Por Renzo Rojas

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La institucionalización y el rol del empresariado en el Perú son temas de la edición número 60 de CADE Ejecutivos. Felipe Ortiz de Zevallos, fundador de APOYO y miembro del Comité organizador de este evento, dialoga acerca de la crisis coyuntural y del futuro del país. Sostiene también que, en medio de este panorama, no se debe perder de vista el fomento de la inversión privada para generar crecimiento económico.

RENZO ROJAS

rrojas@stakeholders.com.pe

Ante la actual inestabilidad política que afecta al bienestar de todos los peruanos y peruanas, ¿por dónde considera usted que pasa la solución a este escenario? 

Bueno, en lo inmediato, le correspondería al Congreso decidir qué curso darle a la denuncia de la Fiscal de la Nación, en un contexto que resulta bastante incierto porque el actual Congreso se encuentra muy atomizado y es uno donde pululan “niños”. 

Hay de por medio una clara crisis política…

No contamos en el país con partidos políticos que merezcan dicho nombre y articulen bien el debate nacional. Las últimas elecciones lo demuestran y revelaron una creciente y peligrosa balcanización. La República nació con el lema de Firme y Feliz por la Unión. Ahora nos encontramos en una situación mudable y triste por la desunión.   

¿Qué rol puede tener en toda esta situación, para contribuir a la solución, un sector tan importante como es el empresariado? 

Un rol relevante sin duda, que debe ser también uno abierto e incluyente. Los empresarios ejercen poder económico y destacan por su visión y capacidad de gestión. Pero el Perú actualmente corre el peligro de descomponerse en un archipiélago de tribus. 

Esto afecta, indudablemente, la capacidad de gestión…

Vivimos actualmente una crisis política de corto plazo que ha puesto también de manifiesto vicios y defectos de nuestro sistema político, los que no cuentan con soluciones simples ni fáciles. El sector empresarial puede contribuir mucho, si no enclavara su perspectiva en su propia tribu y se acercara más a los demás peruanos con empatía y sencillez.   

En los últimos años, ¿qué balance hace del actuar del sector privado en el Perú en relación con su rol como un agente que contribuye a la sociedad más allá de los bienes y servicios?

Es inadecuado generalizar porque hay muchos empresarios que contribuyen socialmente, más allá de los bienes y servicios que sus empresas producen y de los impuestos que pagan. Pero tal vez ha faltado pensar más en cómo organizar y proveer mejor el bien común, en sus diversas facetas. 

En países tan diversos como el Perú, un avance tecnológico como el teléfono inteligente puede incluso hacer más difícil el lograr una visión que sea convergente. Y ahora, a escala planetaria, enfrentamos una transformación energética compleja para atender los efectos nocivos del cambio climático.    

La pobreza aumentó con la pandemia en el país, pero no es el único problema. ¿Cuáles considera usted que son los desafíos inmediatos que deben asumir las autoridades? 

Las autoridades debieran centrarse en lograr un manejo eficaz de los recursos disponibles y en proveer una visión estimulante y convergente del futuro. La pandemia resultó terrible para el Perú, no sólo por los más de 200,000 fallecidos, sino por las cuantiosas pérdidas de trabajo e ingresos. Hay peruanos jóvenes que dejan el país porque no ven oportunidades de empleo adecuado y porque no confían que ello vaya a mejorar en el futuro. Esta fuga de recursos humanos resulta más grave que la fuga de capitales.      

“No contamos en el país con partidos políticos que merezcan dicho nombre y articulen bien el debate nacional. Las últimas elecciones lo demuestran y revelaron una creciente y peligrosa balcanización. La República nació con el lema de Firme y Feliz por la Unión. Ahora nos encontramos en una situación mudable y triste por la desunión.”

Uno de los temas en el CADE Ejecutivos será la institucionalidad en el ámbito público. ¿Qué diagnóstico hace de las principales instituciones o qué retos cree que enfrentan ellas? 

El aparato estatal, para funcionar bien, requeriría de unos 500 funcionarios meritocráticamente escogidos. En el Perú, hay instituciones públicas que funcionan muy bien como, por ejemplo, el Banco Central de Reserva, pero tantas otras que no. Nuestra moneda es hoy estable, pero no lo fue en el pasado. Tuvimos hiperinflación. Tomamos entonces consciencia de la importancia de contar con un directorio del BCR independiente. En servicios como justicia, la provisión adecuada de agua potable, educación, etc., carecemos de una institucionalidad adecuada comparable que establezca metas adecuadas y realizables.    

A pesar de los problemas, se destaca a veces la resiliencia de un país como el Perú. ¿Cómo ve el progreso del país de cara a los próximos años?

El progreso económico, mal, por la falta creciente de inversión privada que permita promover el empleo y los mayores ingresos. Habrá que ver cuánto mejor o peor resultan los nuevos gobernadores y alcaldes en su gestión. Y si somos capaces de enfrentar bien la crisis política que venimos atravesando. Ojalá, por ejemplo, que en las próximas elecciones las listas que se disputan el poder sean cinco o siete y no 18 o 20. Eso, por ejemplo, marcaría un progreso.   

Por otra parte, ¿qué expectativas tiene acerca de este CADE Ejecutivos 2022, el cual vuelve a la presencialidad después de dos años?

Una innovación interesante es que a esta CADE 2022 se ha invitado a 22 líderes jóvenes de distintas regiones y sectores para que interactúen con los ejecutivos asistentes. Habría que preguntarles a esos 22 jóvenes como vislumbran al Perú que les ha tocado vivir y cómo consideran que se debe contribuir para superar la crisis en la que hoy se encuentra nuestra sociedad. 







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