Lideresa cusqueña impulsa la preservación de más de 700 variedades de dicha especie milenaria en las alturas de Paucartambo, en el Cusco.
A casi tres mil metros sobre el nivel del mar y a poca distancia de la plaza de Paucartambo en el Cusco, se encuentra el hogar de Irma Rojas, incansable conservacionista de productos originarios como el aguaymanto, el café y las papas nativas. La tenaz lideresa lucha desde hace varios años por dar a conocer al mundo el maravilloso ecosistema de la Reserva de Biosfera del Manu, que cuida en alianza con diversas organizaciones y el apoyo del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp).
Desde su cálida morada en el valle del río Mapocho, Irma comenta que la tradición por conservar la papa nativa es una herencia familiar. “Siempre hemos vivido de la chacra, de la agricultura; y cuando era niña, vi a mi padre conservar las papas chauchas (Solanum Phureja), tanto la amarilla como la roja; Con el paso de los años, la tradición fue desapareciendo en el valle, ya sea por la llegada de otras especies foráneas o las familias que veían otros giros de negocio”, relata.
Irma recuerda que, ante la paulatina desaparición de dicha especie de papa, se embarcó en la dura tarea de revertir esa situación. “Uno de mis hijos es ingeniero agrónomo y mientras estudiaba en la universidad, conversando con él, nos dimos cuenta de que la única solución era impulsar a que más familias agricultoras se comprometan a conservar este tipo de productos. Por eso hicimos un inventario de las especies que teníamos y comenzamos esta tarea”, afirma.
Asimismo, comenta que su hijo salía durante varios meses a las 4 de la mañana, en moto, rumbo hacia Huancarani, Challabamba, Colquepata y otros pueblos de Paucartambo para conversar con las familias agricultoras antes del inicio de la faena agraria, comprometiéndolos y explicándoles la importancia de organizarse y estar unidos para conservar este valioso patrimonio de nuestra biodiversidad. “Nos reunimos cerca de 30 familias, formamos una asociación y en el transcurso de estos años hemos logrado conservar alrededor de 700 tipos de papas nativas”, resalta emocionada.
Esta acción despertó el interés del mundo científico. A los pocos meses de iniciada su cruzada -dice Irma- “empezaron a llegar al valle especialistas del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), del Centro Internacional de la Papa y científicos extranjeros, que vieron con asombro la variedad de papas que conservamos. Ellos nos motivaron a concursar en proyectos que impulsan la protección de nuestro legado y fue así que ganamos el premio de Turismo Emprende, que financia a los emprendedores”, acota.
Firme en su lucha conservacionista, añade que próximamente podrán implementar un museo y una biblioteca dedicada a la papa en Paucartambo.