Desde la adopción del Marco Global de Biodiversidad (MGB) en 2022, se ha reconocido globalmente la necesidad de preservar los ecosistemas y la biodiversidad, elementos cruciales para el bienestar económico y social. La COP16, que se celebra en Colombia a partir del 21 de octubre de 2024, marca un momento decisivo, pues la implementación de este marco aún se encuentra rezagada.
Se espera que esta cumbre impulse a los líderes de gobierno y del sector privado a cerrar la brecha entre intención y acción, especialmente en un contexto donde seis de los nueve límites planetarios ya se han sobrepasado.
La política y el sector privado: impulsores clave
Los gobiernos tienen un rol crucial al establecer regulaciones y metas nacionales ambiciosas que respalden la transformación hacia una economía favorable para la naturaleza. Sin embargo, solo el 44% de los países han actualizado sus Estrategias Nacionales de Biodiversidad y Planes de Acción (ENBPA), lo que sugiere la necesidad de un esfuerzo significativo en la COP16 para alinear políticas y metas nacionales con los objetivos globales.
El sector privado también ha avanzado. Grandes corporaciones han desarrollado estrategias específicas para mitigar su impacto en el medio ambiente, señalando un camino hacia una operación empresarial consciente de la naturaleza. Pero estos esfuerzos aislados aún no son la norma, y la falta de inversión suficiente sigue siendo un desafío. Business for Nature estima que mientras las corporaciones destinan anualmente 35 mil millones de dólares para restauración de naturaleza, otros 5 billones de dólares continúan dañando directamente los ecosistemas.
Colaboración e integración: los próximos pasos
La COP16 busca entonces que tanto las corporaciones como los gobiernos trabajen en conjunto para:
- Integrar la naturaleza en decisiones estratégicas y operativas.
- Abogar por políticas gubernamentales más audaces y efectivas.
- Participar activamente en foros de discusión durante la COP16, demostrando el compromiso empresarial.
- Colaborar entre sectores y con comunidades locales, incluyendo a pueblos indígenas y jóvenes, para enriquecer las estrategias de conservación.