
En el Perú, las micro y pequeñas empresas (mypes) constituyen el 99 % del tejido empresarial y generan casi el 91 % del empleo privado. Además, cuatro de cada cinco proveedores de las grandes cadenas de valor son mypes. Sin embargo, su peso en la economía contrasta con las barreras que enfrentan: baja productividad, informalidad, limitado acceso a financiamiento y plazos de pago que muchas veces superan sus capacidades. A ello se suman problemas sociales y coyunturales, como la inseguridad, que incluso ha obligado a muchas mypes a cerrar sus redes sociales, uno de sus principales canales de venta.
Frente a esta realidad, el movimiento empresarial Es Hoy desarrolló el diagnóstico Compromiso Mype, que busca reconocer y fomentar buenas prácticas en el relacionamiento de grandes y medianas empresas con sus pequeños proveedores. En este marco, Ornella Paz, jefa de Proyectos del Frente MYPE, analiza en conversación con Stakeholders los hallazgos del estudio y las claves para un entorno empresarial más equitativo.

¿Por qué considera estratégico, además de ético, que las grandes empresas trabajen bajo principios de relacionamiento responsable con sus proveedores mype?
Partimos de un análisis de las problemáticas y barreras que enfrentan las mypes peruanas. Si bien el 99 % del tejido empresarial son micro y pequeñas empresas, eso no significa que tengan condiciones adecuadas para crecer o integrarse a cadenas de valor.
Entre los retos más claros están la alta informalidad, el bajo acceso a financiamiento —porque los productos financieros del mercado no están diseñados para su naturaleza— y la baja productividad. Además, muchas mypes enfrentan actualmente un problema social, ya que la delincuencia las ha llevado a cerrar sus redes sociales, a pesar de que suelen ser su principal canal de ventas.
Ustedes realizaron un estudio en 2024. ¿Qué hallazgos consideran más reveladores sobre la realidad financiera de las mypes?
Uno de los hallazgos más importantes es que el 82 % de las mypes entrevistadas tiene algún nivel de ahorro, pero la mitad de ellas solo puede sostener su operación durante menos de un mes. Eso nos lleva a una pregunta clave: ¿cuál es la responsabilidad de las grandes empresas respecto al tiempo de pago?
Muchas aún trabajan con plazos de 60, 90 o hasta 120 días, algo insostenible para una mype. Además, un 15 % de las entrevistadas nos contó que ha tenido que rechazar pedidos de grandes compañías por no contar con la capacidad instalada suficiente para cumplir con los volúmenes o tiempos que les exigen.
“Muchas aún trabajan con plazos de 60, 90 o hasta 120 días, algo insostenible para una mype”.

En esa línea, ¿qué desafíos han identificado en la aplicación de estos principios, en especial en lo relacionado al acceso a capital?
Vemos dos aspectos principales. El primero es cultural: muchas empresas grandes cumplen solo lo que exige la ley. Hoy existe una Ley de Pago a 30 días, pero incluso ese plazo sigue siendo demasiado para una mype.
El segundo aspecto tiene que ver con las matrices internacionales. Varias compañías en Perú siguen lineamientos regionales o globales que no se ajustan a nuestra realidad, lo que impide “tropicalizar” las políticas y atender las necesidades reales de las microempresas peruanas.
Desde la perspectiva de inclusión financiera, ¿qué mecanismos considera clave para fortalecer a las mypes?
El primer paso es la información y la capacitación. Muchas mypes desconfían de herramientas como el factoring porque no las conocen. Si las grandes empresas impulsan programas de formación, ayudan a reducir esa brecha.
El segundo paso es acercarlas directamente al sector financiero. Ya hay compañías que sirven de nexo entre sus proveedores y entidades bancarias, lo que genera confianza, abre canales de financiamiento y rompe barreras de desconocimiento.
¿Cómo se construye confianza entre grandes compañías y pequeños proveedores?
La clave es la escucha activa. Muchas mypes sienten que sus clientes grandes no las escuchan. Algo tan sencillo como preguntar si entienden el proceso de compras o si las herramientas digitales son adecuadas, genera confianza.
Un ejemplo es el BCP, que organiza cafés con sus proveedores para recoger expectativas y necesidades. Escuchar es el primer paso, pero luego hay que implementar cambios que realmente reduzcan los dolores que enfrentan las mypes. Solo así se fortalece el vínculo.