Clelia, Tracy y Ruth, estudiantes becarias de Junín, impulsan emprendimientos innovadores que buscan reducir el uso de plásticos a través de materiales naturales.

Por Stakeholders

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Tres jóvenes peruanas están transformando la sostenibilidad en el país con la creación de envases innovadores a base de cáscara de coco y bambú. Clelia Huanay Pariona, Tracy Ocola Alarcón y Ruth Alarcón Castro, destacadas estudiantes becarias nacidas en Junín, han unido sus pasiones por la naturaleza y la innovación para desarrollar emprendimientos que buscan reducir la contaminación ambiental y el uso de plásticos de un solo uso.

Hijas de agricultores, estas jóvenes siempre tuvieron un profundo respeto por el medio ambiente y una preocupación creciente por la contaminación global. Ahora, al borde de finalizar sus estudios universitarios, han iniciado proyectos que utilizan materiales ecológicos para reemplazar el plástico.

Bambuseroo: transformando el ‘Oro Verde’

Clelia Huanay Pariona, originaria de San Martín de Pangoa (Junín), siempre tuvo un espíritu emprendedor, inspirado por sus padres comerciantes. Con el apoyo de la Beca Permanencia del Pronabec, estudia Ingeniería Forestal Tropical en la Universidad Nacional del Centro del Perú. Durante sus estudios, se unió a Bambuseroo, un emprendimiento que promueve el cultivo y uso del bambú, una planta de rápido crecimiento y múltiples beneficios.

Clelia y su colega Franklin Huarcaya Carhuallanqui trabajan en la siembra, cosecha y procesamiento del bambú, fabricando productos sostenibles como materiales de escritorio y artículos decorativos. “El bambú es una alternativa de solución, conocido como ‘oro verde’, que puede reemplazar muchos usos del plástico”, explica Clelia. Bambuseroo ha ganado varios concursos, permitiéndoles mejorar sus productos y mirar hacia futuras exportaciones.

Tracy Ocola Alarcón, estudiante de Agronomía Forestal también en la Universidad Nacional del Centro del Perú, vio una oportunidad en las cáscaras de coco desechadas en Satipo. Junto a Ruth Alarcón Castro y Gerardo Egoavil Huancho, fundó Eco-coco Perú, un emprendimiento que transforma estas cáscaras en productos biodegradables como platos y macetas.

“Las personas beben el agua de coco y desechan la cáscara. Nosotros recolectamos esta fibra, la procesamos y convertimos en productos que se descomponen naturalmente en 30 días”, señala Tracy. Eco-coco Perú ha ganado concursos universitarios, permitiéndoles comprar herramientas para perfeccionar su técnica y ampliar su producción.

Estas jóvenes emprendedoras continúan esforzándose por desarrollar soluciones sostenibles que no solo reducen la contaminación, sino que también generan ingresos adicionales para sus comunidades.







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