Un equipo de investigadores ha identificado a un diminuto pez nativo de Sudamérica como un sensor eficaz para detectar hidrocarburos en fuentes de agua. La especie es Cnesterodon decemmaculatus, más conocida como ‘madrecita de agua’ o ‘pececito de los arroyos’ y es abundante en ríos de Argentina, Uruguay, Paraguay y el sur de Brasil.
Así como el hígado es el encargado de filtrar ciertas toxinas en el cuerpo humano, este pez cuenta con unas enzimas que se activan con la presencia de hidrocarburos en el agua. Los investigadores, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), dirigidos por Gabriela Rabuffetti, proponen a este pez como un biomarcador efectivo en un estudio publicado en la revista científica Science of the Total Environment.
Un pez de Sudamérica para detectar hidrocarburos
El equipo de investigadores observó que la madrecita de agua presenta una elevada actividad de la enzima EROD (etoxiresorufina-O-deetilasa) cuando está expuesta a hidrocarburos. Esta enzima, que se haya en los tejidos de los peces, es un indicador biológico de estos contaminantes.
Pedro Carriquiriborde, coautor del estudio, explicó, en un comunicado del Conicet, que la actividad de EROD fue analizada en peces adultos y juveniles, tanto en laboratorio como en su ambiente natural. En los ensayos, se observó que los niveles de la enzima incrementaban considerablemente en el hígado, las branquias y el músculo de los peces expuestos a estos compuestos tóxicos.
Asimismo, se ha identificado que las hembras presentan una respuesta más pronunciada. “De todos los individuos, las hembras son las que muestran niveles más elevados, pero tiene que ver con que es más grande de tamaño”, comentó Rabuffetti, para el mencionado artículo.
El pez, que es vivíparo, también mostró un efecto preocupante: la transferencia de contaminantes de la madre a los embriones. Esto convierte a la madrecita de agua en un modelo eficaz para estudiar la transmisión de contaminantes entre generaciones. Además, los peces expuestos crónicamente a hidrocarburos no desarrollaron resistencia a la enzima, lo que significa que EROD se mantiene activa mientras continúe la exposición a los compuestos.
El uso de la madrecita de agua como biomarcador tiene un gran potencial en el monitoreo ambiental. Hasta la fecha, la actividad de la enzima EROD se había utilizado en otros países como indicador de contaminación por hidrocarburos en animales, pero este es el primer estudio que valida su efectividad en una especie nativa de Sudamérica.
Gabriela Rabuffetti destaca que la enzima EROD puede detectar la presencia de hidrocarburos antes de que los efectos en los organismos sean irreversibles. Este tipo de biomarcadores complementa las mediciones químicas tradicionales, que detectan los contaminantes en el agua, pero no ofrecen información sobre los efectos biológicos en los seres vivos.
El estudio reveló que los peces que habitan en las aguas contaminadas alrededor del Polo Petroquímico de La Plata mostraron niveles elevados de EROD en comparación con los que viven en ambientes más limpios, como el arroyo Espinillo, un lugar mejor conservado a nivel ambiental. Esto confirma que la madrecita de agua puede actuar como una especie centinela, facilitando el monitoreo de cuerpos de agua contaminados con hidrocarburos.