Impacto económico y ambiental. La congestión vehicular le cuesta a nuestra capital aproximadamente S/2 mil millones en productividad cada año, según un estudio del IPE.

Por Stakeholders

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La congestión vehicular en Lima se ha convertido en un desafío cada vez más apremiante, con repercusiones significativas en la economía, la salud pública y el medio ambiente de la ciudad.

Según un estudio reciente de TomTom Traffic, en 2023, Lima se posicionó como la segunda capital con mayor congestión vehicular a nivel mundial, justo después de Mumbai, India. Esta estadística revela que un conductor que recorre 10 kilómetros en hora punta puede perder hasta 68 horas al año en el tráfico, lo que equivale a casi tres días adicionales de espera en las congestionadas calles de la ciudad.

El impacto económico de esta congestión no puede pasarse por alto. Un estudio del Instituto Peruano de Economía (IPE) estima que el tráfico le cuesta a Lima aproximadamente S/2 mil millones en productividad cada año. Este costo se deriva del tiempo valioso que las personas pierden mientras están atrapadas en el tráfico, tiempo que podrían haber dedicado a actividades laborales, educativas o recreativas.

El problema se agrava durante las horas pico, especialmente a las 6:00 p.m., cuando el tiempo de viaje puede aumentar hasta un 20% en comparación con otras ciudades de Sudamérica.

Además del impacto económico, la congestión vehicular tiene serias implicaciones para el medio ambiente. Las zonas más afectadas por el tráfico, como San Juan de Lurigancho y Ate, experimentan niveles preocupantes de contaminación del aire, que superan los límites internacionales establecidos para la calidad del aire.

La falta de un sistema de transporte público integrado y eficiente es uno de los principales factores que contribuyen a este problema. A pesar de la existencia de sistemas como la Línea 1 del Metro de Lima, el Metropolitano y los corredores complementarios, estos no logran satisfacer la demanda de transporte de la ciudad. Según el IPE, solo el 7% de los viajes diarios se realiza en transporte público masivo, mientras que el 41% restante se lleva a cabo en medios convencionales como buses, combis y colectivos.

Para abordar esta problemática, se requiere una acción decidida. Esto implica la implementación de un sistema de transporte público integrado y eficiente, así como una mejor planificación y gestión de proyectos viales. Sin embargo, los retrasos en proyectos clave, como la Línea 2 del Metro de Lima, resaltan la necesidad de una mayor colaboración entre los sectores público y privado para impulsar la innovación en el transporte urbano.

El problema del tráfico en Lima es un reto complejo que exige soluciones urgentes. La implementación de medidas efectivas no solo reducirá la congestión vehicular, sino que también mejorará la calidad de vida de los ciudadanos y protegerá el medio ambiente para las generaciones futuras.







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