Por POR ELAINE FORD - Directora fundadora de Democracia Digital en Perú y Latinoamérica

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El 2024 es un superaño electoral a nivel global. Al menos 72 países han vivido elecciones o lo harán en los meses entrantes. Esto representa casi el 50 % de la población mundial, de acuerdo al Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas. El gran temor en los procesos electorales en estos tiempos de la Inteligencia Artificial (IA) generativa es su uso para fines perversos. Esto significa: manipular a la población mediante el uso de algoritmos, desinformar con contenido falso, agudizar la polarización política, aumentar la infodemia con segmentación de datos, exacerbar los discursos de odio, vulnerar los datos personales, entre otras prácticas que ya hemos experimentado. Sin embargo, ahora podría ser peor.

Y es que cada vez los métodos son más sofisticados. Las herramientas digitales emplean más el uso de IA generativa en todos los ámbitos cognitivos y áreas de trabajo. Disculpen el anglicismo, pero hoy vemos con más fuerza fake news a través de deepkafes, cheapfakes y audiofakes; prácticas que apuntan a engañar a la población, a través del uso de imágenes, videos o audios.

Un deepfake es una técnica que permite crear contenido multimedia falsificado de manera muy realista. Superpone rostros de personas sobre otras personas en videos o para sintetizar voces, haciéndolos parecer auténticos. Los deepfakes pueden ser usados para una variedad de propósitos, desde entretenimiento hasta campañas de desinformación y fraudes.

Los cheapfakes son herramientas más baratas, accesibles y son más fáciles de manipular o modificar. También es más fácil identificar su falsedad, a diferencia de los deepfakes, que son más sofisticados y requieren habilidad, tiempo y mayores recursos para elaborarlos. Incluso, cada vez será más difícil distinguir que son falsos.

La capacidad de hacer que el contenido falsificado se vea y suene extremadamente realista ha suscitado preocupaciones sobre su potencial para el abuso y la manipulación en contextos políticos, sociales y electorales. Este tema es especialmente sensible en tiempos de elecciones en la actualidad a nivel global, porque tiene una vinculación directa con la desinformación online; asunto del que ya conocemos su impacto y repercusiones nefastas para las sociedades.

“Las herramientas digitales emplean más el uso de IA generativa en todos los ámbitos cognitivos y áreas de trabajo”.

También en un superaño electoral ha sido recurrente el uso de chatbots automatizados, que muchas veces simulan las voces de los políticos. En las elecciones de Pakistán (febrero 2024), el exprimer ministro, Imran Khan, quien había sido prohibido de postularse y encarcelado tras ser condenado por corrupción, utilizó la IA generativa para generar audio y video sintéticos y hacer campaña desde la cárcel. Igualmente, se sabe que unas tres mil personas en la India recibieron llamadas telefónicas con chatbots durante la campaña política en las elecciones.

Del mismo modo, recordemos hace unos meses el audiofake, a través de llamadas telefónicas, que circulaba entre el electorado demócrata en los Estados Unidos donde se oía la voz del presidente, Joe Biden, indicando a sus partidarios que no vayan a votar en las elecciones primarias del partido.

Se estimó que el número de llamadas fraudulentas osciló entre 5 000 y 25 000. Es probable que este tipo de prácticas aumente en los siguientes meses, cuando la rivalidad entre los actuales candidatos a la presidencia, Donald Trump y Kamala Harris, lleguen a momentos más álgidos durante la campaña.

En Venezuela la desinformación online y las prácticas del Gobierno orientadas a perseguir, silenciar al pueblo y sembrar miedo han sido muy habituales en los últimos meses. Tras los recientes comicios el 28 de julio y, ante la indignación del pueblo venezolano que protestó masivamente al sentir que les robaron la elección; el nivel de acoso ha sido sistemático a través del aplicativo del gobierno VenApp. Dicha herramienta fue creada hace unos años para permitir que la ciudadanía denuncie situaciones de emergencia o vulnerabilidad por la falta de algún servicio público.

Sin embargo, en el contexto electoral el Gobierno implementó en VenApp nuevos botones o funcionalidades para denunciar a los que salen a protestar, a quienes alteran el orden o generan daños al patrimonio. Tal situación lo único que ha avalado es la inmediata captura y reclusión de los manifestantes.

Como verán, la tecnología servirá para muy buenas causas, pero también en elecciones las prácticas poco éticas y antidemocráticas proliferan. Es importante estar atentos sobre lo que sucede en las elecciones por venir, pues podrán generar evidencia suficiente para demostrar hacia dónde estamos avanzando como sociedades y cómo las tecnologías digitales y emergentes son usadas con distintos fines. Además, nos servirá para estar prevenidos, diseñar respuestas y saber actuar ante escenarios semejantes que se podrían vivir en el Perú hacia las elecciones del 2026.







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