todos en el Valle Sagrado. ¿En qué consisten?

Urqupirca empezó a gestarse a principios de 2012. Se diseñó para albergar 14 cabañas (casas). Primero encontramos un terreno con una vista privilegiada (al apu Pitusiray), y diseñamos las casas para luego dar el servicio de obra a quienes quisieran construirlas.  Las casas son independientes, y el condominio ofrecía seguridad, vivienda del vigilante, lavandería central, estacionamiento común, oficina, servicios de portería y handyman. Lo entregamos en 2015.

Dos años después entregamos Mayupata, con características similares, pero con vista al apu Sahuasiray y a orillas del río Vilcanota, lo cual permite otro tipo de deportes. Ya no se consideraba solo cabañas (casas) sino también bungalows. Nueve cabañas y diez bungalows de 2 habitaciones. En Mayupata adicionamos espacios en zona común y mejoramos el producto. Hay que resaltar que todas [las obras de Fiduma] cuentan con un depósito que provee a los huéspedes de gas, carbón, leña y agua.

«La concepción de cualquiera de nuestros proyectos tiene una valoración del entorno natural de manera integrada».

Catahuasi es nuestro último desarrollo en el Valle Sagrado. Hay 47 propiedades de dos, tres y hasta cuatro habitaciones sobre una extensión de 2 hectáreas. Ha incorporado novedades como minimarket, una cafetería-restaurante, servicios de housekeeping, vehículos eléctricos para traslado de huéspedes, entre otros. Está vendido al 70%, tiene ya 12 casas construidas y prevemos iniciar la construcción de otras seis en octubre y otras seis en marzo de 2023.

¿Cuál ha sido la inversión en cada uno?

En Uquipirca fueron 3 millones de dólares. En Mayupata, 3 millones y medio; y en Catahuasi van a ser cerca de 10 millones. 

¿Catahuasi es el más ambicioso?

Diría que el más completo, pues además de los servicios, ambiente familiar idóneo y la vista panorámica al Valle Sagrado, también cuenta con restaurante y taller de bicicletas, pues Cusco es un importante destino para practicar ciclismo de montaña. Nos preocupamos mucho en escuchar al consumidor y darle una experiencia completa donde pueda pasar inolvidables momentos familiares con todos los servicios esperados y tenerlo como base para aprovechar el “parque de diversiones” que es el Valle Sagrado para practicar sus deportes y hobbies favoritos desde treking, bicicleta de montaña hasta las fotografía y cabalgatas mágicas. Estamos vendiendo un destino generador de momentos inolvidables.

¿Cómo avanza el primer proyecto que han emprendido en el norte?

Se llama Hale Kai Villas y será el más grande de nuestros proyectos. Está sobre un área de 12.5 hectáreas, entre Máncora y Punta Sal, en una zona conocida como El Bravo. Es un espacio que permaneció virgen por muchos años porque no había acceso. Para tener acceso, hemos logrado ejecutar una trocha de más de seis kilómetros. Es un terreno con depresiones que hemos aprovechado al máximo, pues estamos construyendo una laguna de 1.3 hectáreas, con forma de serpentín, para hacer deportes como kayak, paddle o vela.

  «Hay proyectos interesante en el mismo Máncora, donde ya empezó a operar un aeródromo».

Además de la playa, la laguna es uno de los atractivos principales y está excavada a un 80%. También tendrá gimnasio, club house con restaurante, canchas de tenis, paddle tenis, squash, zonas de juego para niños, minimarket y bar de playa. En octubre se empezarán a construir las primeras viviendas. Entre casas y bungalows hay 120 unidades. Algunas casas dan al mar; otras, a la laguna, con su propio muelle; y otras se ubican en la duna, en la parte trasera del proyecto con vista panorámica.

Entiendo, entonces, que el norte peruano se mantiene altamente atractivo en la mirada del rubro inmobiliario.

Sí, evoluciona bastante bien. Sin embargo, es una zona donde el Estado no termina de definir la propiedad. Por ejemplo, el 95% de Tumbes es posesión, una condición que frena el ingreso de grandes inversiones. Sin embargo, hay proyectos interesantes en el mismo Máncora, y ya empezó a operar un aeródromo. Es una de las cosas más importantes que está teniendo el norte. Esa conectividad es importante. 

Hablemos de la propuesta de sostenibilidad. ¿De qué manera sus diseños respetan el entorno y el medio ambiente?

La concepción de cualquiera de nuestros proyectos tiene una valoración del entorno natural de manera integrada. Valoramos la fauna y flora, vemos los vientos, que le han dado forma al hábitat donde nos vamos a instalar. Intentamos establecer una simbiosis: invadir lo mínimo indispensable y dejar el resto tal cual, solo potenciarlo. En Hale Kai Villas la topografía es bastante compleja porque tenemos dunas y depresiones, además de algarrobos centenarios que hemos identificado junto con especialistas, y los cuales estamos rescatando.

«Nos preocupamos mucho en escuchar al consumidor y darle una experiencia completa donde pueda pasar inolvidables momentos familiares»

Pretendemos sembrar pocas palmeras porque consumen mucha agua. En cambio, apuntamos a reivindicar el algarrobo, uno de los árboles en peligro de extinción, el cual tendrá un espacio de reforestación. En Catahuasi, para minimizar el impacto ambiental, toda la iluminación de caminos es solar y la distribución es en vehículos eléctricos. Todos nuestros proyectos tienen dos líneas de agua (negras y grises). Las negras van a un biodigestor que las convierte en humus; y las grises, a un tanque especial para emplearlas posteriormente en el riego.

Con todo lo mencionado podemos decir que Fiduma tiene expertise para armar proyectos en zonas protegidas y biodiversas como el Valle Sagrado. Respecto a arquitectura, empleamos materiales orgánicos como ladrillo, barro, madera. Y buscamos emplear por lo menos el 50% de la mano de obra de la zona. 

Finalmente, ¿cómo rentabiliza la inversión el que compra una vivienda de sus proyectos?

Hablemos de las ventajas: es una segunda vivienda; entonces, está lejos de la ciudad y se puede usar en el momento que se desee y arrendar el resto del tiempo. Estamos enfocados a parejas jóvenes y familias de todo tipo. Gente que va de 30 a 65 años que avizora rentabilizar [el inmueble] para que se pague solo. Como sabemos que construir y equipar será difícil, nosotros acompañamos al cliente en todo el proceso.

Buscamos un socio estratégico con experiencia en la zona para garantizar que todo salga bien. En el equipamiento también los ayudamos. Un experto en hotelería arma paquetes para distintas casas. Asesoramos [a los propietarios] sobre el funcionamiento de Airbnb. Fiduma busca hacer condominios vacacionales en sitios mágicos y especiales, en lugares altamente turísticos. Ya hicimos tres en Cusco, estamos encaminando el de Máncora y pronto realizaremos dos más. La expectativa es muy alta.







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