Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), señaló que es necesario que, después del COVID-19, el mundo deba ocuparse de una recuperación “verde” en todos sus aspectos, para así no volver a enfrentar otra crisis de tal magnitud.
Para la representante del organismo, la pandemia puede significar un antes y un después en el uso de los recursos naturales que hacen los humanos, lo cual signifique a la vez un crecimiento económico sin descuidar la parte medioambiental.
“La actualidad desafía al modelo ortodoxo y necesitamos uno nuevo, centrado en la igualdad y la sostenibilidad, con un nuevo pacto social para avanzar hacia un mundo más democrático y participativo”, manifestó. En sus palabras, la coyuntura representa “una tormenta perfecta” en la medida de que ésta es una gran oportunidad.
Algunos estudiosos han indicado que no ha existido una gran recesión económica en el mundo desde la Gran Depresión de 1929, que tuvo como símbolo la caída de la Bolsa de Valores de Wall Street en Nueva York. En consecuencia, se prevé el retroceso de la economía en un 5,3% para este año 2020, una disminución del empleo (hasta 11, 6 millones de desempleados) y un aumento de la pobreza en los países de la región (cerca de 30 millones de nuevos pobres).
En ese sentido, la representante del CEPAL reflexionó en que “la historia de América Latina y el Caribe, previa a la actual pandemia, tampoco fue de crecimiento exitoso, y estuvo marcada por altos niveles de desigualdad y ausencia de cambio estructural progresivo”.
Mejorar distribución de riquezas
Por otro lado, Bárcena apuntó a mejorar las políticas de distribución de riquezas en los países de la región. “Debemos centrarnos en la desigualdad porque queremos evitar la cultura de los privilegios. La desigualdad conspira contra la resiliencia y la forma en que estamos enfrentando la pandemia. Deberíamos tratar sus causas estructurales”, subrayó.
También defendió que en varios países se esté otorgando un subsidio a los más necesitados, como es en el caso del Perú. Precisó que este debería darse durante seis meses con la cantidad de 140 dólares al mes para ayudar a gran parte de la población de América Latina y el Caribe.
Otro aspecto sobre el que se pronunció fue la sostenibilidad. Considera que ésta debe ser un pilar para el nuevo estilo de vida tras la crisis, mejorando y cambiando aquellos factores que iban en menoscabo no solo del ambiente, sino también de la economía y la sociedad.
“Muchos hablan de la nueva normalidad, pero nosotros no queremos volver a donde estábamos antes, queremos un futuro mejor. Creemos que el gran impulso para la sostenibilidad puede ser ese eje guía para una estrategia de salida sostenible de la crisis actual”, sostuvo.
No hay otra opción para Bárcena dada la envergadura del problema que denota, por ejemplo, el cambio climático. En esa línea, consideró que la sostenibilidad es el rumbo que debe seguir la humanidad para evitar entrar nuevamente en crisis globales, para lo cual deben reducirse los impactos medioambientales que, curiosamente, se han visto disminuidos en varios países tras el confinamiento.
“Si la recuperación económica post-COVID-19 presenta los mismos efectos ambientales que teníamos antes de la pandemia, evidenciaremos una profundización de las crisis climática e hídrica. Eso significaría salir de una crisis para entrar en otra de carácter aún más global, de impactos mucho más duraderos y perjudiciales”, manifestó.
Finalmente, fue enfática sobre la “normalidad” que muchos esperan que vuelva después que se encuentre una solución al problema del nuevo coronavirus. “El futuro que queremos no es una nueva normalidad. La normalidad pasó, ese mundo se acabó, necesitamos uno mejor”, concluyó.