- Existe una cantidad importante de peruanos que no cuentan con agua potable para lavarse las manos y evitar contagiarse del COVID – 19.
- Los hábitos de limpieza y la importancia del agua potable son fundamentales para contener la propagación del coronavirus.
- Es importante garantizar la seguridad hídrica y disminuir el riesgo hídrico en nuestro país.
Este 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua, esta es una fecha para concientizar a la población acerca de la crisis mundial del agua y saneamiento, especialmente las últimas semanas, en las que se ha podido observar la importancia de contar con agua potable para evitar la propagación del coronavirus, a través del frecuente lavado de manos.
El estrés hídrico en Lima es elevado; la mayor cantidad de agua que usamos se origina de fuentes superficiales provenientes de la sierra de Lima, sin embargo, hay mayor registro de actividad, población y uso, en el ámbito urbano de Lima. La problemática se encuentra, principalmente, en la distribución desigualitaria del agua. Según la Encuesta Nacional de Hogares 2018 (ENAHO) del INEI, más de 3.6 millones de peruanos no tienen acceso al agua potable. De este número, unas 342 mil personas viven en Lima y se abastecen, sobre todo, a través de camiones cisterna, lo cual implica un elevado costo a diferencia de los hogares que cuentan con este servicio.
Coronavirus y dengue
El país está atravesando un momento difícil con la llegada del coronavirus y el rebrote del dengue en varias partes de nuestro país, afectando la salud de miles de peruanos. Es importante saber que el coronavirus puede ingresar a nuestro organismo al inhalar gotitas que expulsa una persona enferma al hablar, toser o estornudar, también al hacer contacto con superficies como pasamanos, mesas, etc.
Debemos evitar tocarnos los ojos, la nariz y la boca, sin antes habernos lavado las manos. Es por este motivo que los hábitos de limpieza y la importancia del agua potable son fundamentales para contener la propagación del virus en la población ya que una de las recomendaciones más importantes del Ministerio de Salud, es lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, mínimo, durante 20 segundos.
Por otro lado, el uso de recipientes para almacenar agua, deben ser lavados, cepillados y tapados correctamente para evitar la generación de focos donde se pueda reproducir el aedes aegypti causando enfermedades como el dengue, zika y chikungunya. Así como cambiar el agua de los floreros cada tres días, cambiar el agua del bebedero de los animales diariamente y eliminar los objetos inservibles donde se puede acumular agua (latas, botellas plásticas, llantas en desuso, entre otros).
En ese sentido, Mariella Sánchez, Directora de Aquafondo, menciona que existen medidas para garantizar la seguridad hídrica en la ciudad y reducir el riesgo hídrico ante fenómenos naturales que se ven intensificados por el cambio climático. “Promover una cultura del agua es importante para generar conciencia social y participativa en la gestión de los recursos hídricos por cuencas, rehabilitando estructuras naturales, por ejemplo, considerando el desarrollo sostenible para la gestión eficiente, teniendo en cuenta los conocimientos tradicionales en un escenario de gobernanza hídrica en la comunidad y con una mirada de gestión integral”.
La rehabilitación de estructuras ancestrales como las amunas, podría aumentar el agua disponible en la época seca de Lima (may-nov) hasta en un 33% los primeros meses (ene –abr), y hasta en un 7.5% para los meses restantes, según un estudio publicado en Nature Sustentainanility. Esto ayudaría a equilibrar la demanda de agua de la población, siempre y cuando exista una buena política de distribución para el acceso al agua potable.
A fin de corroborar esta información, Aquafondo evaluó una de estas estructuras, denominada Amuna Saywapata en San Pedro de Casta (Huarochiri, Lima), a través del estudio de monitoreo hidrológico, analizando el comportamiento del agua y los factores que intervienen para que finalmente se pueda demostrar la eficiencia de este tipo de estructuras.
Este estudio muestra que los caudales de infiltración alcanzan un total de 88.7 l/s/ en un kilómetro de amuna, lo cual implica una recarga potencial de 225,800.00 m3 de agua en época de lluvia.