La UNESCO ha reportado en un nuevo informe sobre la baja financiación que ha recibido el sector educativo en el mundo, situación que se ha visto complicada por la pandemia de COVID-19. En palabras de Audrey Azoulay, directora de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4, “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”, no va por buen camino.
Y es que se prevé un déficit global de financiación en el sector de aproximadamente 200 mil millones de dólares anuales. Resultado en el que ha tenido que ver mucho la crisis actual, la cual ha encontrado en los países más pobres a sus principales víctimas.
Según Azoulay, “a menos de un decenio del plazo fijado para el ODS 4, el mundo se enfrenta a una crisis de financiación de la educación que amenaza con agravarse aún más con la pandemia”.
Generaciones en riesgo
De acuerdo con lo calculado por la UNESCO, cerca de 509 mil millones de dólares anuales es el capital necesario para el financiamiento en el sector. Con el transcurrir de los años, los presupuestos anuales asignados han ido disminuyendo. Es decir, si en 2015 presentaban un déficit de 39 mil millones, a 2020 éste se calcula en 148 mil millones de dólares.
“Generaciones enteras están en riesgo, en particular los más vulnerables. Si bien la educación es claramente una víctima de la pandemia, también es la solución para la recuperación a largo plazo”, indicó la directora de la UNESCO.
En 2020 el cierre de escuelas ha complicado aún más la situación. Por ello, se ve distante seguir mejorando las normas de calidad en la educación y el logro del ODS 4, que es parte de la Agenda 2030 de la ONU, pues el ritmo de crecimiento de este déficit es de 30% y hace pensar que a fines de año se estará hablando de un faltante total de 200 mil millones de dólares.
Justamente este 8 de septiembre diversos ministros de Finanzas de las Naciones Unidas debatirán acerca del financiamiento indispensable para la recuperación ante la crisis de COVID-19. De este modo, la UNESCO ha hecho un llamado para que se le dé la dimensión debida a la educación y a la inversión que necesita, con un especial énfasis en los países de ingresos bajos y medio-bajos.
Acceso a los recursos
Por otro lado, en un escenario donde la educación remota se ha configurado como el principal medio para que millones de escolares no pierdan el año, hay quienes no han podido acceder a estos recursos debido a las inadecuadas condiciones que presentan en sus ingresos, según lo ha reconocido la directiva de este organismo.
“Las soluciones de enseñanza a distancia simplemente no son una opción para al menos 580 millones de estudiantes en países de ingresos bajos y medios”, sostuvo Azoulay.
Además, son diversos factores que deben preocupar a las autoridades y que amenazan aún más el acceso a una buena educación. Por ejemplo, inversiones adicionales como la requerida para asegurar servicios sanitarios y aulas con una extensión prevista para mantener el distanciamiento social, que son condiciones obligatorias para prevenir el contagio del nuevo coronavirus. Según la organización, entre cinco mil a 35 mil millones de dólares se requieren para cubrir estos aspectos.
Finalmente, desde la UNESCO han dado un mensaje a todos los países de ingresos bajos y medio bajos para evitar en lo mayor posible el recorte del presupuesto asignado al sector educativo. Por ello, han hecho hincapié en el porcentaje que reciben estos países de parte de los donantes, que es un 47% y que consideran que debe ser mayor.