La empresa de alimentos y bebidas cuenta con esta certificación en sus plantas de Huaura y Arequipa, desde el 2021.

Por Stakeholders

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Industrias San Miguel (ISM) obtuvo, nuevamente, la certificación de Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (HACCP) para su Planta Huaura. Para lograr este certificado, la empresa recibió en diciembre pasado la visita de la Dirección General de Salud Ambiental (DIGESA) para una exhaustiva auditoría de sus procesos, en conformidad con la Norma Sanitaria para la Aplicación del Sistema HACCP en la Fabricación de Alimentos y Bebidas.

La auditoría realizada por DIGESA ratificó la acreditación de la inocuidad y calidad de todos los procesos en la Planta Huaura de ISM, otorgándole así la recertificación por dos años más. Este logro refleja el cumplimiento de los estándares más altos en seguridad alimentaria y la constante mejora de sus prácticas de producción.

Desde el año 2021, ISM cuenta con la certificación del sistema HACCP en ambas de sus plantas de producción en Perú, ubicadas en Huaura y Arequipa. Además, la empresa ostenta la triple certificación internacional con los ISOS 9001, 45001 y 14001, garantizando la calidad e inocuidad de sus productos, así como la seguridad en el trabajo y el respeto al medio ambiente.

Martín Castillo Guerra, jefe País del SGI y Sostenibilidad de ISM, destacó la importancia de este logro. «A lo largo de su trayectoria, ISM ha demostrado su compromiso con la innovación, la sostenibilidad y el talento; desarrollando una amplia variedad de bebidas producidas en plantas de última generación y certificadas, garantizando la calidad e inocuidad de nuestros productos. Esto nos permite acceder a los mercados más competitivos a nivel nacional e internacional».

¿Qué es la certificación HACCP?

La certificación HACCP es un sistema preventivo de gestión de la seguridad alimentaria que identifica, evalúa y controla los riesgos relacionados con la inocuidad de los alimentos en todas las etapas de la cadena de producción, desde la materia prima hasta el producto final. Este enfoque proactivo permite a las empresas detectar y evitar posibles peligros alimentarios, asegurando la calidad y la seguridad de los alimentos para los consumidores.







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