A pesar de una disminución reciente en la duración de los apagones, que pasó de 14 a seis horas diarias, la crisis energética en Ecuador está lejos de solucionarse. Analistas advierten sobre la posibilidad de que los cortes de electricidad prolongados regresen, debido a la falta de soluciones estructurales y a la dependencia de factores climáticos impredecibles.
El feriado de cinco días, desde el 31 de octubre hasta el 4 de noviembre, ayudó a aliviar temporalmente la demanda de electricidad, permitiendo la recuperación del embalse de Mazar gracias a las lluvias en la Amazonía. La hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, la mayor del país, también aumentó su producción, lo que brindó un respiro momentáneo al sistema energético. Sin embargo, tras el feriado, el nivel de agua del embalse de Mazar volvió a descender, según reportes locales.
Factores que complican la recuperación
El Complejo Hidroeléctrico Integral Paute, compuesto por las centrales Mazar, Paute y Sopladora, cubre aproximadamente el 38% de la demanda eléctrica nacional. No obstante, el bajo nivel de los embalses sigue siendo un riesgo latente para el suministro. Según el consultor eléctrico Ricardo Buitrón, el embalse podría alcanzar niveles mínimos nuevamente esta semana, lo que obligaría a reanudar los cortes prolongados.
Diego Morales, presidente del Colegio de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos de Azuay, señaló tres condiciones necesarias para reducir los apagones: intensas lluvias diarias durante al menos dos semanas, un incremento en la generación de energía térmica y la importación de electricidad desde Colombia. Hasta el momento, ninguno de estos escenarios se ha concretado.
La peor sequía en seis décadas
El gobierno ecuatoriano ha atribuido la crisis a la sequía más severa en 60 años. Sin embargo, expertos y ciudadanos coinciden en que la emergencia energética se debe, en gran parte, a la falta de inversión y a la inacción de las autoridades frente a los reportes climáticos que ya anticipaban una situación crítica. La incertidumbre sobre la estabilidad del suministro eléctrico persiste, y mientras no se implementen soluciones a largo plazo, el país seguirá vulnerable ante factores externos y fenómenos climáticos adversos.