Al menos 17 aerolíneas que operan en el continente fueron acusadas de hacer publicidad engañosa sobre el clima o ‘greenwashing’, la palabra con la que se refieren las prácticas aparentemente respetuosas con el medio ambiente que en realidad son solo estrategias de marketing. La denuncia fue presentada por la Organización Europea de Consumidores (BEUC, por sus siglas en inglés) y más de 20 de las asociaciones que forman parte de su red en diversos países ante la Comisión Europea y la red de autoridades de protección de los consumidores (CPC)
El comunicado resalta que las compañías aéreas realizan alegaciones de marketing vinculadas con el clima en las que piden a los consumidores que compensen o neutralicen las emisiones de CO2 de sus vuelos. «Consideramos que estas prácticas inducen a error y son engañosas para los consumidores de acuerdo con las normas de la Unión Europea (UE) sobre prácticas comerciales desleales (Directiva 2005/29/CE), y representan un lavado verde», ha explicado BEUC.
Asimismo, las organizaciones exigieron a las autoridades enviar una señal «clara y contundente» a las aerolíneas y a todo el sector de la aviación para «dejar de engañar a los consumidores con reclamos comerciales vinculados con el clima«. «Las aerolíneas deben ser transparentes respecto a que volar no es sostenible y no lo será en un futuro próximo», se lee en el comunicado.
Las 17 compañías denunciadas son Air Baltic, Air Dolomiti, Air France, Austrian, Brussels Airlines, Eurowings, Finnair, KLM, Lufthansa, Norwegian, Ryanair, SAS, SWISS, TAP, Volotea, Vueling y Wizz Air.
Prácticas desleales
Entre los ejemplos de «declaraciones engañosas», las asociaciones hablan de afirmaciones que sostienen que «el pago de créditos adicionales puede compensar o neutralizar las emisiones de CO2 de un vuelo». En su opinión, son «objetivamente engañosas», ya que «los beneficios climáticos de las actividades de compensación son muy inciertos».
Además, BEUC ha denunciado que las compañías aéreas engañan a los consumidores al «cobrarles más» bajo el supuesto de contribuir con el desarrollo de combustibles de aviación sostenibles (SAF), cuando aún no están listos para el mercado y la legislación de la UE recientemente adoptada establece objetivos muy bajos respecto a la proporción que deben representar en la mezcla de combustibles de las aeronaves.