Un corazón que estuvo 20 minutos sin latir pudo ser trasplantado a un hombre de 46 años. Esta intervención realizada, por primera vez, en el mundo significó un hito histórico. El hecho se dio en un hospital de la ciudad de Padua, en Italia.
Este logro da esperanzas en el futuro para la realización de intervenciones similares. ”Lo magnífico del caso fueron los tiempos de reactivación tan largos del músculo” cardíaco, comentaron los responsables de la cirugía.
“Hemos sido los primeros en el mundo en demostrar que un corazón que ha finalizado toda actividad eléctrica durante 20 minutos puede usarse para un trasplante de corazón”, dijo Gino Gerosa, director del Centro de Cirugía Cardiaca “Gallucci” de la Aou de Padua,
Lo que marcó la diferencia en la intervención fueron los tiempos, ya que el trasplante de corazón de un donante en paro cardíaco es un hecho desde hace tiempo, sin embargo, se autoriza sólo entre 3 y 5 minutos después de producirse un electrocardiograma plano.
En Italia para declarar la muerte cerebral, la ley exige esperar 20 minutos, detallaron los especialistas. “Durante mucho tiempo se pensó que no se podía hacer, pero nosotros creímos en ello y, apenas tuvimos la autorización del Centro Nacional de Trasplantes, lo logramos al primer intento”, explicó Gerosa.
El donante era un hombre que sufría de muerte cardíaca, con daño cerebral contextual e irreparable, por lo cual era imposible reanimarlo. Según el especialista, “este resultado extraordinario podría generar un aumento del 30% en el número de trasplantes en un período de tiempo relativamente corto”.
La operación se realizó a un hombre de 46 años con una cardiopatía, que ya había sido intervenido dos veces, una como paciente pediátrico, y llevaba dos años en lista de espera para un trasplante. “El paciente continúa en cuidados intensivos, pero la evolución es favorable, ya que el corazón funciona muy bien” afirmó Gerosa.
En la participaron unos 30 médicos, cirujanos cardíacos, anestesistas, técnicos de perfusión, enfermeras y asistentes sociales.
“El paciente trasplantado pesa 100 kilos, por lo que hallar un donante en estado de muerte cerebral es una tarea muy difícil. Por ese motivo llevaba dos años en lista de espera para un trasplante y su estado de salud se venía deteriorando. La buena noticia es que el donante era compatible, no sólo en cuanto al grupo sanguíneo, sino también en cuanto al peso del donante”, destacó el cirujano.