La ISO ha señalado desde que inició en el año 2004 el proceso de formulación de la norma ISO 26000…
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La ISO ha señalado desde que inició en el año 2004 el proceso de formulación de la norma ISO 26000, que esta no será certificable. Si la certificación constituye uno de los fundamentos más relevantes de los estándares ISO como el 9000 y el 14000, por qué no permitirlo para el 26000?. ¿Podrá ser efectiva una norma que carezca de este atributo?, ¿qué tan útil será una norma sin los “dientes” de la certificación?
La razón más importante de esta decisión es ser consecuente con el objetivo mismo de la norma ISO 26000: ser una guía de responsabilidad social para toda clase de organizaciones. La norma está concebida para orientar a empresas, entidades del Estado, universidades, ONG's, trabajadores y hasta consumidores a un desempeño socialmente responsable, sin importar tamaño, giro, procedencia, interés o desinterés de lucro. Hacer la norma certificable concentraría la aplicación de la norma a las empresas.
En efecto, las certificaciones exigen rigurosas auditorias a los sistemas de gestión y estos son propios de organizaciones más desarrolladas que mayormente se encuentran en el ámbito empresarial, tal como ha ocurrido con las normas 9000 y 14000. De ser la ISO 26000 certificable, los que en mayor proporción irían tras ella serían las empresas. El resultado en poco tiempo sería previsible: la ISO 26000 se asociaría básicamente al mundo empresarial, perdiendo su carácter universal.
En efecto, las certificaciones exigen rigurosas auditorias a los sistemas de gestión y estos son propios de organizaciones más desarrolladas que mayormente se encuentran en el ámbito empresarial, tal como ha ocurrido con las normas 9000 y 14000. De ser la ISO 26000 certificable, los que en mayor proporción irían tras ella serían las empresas. El resultado en poco tiempo sería previsible: la ISO 26000 se asociaría básicamente al mundo empresarial, perdiendo su carácter universal.
En ese sentido, la ISO sostiene que la norma 26000 está pensada para millones de organizaciones y no para miles de empresas. Esta aseveración se alinea con la noción de que la responsabilidad es tarea de todos. Estando en juego la calidad de vida de miles de millones de seres humanos y la sostenibilidad ambiental del planeta los esfuerzos deben ser de todos. No puede haber sectores que se autoexcluyan de este compromiso. Sin certifcaciones que planteen obstáculos complejos, no hay excusa para no ser parte del esfuerzo. Y cada quien en su debida proporción.