POR CARLOS HERMOZA HORNA – Oficial de Ética y Cumplimiento Latam en Grupo OHLA
Hoy en día es muy importante tener en consideración que no solamente debemos asegurarnos de ofrecer los mejores productos y servicios como empresa, sino también que detrás de estos, existan valores, principios y sobre todo integridad. Necesitamos aplicar esto para construir una mejor sociedad, generar confianza y seguridad en la relación con nuestros stakeholders, en la sociedad como tal y hacernos así más competitivos en el mercado en el que operamos.
Es una realidad también que, como empresas y personas, cada vez más nos encontramos en contra de los actos de corrupción, de los comportamientos antiéticos o de las conductas que busquen un beneficio personal por encima del grupo. Se han preguntado ¿qué tan proactivos estamos siendo para reforzar esto en la sociedad?
Debemos ser conscientes que la empresa es considerada un vehículo para cometer actos ilícitos, así como también para promover prácticas que no se ajusten a las políticas corporativas que permiten una adecuada y responsable gestión de la empresa; es aquí en donde el Compliance debe entrar acción, de la mano con ética, la integridad, el gobierno corporativo y la gestión de riesgos.
En los últimos años, el Perú está legislando en materia de fortalecimiento de medidas contra la corrupción, en materia de responsabilidad administrativa de las personas jurídicas y responsabilidad penal de sus integrantes. Nuestra legislación establece que las empresas son responsables administrativamente por la comisión de ciertos delitos (Corrupción a Funcionarios Públicos, Lavado de Activos, Terrorismo, Delitos Aduaneros, Delitos Tributarios, Fraude en la Administración de las Personas Jurídicas, Delitos contra el Patrimonio Cultural, entre otros), cuando estos han sido cometidos en su nombre o por cuenta de ellas y en su beneficio por sus socios, directores , administradores de hecho o de derecho, representantes legales o apoderados, entre otros. Además, esta responsabilidad y sanciones (multas, inhabilitaciones, suspensiones temporales o definitivas, cancelación de licencias, cláusulas de locales, disolución de la empresa, entre otras) alcanzan a las empresas que tengan la calidad de matrices, siempre que las personas naturales de sus filiales, sucursal o subsidiarias en el Perú, hayan actuado bajo sus órdenes, autorización o con su consentimiento.
“La posición de Oficial de Cumplimiento (Compliance Officer) ha tomado principal importancia en las organizaciones”.
Es vital que las empresas prevengan estos riesgos de comisión de delitos, mediante la implementación de un Programa de Cumplimiento (Compliance) como mecanismo de prevención, detección y reacción de riesgos para mejorar el Gobierno Corporativo de las empresas, con resultado directo en la implementación o mejora de la cultura de integridad empresarial que buscamos tener todos como empresa.
Este programa incluirá las políticas, normas, códigos, procedimientos, principios y lineamientos específicos de la organización, a fin de prevenir los riesgos de comisión de delitos que pudieran afectar a la empresa. Esto nos permitirá garantizar la continuidad y sostenibilidad del negocio, generar relaciones con terceros basadas en confianza y transparencia, así como proteger la reputación de la empresa.
Para que esto funcione, necesitamos principalmente el compromiso de quienes dirigen la empresa, como prerequisito para que todo Programa de Compliance sea efectivo y real. El Tone at the top o “tono en la parte superior” no es otra cosa que, el liderazgo y buen ejemplo de la dirección de una empresa, quienes desempeñan un papel fundamental en la implementación de la cultura de integridad en la organización. Por ello que la dirección de la empresa siempre debe tener un comportamiento ético, de otra manera el resto de colaboradores no interiorizarán el mensaje de Compliance y no cumplirán con las normas internas y externas de la empresa, y mucho menos tendrán algún compromiso con la prevención de riesgos y cultura de integridad.
Es así que, en la actualidad, la posición de Oficial de Cumplimiento (Compliance Officer) ha tomado principal importancia en las organizaciones. No solo se trata de contar con las herramientas necesarias para prevenir o gestionar riesgos propios de nuestra actividad como empresa, sino también necesitamos de un líder que mejore el nivel ético, de prevención y que promueva buenas prácticas corporativas en todos los integrantes de la empresa.
En este sentido, la posición de Compliance Officer es clave para cumplir con los objetivos de Compliance en las empresas, no solo porque gestionará adecuadamente el Programa de Cumplimiento, sino porque se asegurará que la empresa haga las cosas bien, con ética y responsabilidad, y se viva una verdadera cultura de integridad en todos los que la conforman.
Es preciso señalar que, el estándar ético de buenas prácticas corporativas cada vez es más alto en el mundo empresarial, en todos los países, tanto para los clientes, socios de negocios o proveedores. Lamentablemente, el índice de percepción de la corrupción en la región es muy alto, de modo que es un reto diario operar de manera ética y transparente.
Apostemos por el Compliance, entendiéndolo como una cultura corporativa, de integridad y transparencia que va más allá del cumplimiento de las normas, de las obligaciones legales o regulatorias de cualquier organización. Una verdadera cultura de integridad en la empresa asegurará que nuestros colaboradores tomen decisiones éticas y con respeto a la legalidad que les aplica.
El éxito de cualquier Programa de Cumplimiento dependerá del esfuerzo y compromiso que le pongamos todos nosotros.
Finalmente, como Compliance Officer regional, en lo personal, el principal reto siempre será no quedarnos en lo que dice la teoría, sino aplicarlo en la práctica y ver qué resultados positivos tenemos; asegurar que nuestro Compliance sea efectivo y real. Debemos sensibilizar a todos en la empresa y comunicar eficazmente para que el mensaje de cumplimiento sea recibido y comprendido por nuestros colaboradores, impacte en la vida de ellos y refleje el compromiso que tienen con la cultura de integridad de la organización.